La guerra por Bucareli empezó en Tamaulipas


Sin Filtros; por Brenda Ramos
La lucha más feroz dentro de Morena hoy no es ideológica ni programática. Es una guerra por el control de la Secretaría de Gobernación, el corazón operativo del poder político federal. Bucareli es el verdadero trofeo, y su inminente vacante —ante la posible salida de Rosa Icela Rodríguez rumbo a la búsqueda de la gubernatura de San Luis Potosí— encendió la mecha.
Adán Augusto López, debilitado por escándalos y sin el respaldo que tuvo en el pasado, intenta regresar al centro del juego. Para lograrlo, ejecuta una estrategia nacional de desestabilización regional selectiva, incendiar donde otros construyen, debilitar donde él ya no manda.
En Tamaulipas, el frente de batalla lo lideran Francisco García Cabeza de Vaca, con sus operadores mediáticos, y su cuñado, el senador José Ramón Gómez Leal (“el Jr.”), que sigue moviendo estructuras locales bajo la sombra del Partido Verde. Ambos son peones útiles para Adán, ejecutores de una narrativa tóxica diseñada en otra parte.
La táctica fue brutal, escoger a un empresario de Reynosa, inocente, con nombre y rostro, y vincularlo irresponsablemente con un extraditado del crimen organizado. Lo señalaron sin pruebas, solo por la coincidencia de un apellido.
El propio empresario lo negó con toda claridad:
“Yo a esa persona la desconozco absolutamente, no sé si exista. Mis respetos si fueron extraditados o no fueron extraditados. Niego rotunda y categóricamente que la conozco. No sé quiénes sean.”
Y explicó la necesidad de acudir a la autoridad estatal para defender su nombre:
“Me veo en la necesidad de hacer llegar un oficio dirigido al Secretario de Obras Públicas, el ingeniero Pedro Cepeda Anaya, aclarándole y deslindándome de este hecho que se me imputa, como absolutamente falso. (…) En lo personal, y lo reitero, me afecta tremendamente.”
Un daño real: moral, económico y de reputación. Lo convirtieron en carne de cañón de una guerra que no era la suya.
Porque el objetivo no era ni el gobernador Américo Villarreal ni este empresario inocente. El verdadero blanco era Omar García Harfuch, actual secretario de Seguridad y figura emergente con respaldo federal, operativo y social. Esta operación buscaba golpear sus alianzas territoriales, manchar su entorno y frenar su ascenso a Bucareli.
Adán, Cabeza de Vaca y el Jr. no tienen empacho en quemar a quien sea para regresar al tablero. No les importa arruinar vidas, ensuciar inocentes, embarrar gobiernos o destruir reputaciones. Lo importante es abrirse paso, cueste lo que cueste.
Sin embargo, el golpe se vino abajo en cuestión de horas, el empresario salió a dar la cara, con su nombre, con sus papeles y con su trayectoria limpia. Y con eso desarmó la mentira antes de que prendiera.
Al final, lo único que quedó expuesto fue el cinismo de una jugada desesperada en la guerra por Bucareli.