Por:Mauricio Fernández Díaz
Ciudad Victoria.- A sabiendas de que la promoción electoral nada tiene que ver con la honestidad y la reputación, sino con agitar emociones, Acción Nacional afila navajas para abrir en canal a los gobiernos morenistas de Ciudad Victoria y Nuevo Laredo, ya que ambos han fracasado en temas fundamentales como la seguridad y la rendición de cuentas.
Y no es que Imelda Sanmiguel sea mejor o que pueda presumir su amistad con los Cabeza de Vaca, únicos que ven en ella vocación para el servicio público. Nadie confiaría en esa candidata si se basara en eso. Pero cuando explique la falta de estrategia contra la delincuencia en ambas ciudades, la política de “abrazos, no balazos”, y el gasto millonario de 2022 y sus bajos resultados, muchas personas le prestarán oídos o se sentirán comprendidas.
Para bien y para mal, señoras y señores, habrá elección extraordinaria de senador, y con ella mucha discusión y enfrentamiento. Esa es la parte negativa de la democracia mexicana, que evade comprometerse seriamente con la sociedad por armar circos y sainetes. Sin embargo, es positivo que los temas de gobierno se conviertan en asunto de todos, en asuntos públicos, que es la única manera en que los ciudadanos pueden incidir en las administraciones y su destino.
Ante esto, Juan Ramón Gómez Leal, de Morena, estará seriamente bajo reflectores, aunque más por morbosidad que por liderazgo. Deberá mostrarse implacable y demoledor contra el panismo que encabezó el esposo de su hermana, es decir, su cuñado, el exgobernador Francisco García Cabeza de Vaca. Si por un lado muchos creen en su lealtad al movimiento de López Obrador, otros lo ponen en duda y hasta esperan que lo ablande la familia. Hallará flaquezas a millares en el cabecismo y el PAN; solo será cuestión de que JR se decida a ir a fondo en ese debate.
Las preferencias electorales son claras: Morena encabeza las encuestas para ganar la elección del 19 de febrero de 2023. Por partido, no hay objeción, los tamaulipecos apoyan a la izquierda. Sin embargo, hay una distancia muy larga entre confiar en un instituto y en hacerlo por una persona, entre la marca y el candidato, y eso lo quiere aprovechar ahora Sanmiguel.
Y si de largas distancias hablamos, ninguna hay como el respaldo de los victorenses a Morena en 2021 y lo que piensan de Lalo Gattás Báez ya como alcalde. No se recuerda una sensación de estafa tan profunda de una ciudad hacia sus autoridades electas en menos de un año. Para comenzar, en imagen. Por más que se busque algo bueno de él, Lalo Gattás, en los hechos, es cerrado, impulsivo e inestable. Como candidato parecía poseer una idea clara del gobierno municipal, pero como alcalde es muy ignorante, y lo fastidian temas como el derecho y las obligaciones de los servidores públicos.
Imelda Sanmiguel solo necesita hacer un recuento muy general de los rezagos y pendientes de este alcalde para convencer a los electores de la capital. Si Morena tiene rostro en Ciudad Victoria, ese es Lalo Gattás, y eso le pesará electoralmente en contra al partido. Gattás Báez echó a perder en 10 meses el capital político de la izquierda en este municipio.
Un caso similar se presenta en Nuevo Laredo, el municipio con el presupuesto más alto de Tamaulipas, y del que solo alcanza a percibirse cierto trabajo de bacheo, resultado mísero para lo que representa esta ciudad. La transparencia, por paradójico que suene, es negrura y oscuridad en la presidencia de Carmen Lilia Canturosas, pues poco se sabe del destino de los recursos.
Carmen Lilia porta la credibilidad de Morena como alcaldesa de Nuevo Laredo, y la ha hecho añicos por su incapacidad de afrontar la inseguridad y esa creencia absurda de la 4T de tratar a sicarios y narcos como a Dimas y Gestas, porque “ellos también son humanos”. Lo son, pero perversos y sanguinarios. ¿Querría usted abrazarlos? En todo caso, hágalo con las víctimas.
Un año de gobiernos morenistas en Nuevo Laredo y Ciudad Victoria, de más decepciones que avances, calentará la campaña electoral que se verificará del 28 de diciembre al 15 de febrero de 2023. Imelda Sanmiguel solo puede soñar con la senaduría, pero si ganara en esos municipios o si lograra acercarse a Morena, habrá exhibido la debilidad de dichas plazas y le dará un poco de oxígeno a la coalición PAN-PRI. A final de cuentas, la elección ansiada es la de 2024.