Política

La Comuna

La declinación, de las narrativas del odio y el rencor

José Ángel Solorio Martínez

Es casi imperceptible.

Para algunos, la tensión entre la administración que se está yendo y la que está llegando, no ha desaparecido. Lo cierto, es que conforme se aproxima el 1 de octubre, el ambiente sigue atemperándose. La crispación entre las diferentes fuerzas políticas de Tamaulipas, está en declinación.

Y ese parece, será el signo de los próximos días.

¿Cómo explicar ese fenómeno?

¿Qué causas, están ayudando a dirimir los diferendos entre MORENA y el PAN –con sus respectivos aliados–?

1.- Los dictámenes de la autoridad electoral. Cada día que pasa, se caen las inconformidades del panismo y compañeros de viaje. Una de las quejas más consistentes, fue la presunta participación del crimen organizado en la elección; particularmente, en el municipio de Hidalgo y su periferia.

El juzgador, dictaminó que los quejosos, no pudieron mostrar pruebas documentales para calificar ese incidente.

Otros hechos, que el panismo consideró electoralmente ilegales, también se derrumbaron bajo similares argumentos de los magistrados tamaulipecos.

2.- Las incomodidades de los azules, han transcurrido por la vía institucional. Optaron por dejar en manos de las autoridades electorales, la calificación del proceso electoral. Y eso, se debe aplaudir a un partido que se convirtió en la segunda fuerza político-electoral en el estado.

Es decir: no apostaron a la ingobernabilidad para mover el resultado de los comicios. Para fortuna, del sistema político, las calles no fueron escenario de disputa pos-comicial.

La pelea pos-electoral, acaso tuvo su más álgida expresión en el Congreso local. Se dieron hasta con la cubeta el panismo, –con el PRI al lado– y el morenismo –con el MC como amigo coyuntural–; y de ahí no pasó.

Aún hoy, se siguen viendo polvos de aquellos lodos; hecho, que se percibe en vías de achicamiento.

3.- La narrativa de confrontación del Ejecutivo estatal, Francisco García Cabeza de Vaca, bajó de intensidad. En el nuevo escenario, esa postura le resultaba innecesaria e incómoda. Ahora, se le ve en la calle poniendo en marcha obras, alejado de la atmósfera pos-elección que parece, ya visualiza juzgada.

Esa circunstancia, ha sido fundamental para apaciguar los temperamentales ánimos. Esta calma, ha traspasado las membranas del Comité Directivo Estatal (CDE) del PAN y del Grupo Parlamentario azul en el Congreso local.

4.- La actitud prudente y respetuosa del gobernador electo, Américo Villarreal Anaya, para con la administración que se marcha. Se ha visto, el deslinde de la IV T con el gobernador dentro de un marco respetuoso e institucional. No ha utilizado, un discurso de odio contra las instituciones vigentes.

5.- El hostigamiento contra los alcaldes morenistas, de la Fiscalía tamaulipeca, ha bajado de potencia. Ya no es el evidente ambiente hostil, belicoso, que sufrieron Carmen Lilia Cantú Rosas, Makyito Peña Ortiz y Lalo Gattás. Estos servidores públicos, se mueven con mayores libertades; el alcalde reynosense, se traslada con normalidad desde Mission, Texas a Reynosa a gobernar; e igual Cantú Rosas: viaja con tranquilidad de Laredo, Texas, –donde reside– a Nuevo Laredo, a administrar la ciudad.

Luego de tantos tironeos y de estridencias narrativas de rencor, las aguas están llegando a niveles tranquilos.

De continuar, esas actitudes –del PAN y MORENA–, podríamos ver una transición el primero de octubre, pausada, civilizada.

El dos de octubre, otro gallo cantará.

Dará comienzo, otra etapa –la consolidación, la real– de la IV T en Tamaulipas.

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