La Comuna
Los aliados tóxicos de #esClaudia, en
Tamaulipas
José Ángel Solorio Martínez
El ex gobernador priista, Eugenio Hernández Flores, candidato a senador por Tamaulipas del Partido Verde, es un pasivo para cualquier aliado. No suma, resta; no convoca, dispersa; no aporta votos, quita votos; en concreto: no ayuda y sí estorba.
La prueba fehaciente de su toxicidad política, quedó de manifiesta en el debate presidencial: la aspirante Xóchitl Gálvez, utilizó la foto del victorense, para ilustrar la cercanía de #esClaudia con personas de discutible trayectoria política y moral.
Casi paso por boba, la acción de la ahijada del señor X. Sólo los muy enterados, percibieron el intento zape de la prianista a la morenista.
Le faltó colmillo a la doña Xóchitl. De haber pronunciado el nombre del ex Ejecutivo estatal y el juicio de extradición que se le sigue, habría puesto en aprietos a la doctora. No fue así, por la falta de picardía de la panista y de su equipo asesor.
Hernández Flores, colaboraría positivamente –si quisiera– a la campaña de Sheinbaum, calladito y en la sombra –que es, donde les gustaría a los gringos ponerlo–. Entre más lejos se le vea de la ex jefa de gobierno de la CDMX, mejor para ella; y mejor para él, que está a un pelito de rana para que den, luz verde a su extradición para ser juzgado en USA por delitos como lavado de dinero, y otros por el mismo estilo.
Geño, está aprendiendo una lección en cabeza propia: no es lo mismo, hacer campañas políticas, con dinero público que con recursos privados. En el pasado, con una estructura económica y financiera muy a modo, todo era sencillo: miles de operadores y movilizadores pagados con billete a pasto; compra de espacios mediáticos sin límite; reuniones con invitados bajo estipendio –ahora el INE fiscaliza hasta las botellitas de agua que se consumen en los mítines de los candidatos, mantas, volantes y hasta los rollos de papel usados en los sanitarios portátiles–.
Ahora no es tan sencillo, entregar un resumen de gastos de campaña sin mancha, sin deficiencias contables.
Es decir: Eugenio y su cuadro de consejeros, están sintiendo la diferencia de aquellos tiempos dorados del PRI y las discretas y austeras campañas de MORENA.
No sólo Hernández Flores, lleva un descomunal tufo de sospecha; todo su equipo, trasuda suspicacia. Desde su ex jefe de Prensa –hoy desempeña esa misma responsabilidad–, Mario Ruiz Pachuca, de quien se puede decir sin agraviarlo que estuvo varios años encarcelado –venganza política, argumenta él– en la administración estatal de Egidio Torre Cantú.
Otro cuadro operativo que acompaña al ahora candidato Verde, es Ricardo Gamundi. Este individuo, propietario de una empresa encuestadora, fue pillado –con la misma engañifa aplicada a Marco Batarse; es decir: video y toda la cosa– hablando pestes del gobernador, Américo Villarreal Anaya. Y no se diga del dirigente del Partido Verde en Tamaulipas, Manuel Muñoz Cano, que su desmedida ambición, lo llevó a intentar un albazo y dar un golpe de estado al precandidato a la alcaldía de Victoria –Lalo Gattás–, levantándole la mano a Tico García apresuradamente.
Equipazo el de Geño.
Hay que resaltar el sospechosismo que despertó –el ahora encuestólogo y analista político–en la clase política regional, el día que inmolaron al candidato del PRI a la gubernatura, Rodolfo Torre Cantú.
Aún no olvidan los amigos de Rodolfo, la inexplicable acción de Gamundi: se bajó de la Suburban que trasladaba al doctor Torre Cantú de Victoria al aeropuerto, para encabezar el cierre de su campaña en Matamoros.
¿Por qué abandonó, al ex secretario de Salud?
¿Qué no enaltece, andar al lado de quien iba de puntero en los sondeos ciudadanos de a entidad, para ganar la gubernatura?
Debiéramos preguntarnos:
¿Esos sujetos de catadura tal, prestigian y ayudan a la candidata presidencial morenista, Claudia Sheinbaum?