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Miguel Gómez Orta: un candidato marcado por el pasado

Sin Filtros; por Brenda Ramos

Hoy se cumple el sexto aniversario del asesinato de Luis Humberto Ortiz López, conocido como “El Shagui”, en Ciudad Madero, Tamaulipas. Este trágico evento, que dejó una familia en luto y una comunidad en alerta, también reveló una red de traiciones y conexiones turbias en la política local, con Miguel Gómez Orta señalado repetidamente como el traidor que entregó a su hombre de confianza.

«El Shagui», un agente de la Policía Ministerial, fue brutalmente ejecutado en un hecho que aún resuena por sus implicaciones. Las malas lenguas en el sur señalan que fue traicionado por su propio amigo, Miguel Gómez Orta, quien actualmente se presenta como el candidato del PRIAN en Altamira, respaldado por figuras tan controvertidas como Francisco García Cabeza de Vaca, cuyo pasado y presente político están marcados por acusaciones y fugas.

La traición de Gómez Orta hacia Ortiz López no es nueva en el mundo de la política, pues este ambiente está plagado de historias con disposición a sacrificar incluso a los más cercanos por ganar poder o mantenerse en él. Además, el historial de Gómez Orta, incluida una estancia en prisión por defraudar a la empresa Corona, no abona para nada a esta leyenda urbana en donde se le pinta como un traidor.

Gómez Orta sigue recorriendo Altamira en busca de votos, presentándose como la mejor opción para gobernar, sin embargo al escuchar sus propuestas no podemos dejar de pensar en su sucio pasado, en el que ha sido señalado por traicionar a quienes solo cometieron el error de confiar en él y lo pagaron con su vida, que ha estado en prisión por fraude, y que ahora intenta ganarse la confianza de una comunidad que merece mucho más.

Pero aún, su campaña está apoyada por figuras políticas cuestionadas, como los Cabeza de Vaca, conocidos más por sus escándalos que por su liderazgo. En un lugar como Tamaulipas, donde la gente ha visto demasiado dolor y decepción, las promesas de Gómez Orta suenan vacías. Es difícil olvidar el aniversario de la muerte de Luis Humberto Ortiz López, “El Shagui”, un recordatorio sombrío de hasta dónde pueden llegar las ambiciones desmedidas.

Hoy, los familiares de “El Shagui” no solo recuerdan a un hombre cuya vida fue cortada trágicamente, sino que también reflexionan sobre el tipo de liderazgo que desean para su futuro y como hubiera sido su vida si no se hubiera cruzado con Miguel en el camino.

El mismo hombre que ahora intenta gobernar Altamira, aún envuelto en sombras y susurros de traición, que no representa el cambio que la comunidad necesita. La ciudadanía no puede seguir eligiendo a políticos cuyos pasados oscuros pesan más que sus promesas vacías. Se necesitan líderes transparentes y dedicados, aquellos que no solo aspiren a ocupar un cargo, sino que se esfuercen por transformar positivamente la comunidad en cada acción que emprendan.

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