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La presidenta y el tablero tamaulipeco



Sin Filtros;por Brenda Ramos

El calendario político de Tamaulipas se mueve este fin de semana con dos momentos clave. El sábado, el alcalde de Matamoros, Beto Granados, rinde su informe de gobierno. El domingo, la presidenta Claudia Sheinbaum estará en Ciudad Victoria para encabezar un ejercicio de rendición de cuentas. En medio de ambos, Morena estatal ordena la casa con un rompimiento abierto con el Verde, y Morena Nacionalcoloca a Olga Sosa en el centro de la operación territorial.

En Matamoros, Granados llega a su informe con el reto de mostrar conducción en una ciudad que nunca ha sido sencilla de gobernar. La frontera vive bajo la presión constante de la migración, el comercio y la seguridad. El alcalde ha optado por un estilo pragmático, sin estridencias, concentrado en dar estabilidad a la vida diaria de la ciudad con trabajo diario en campo. Ese estilo lo distingue: mientras otros buscan reflectores, él se dedica a la gestión. El informe de este sábado es la confirmación de que Matamoros tiene un gobierno joven, cercano y con capacidad para sostener equilibrios en un municipio decisivo. En la frontera, eso vale más que cualquier discurso.

El domingo, la atención se traslada a Victoria. Claudia Sheinbaum llega con números que explican por qué eligió a Tamaulipas como una de las primeras escalas de su gira nacional. Según Mitofsky, aquí su aprobación es de 79.4%, contra un promedio nacional de 71.4%. Desde octubre de 2024, el estado se ha mantenido por arriba de la media, convirtiéndose en un bastión de respaldo para la 4T. La presidenta no llega a defenderse, sino a mostrar que su proyecto tiene legitimidad en territorio.

El gobernador Américo Villarreal juega el papel de anfitrión. Su gestión se oxigena con la presencia presidencial y con la aprobación ciudadana que acompaña a Claudia. Américo ha optado por un estilo discreto, más de acuerdos que de choques, y en esa línea el espaldarazo de Sheinbaum es vital. La visita lo fortalece frente a adversarios internos y lo reafirma como un aliado confiable del proyecto federal.

El corte con el Verde completa el cuadro. Morena decidió no cargar con un partido que intentó adelantarse en candidaturas rumbo al 2027. El movimiento busca mandar un mensaje de disciplina interna y despejar el escenario para la presidenta. Claudia llega a Tamaulipas sin ruidos, sin socios incómodos y con un partido ordenado.

Y en medio de todo, aparece el movimiento más simbólico: Olga Sosa. Su reunión con Luisa María Alcalde en la Ciudad de México confirmó lo que ya se veía, es ella quien carga con la responsabilidad de organizar la estructura territorial en Tamaulipas. Senadora y presidenta del Consejo Estatal de Morena, acumula posiciones que hablan de confianza y de estrategia. En Morena, las encuestas entusiasman, pero son los comités los que definen las elecciones. Y Sosa es la encargada de dar forma a esa maquinaria. El simbolismo es claro, no cualquiera recibe ese tipo de encomiendas.

El fin de semana, entonces, se convierte en un mosaico de señales. En Matamoros, un alcalde joven como Granados se consolida como carta seria en la frontera. En Victoria, la presidenta muestra legitimidad y el gobernador refuerza su posición como aliado. En el plano partidista, la dirigencia manda un mensaje de disciplina al cortar con el Verde. Y en el tablero interno, Olga se perfila con una tarea que proyecta futuro. No son hechos aislados, juntos forman la arquitectura de la segunda etapa de la 4T en Tamaulipas.

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