México: en la encrucijada de la ficción y la realidad
Por: Vicente Hernández
“En el mundo real nos ocurren cosas que se parecen a la ficción. Y si la ficción resulta real, entonces quizá debamos reconsiderar nuestra definición de realidad…”
«Paul Auster»
La ficción puede ser una herramienta muy poderosa para comprender la realidad de una manera más profunda, las historias ficticias pueden permitirnos explorar temas complejos y emocionales, como la muerte de la ecológia, el poder y la hambruna, en un contexto seguro y controlado, por lo que en este texto trato de exponer por qué debemos estar muy pendiente de la ficción, para poder entender, o prever, una realidad, y pongo de ejemplo dos películas: en la primera el destino ya nos alcanzó, y en la segunda, se pinta un panorama escalofriante, pero que de acuerdo a las circunstancias en las que se vive social y políticamente en México, podría ser caldo de cultivo para que lo que se plantea de manera ficticia, se pueda volver una realidad a no muy largo plazo.
En 1973, fue estrenada la película “Cuando el destino nos alcance” la cual es considerada una película de culto, y una de las más destacables de su género (ciencia ficción distopica) aunque en lo personal la calificaría como “futurista” ya que la trama se desarrolla en el año 2022, o sea, casi cincuenta años desde su estreno, y toca el tema que hoy día es una cruda realidad; la desmesurada industrialización del siglo XX que llevó al hacinamiento, la contaminación y al calentamiento global, debido al efecto invernadero causando un desastre ecológico en todo el planeta tierra, pero la realidad ya barrio a la ficción en este 2024, aunque si estoy de acuerdo con el adjetivo de “distopica” porque de acuerdo a su definición, las distopías a menudo se caracterizan por la deshumanización, por los gobiernos tiránicos, por las posguerras de conflictos de grandes dimensiones (como una guerra nuclear), los desastres ambientales, u otras características asociadas con un declive cataclísmico en la sociedad.
En esta película, la historia se desarrolla en una de las grandes ciudades de Estados Unidos, habitada por más de 40 millones de personas, físicamente separadas en una pequeña élite, que mantiene el control político y económico, con acceso a ciertos lujos como verduras y carne, y una mayoría hacinada en calles y edificios, donde malvive con agua en garrafas, y dos variedades de un producto comestible: Soylent rojo y Soylent amarillo, que son la única fuente de alimentación, pues la comida fresca es un privilegio reservado para los sectores dominantes, en México como en varias partes del mundo, el calentamiento global ha traído como consecuencia calores entre 35 y 55 grados en algunos estados, secando lagunas, esteros y ríos, y con la industrialización una considerable cantidad de agua que tienen de reserva las ciudades, se destina al enfriamiento de sus plantas, mientras que otra cantidad se va a las grandes empresas que elaboran refrescos y agua embotellada, en perjuicio de toda la ciudadanía, generando con esto descontento hacia sus gobiernos, que desencadenan marchas, plantones, cierre de carreteras y disturbios callejeros en dos palabras: un México caótico.
La segunda película “Nuevo Orden” (2020-distopica) nos pinta una realidad que pudiera estar muy cercana, si el modelo de gobierno adoctrinante que actualmente tenemos, continua en el próximo sexenio, esto al menos en ficción (por ahora) La trama de esta película se ubica en el año 2021, (que bien pudiera ser en el 2025 o 2026) donde la brecha entre clases sociales en México es cada vez más marcada, una boda de la alta sociedad se celebra, paralelamente a manifestaciones masivas de las clases populares alrededor del país, la boda es interrumpida por un grupo de alborotadores armados y violentos, que forman parte de un levantamiento aún mayor de los desfavorecidos, pero manipulados por la élite militar y gubernamental del país, y toman a los participantes como rehenes, ante este descontento generalizado, el ejército y gobierno mexicano utilizan el desorden provocado por los disturbios, para instaurar una dictadura militar en el país en la que, entre otras cosas, secuestra y saquea a la clase alta, y responsabiliza y reprime a la clase trabajadora, provocando adrede una mayor división entre la población, para así prolongar la dictadura, (les suena).
Por lo anterior escrito, no pretendo ser agorero del desastre, que anuncia o predice males o desgracias, ni tampoco pretendo ser matraquero de candidato o candidata alguna, pero que cerca estamos de que el destino nos alcance, y estemos supeditados a consumir lo que una empresa aliada al gobierno nos ofrezca como único alimento: el Soylent rojo y Soylent amarillo, o el nuevo producto alimenticio Soylent verde, basado en plancton, según la publicidad de la empresa, cuando en realidad los tres están elaborado con restos de cadáveres, porque la producción de productos del campo, y la carne de cerdo y res es ya está muy limitada.
Así como tampoco podemos saber que pasara más allá del dos de junio, si se instaura un gobierno que en amasiato con el ejército, y los grupos criminales, nos sometan a un régimen donde el gobierno tripartita decida quién puede tener luz y agua, y a quien darle tarjeta para que reciban su diaria ración de Soylent rojo y Soylent amarillo, pero eso solo ocurrirá si nos dejamos que “El destino nos alcance”.