Sin Filtros; por Brenda Ramos
La mala fama que se hizo Yahleel Abdala al abandonar las filas del PRI para arrojarse a los brazos del PAN, sigue cobrándole factura en Nuevo Laredo, pues los habitantes del municipio no confían en la mujer que prefirió traicionar al partido que le dio fama, poder y fortuna anteponiendo sus intereses personales y económicos sobre sus supuestos principios e ideales.
Y es que las casas encuestadoras más serias han dado a conocer las mediciones de las preferencias electorales en las que Abdalá aparece muy por debajo de la morenista Carmen Lilia Canturosas; Mitofsky, Electoralia, Massive Caller, Rubrum entre otras, coinciden en que Yahleel volverá a morder el polvo en Nuevo Laredo pues la reelección de Canturosas es inevitable.
Cada quien siembra lo que cosecha y en el caso de Yahleel, por más que persiguió y censuró a la prensa, a base de demandas por supuesta violencia de género para que pararan los señalamientos a su persona por traidora y otros rumores más de índole personal en cuanto a supuestas conductas nada apegadas a las buenas costumbres, no pudo evitar que el escarnio público mermara su imagen.
La verdad es que, con sus actos, ella misma se encargó de sepultar su carrera política, que ya se venía desquebrajando cuando Egidio Torre la impuso presidenta del PRI, en donde llegaba (nos cuentan quienes estuvieron presentes) siempre con mala cara, trato déspota y amargura que permeo hasta las bases del tricolor al que junto con sus antecesores se encargó de hundir.
Sería el 27 de diciembre del 2020 que tras 15 años de militancia en el partido que la llevó al poder, que al estilo Lily Téllez la entonces líder de la bancada del PRI en el congreso local anunciara su salida por la puerta de atrás para entregarse a los brazos del PAN y jurarles lealtad, amistad y cofradía a los hermanos Cabeza de Vaca.
Yahleel no quiso creer que esa traición la llevaría al cementerio político. Fue el tiempo el que se encargó de ponerla en su lugar, con una dosis de ubicatex que le dolió hasta los huesos a la neopanista, que soltó alaridos mediante audios de whatsapp que fueron circulados por su mismo “equipo” quejándose tras su derrota en 2021 frente a Canturosas en búsqueda de la presidencia municipal.
Pero la mujer no se quedaría con los brazos cruzados y buscaría cualquier oportunidad para la revancha. Por lo que menos de dos meses tras haber sido nombrada por el exgobernador Francisco García Cabeza de Vaca como la titular de Sebien Estatal, ordenó el despojo con exceso de fuerza de seis centros de Bienestar (Tamul).
El 01 de octubre, Yahleel recibió su nombramiento, la violación a la autonomía municipal al despojar con exceso de fuerza los centros ocurrió el 16 de diciembre del 2021, pero el gusto solo le duraría un par de meses, pues cuando en junio del 2022 el doctor Américo Villarreal Anaya ganó la gubernatura, la estructura panista-cabecista quedó sin fuerza y el 02 de febrero el 2023 los centros fueron regresados a la administración municipal para uso de los ciudadanos.
Así que, el camino de soberbia, ingratitud, traición, venganza y revanchismo por el que eligió transitar Abdalá, la están colocando muy lejos de ser la favorita para ocupar un puesto de elección popular en Nuevo Laredo, mucho menos la silla presidencial, pues si prefirió dejar a la ciudadanía sin sus talleres de los Tamul con tal de molestar al gobierno MORENISTA, es obvio que no ha aprendido la lección de no usar el poder, dinero y recursos para beneficio propio cuando debería ser al contrario pues dichos cargos son para servir al pueblo.
La mayoría de la Ciudadanía de Nuevo Laredo ya decidió que no desean que Yahleel encabece la próxima administración municipal, mucho menos ahora que sin congruencia o Sentido Común pediría el voto por la coalición que incluye al PRI, el partido que pisoteó, abandonó y traicionó.
Yahleel Abdala volverá a morder el polvo en Nuevo Laredo al contender contra Carmen Lilia y de eso no quedan dudas.
