Las elecciones en tiempos del abstencionismo y del “No pasa nada”
Por: Vicente Hernández
“La abstención es la renuncia a ejercer vuestro derecho a votar; como consecuencia no tienes la calidad moral para reclamar que se aprobó o rechazó o a quien eligen.»
«Luis Gabriel Carrillo Navas»
Aunque estoy de acuerdo con lo que afirmaba Aristóteles, que los seres humanos somos animales políticos dotados de razón, siento que por estar atravesando tiempos cada día más violentos, casi nos olvidamos de la política y de los políticos para centrarnos en la nota roja, pero debemos reflexionar que en cada período electoral, un número considerable de mexicanos nos enfrentamos a una disyuntiva: votar o no votar, y esta indecisión no tiene mucho que ver no con las preferencias partidistas, sino más bien con la falta de credibilidad de lo que prometen sus candidatos
Nos prometen acabar con la corrupción, con la inseguridad, con la impunidad, con los malos gobernantes, con la educación deficiente, con los malos tratos en el sector salud, con el narcotráfico, con el nepotismo, y con algunas otras malas prácticas que se han enquistado en el sistema de los tres niveles de gobierno.
Además de todo lo anterior, y de acuerdo a un estudio sobre el abstencionismo, las razones que los mexicanos arguyen para no ir a votar son: el descontento con los partidos políticos, la desconfianza del proceso electoral, porque no les importa la votación, porque (dicen) no sirve de nada votar, por la inseguridad y por el mal gobierno, y si tomamos en cuenta al INE, tenemos que el nivel de abstencionismo electoral en México es muy elevado, y puede llegar al 50% del padrón electoral, es decir, que tan solo la mitad de los mexicanos que contamos con credencial para votar, saldremos este dos de junio para ejercer nuestro derecho ciudadano.
Aunque tanto los partidos políticos, así como el mencionado Instituto Electoral, tienen la esperanza que la participación supere al abstencionismo, y este se dé, arriba del 60% de sufragios emitidos, y con esa finalidad se suscribió un acuerdo de colaboración con el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), con la idea de implementar de manera conjunta una serie de acciones para revertir el abstencionismo, que es el real enemigo a vencer, para que privilegie la democracia tan necesaria en estos últimos años, por tal motivo se creara conciencia a través de labores que permitan promover el voto ciudadano, libre y razonado, estas dos instituciones fomentarán la cultura político-democrática del país, así como el apoyo interinstitucional en cada una de las etapas de los procesos electorales.
El abstencionismo tiene una connotación que resulta ser muy amplia y difícil de concretar, o de entender, aunque algunos analistas expresan que las elecciones de este 2024 serán mas violentas que las de 2018, por diversos factores, siendo su causa principal, porque el actual gobierno ha tenido dificultad para controlar los homicidios, desapariciones y actos de extorsión que arrasan al país, y esto ha empoderado a los grupos del crimen organizado en diversos estados de la república, e incluso en la misma Cdmx, atreviéndose a asesinar candidatos que no eran de su agrado, porque sintieron amenazados sus feudos criminales, y al mismo tiempo para sembrar el miedo, y que la gente no salga a votar, para que así sean más vulnerables, demostrándole al gobierno quien es el que manda, y así poder tomar el control absoluto del territorio.
Ahora bien, mi pregunta es: ¿de dónde surge esa responsabilidad moral de participación política que tiene todo ciudadano mexicano como parte de una nación? Pienso que surge de un derecho (prerrogativa) y no como una obligación cívica, derecho dado constitucionalmente a todos los ciudadanos mexicanos, aunque el Articulo 35 de nuestra constitución, solo habla del derecho a votar y ser votado, pero no de tener la obligación de hacerlo, tampoco habla de cancelarle su credencial de elector si no sufraga, o tener que pagar una multa si no lo hiciera, y es por esa hendidura constitucional que se cuelan las personas que profesan una muy importante secta o religión, en la cual prohíbe a sus congregados las transfusiones de sangre, y el ir a votar por algún candidato, en el entendido que Dios esta por encima de cualquier gobernante terrenal, manifestándolo de esta manera: “Sin importar dónde vivamos, respetamos y obedecemos las leyes del país, pero nos mantenemos neutrales en asuntos políticos. Así cumplimos con el mandato que Jesús dio a los cristianos cuando les dijo: “Ustedes no son parte del mundo”. De ahí que no participemos en la política ni apoyemos las guerras (Juan 15:19; 17:16).
Está claro que, en ese aspecto, la Constitución es muy clara en su Articulo 24 que dice: Toda persona tiene derecho a la libertad de convicciones éticas, de conciencia y de religión, y a tener o adoptar, en su caso, la de su agrado. Pero este Articulo tampoco habla de obligación alguna de emitir a cambio el voto ciudadano, entonces empezando con los que profesan esa religión, quienes rebasan fácilmente los 800.000 miembros en México, aumentan el índice de abstencionismo tan perjudicial para cualquier tipo de elección.
Puede que estas razones sean válidas o no, (aunque existen algunos otros factores) pero lo que si queda muy claro, es que las elecciones del 2 de junio del 2024, serán las más importantes desde las realizadas en 1910, en las que fuera reelecto Porfirio Díaz, provocando el inicio de la Revolución Mexicana, la cual culmino con el triunfo de Francisco I. Madero como el primer presidente de México elegido democráticamente, en tiempos en que si pasaban las cosas, y no en nuestro tiempo, en el que la gente es feliz, feliz, feliz, y según repite el presidente López Obrador y sus cajas de resonancia, en México “No pasa nada”.