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Makito prefiere a Gloria Trevi, que gobernar Reynosa en tiempos de crisis

Sin filtros; por Brenda Ramos

El pasado 26 de enero la comunidad de Reynosa sufrió una sacudida por el asesinato del abogado Martín Garza Pérez, de 57 años. El crimen, que se suma a una serie de actos violentos en la ciudad, ha resaltado preocupaciones sobre la seguridad y señalamientos en el liderazgo local del alcalde Carlos Peña quien durante ese día aparentemente eligió cantar a todo pulmón en el concierto de Gloria Trevi en USA el día del asesinato, en lugar de quedarse en Reynosa al pendiente de la ciudad.

En la política, como en la música, el tiempo y la armonía son esenciales. La ciudad de Reynosa, esa joya industrial de Tamaulipas, ha sido escenario de una discordante sinfonía, dirigida por la desafortunada batuta del alcalde Carlos Peña. En un solo día, la ciudad enfrentó la disonancia de la violencia con el asesinato del abogado Martín Garza Pérez y la lejanía de su líder, presuntamente absorto en la melodía de “Y todos me miran, me miran me miran” en el concierto de Gloria Trevi en Texas.

La política, señoras y señores, es percepción y la imagen de un alcalde, que debería ser el timonel en la tempestad, disfrutando de ritmos alegres mientras su ciudad llora a uno de los suyos, es una nota que desentona en cualquier partitura cívica. ¿Cómo es que el concierto de una noche se vuelve más atrayente que el concierto de gobernar? La pregunta resuena en los pasillos de la opinión pública y encuentra eco en los datos duros de Arias Consultores: un 62% de los reynosenses prefiere cambiar la melodía en la próxima elección.

Ahora bien, en el arte de la política, como en el arte de la guerra, no hay vacíos; hay estrategias y movimientos calculados. El silencio, la ausencia de respuesta de la directora de comunicación, Karla Luna cuando el día de hoy le preguntamos directamente si Carlos Peña era quien aparecía en la imagen a las afueras del concierto, no es más que una pausa estratégica, un interludio que precede a lo que Carlos Peña y su madre Maki Ortiz deciden tocar en su siguiente movimiento al haber sido descubiertos mostrado su indiferencia cuando Reynosa se encontraba en crisis. Pero cuidado, porque el público ya ha mostrado su rechazo a la reelección de Peña. El voto de castigo es una melodía conocida que podría resonar fuerte en las urnas.

¿Será acaso que la dirigencia de MORENA no escucha el clamor de sus votantes? ¿O será que esperan, en un acto de fe ciega, que la popularidad presidencial y el carisma de Sheinbaum sean suficientes para silenciar el descontento local? El 67.1% que apoyaría a la alianza política es un número que no se puede ignorar, pero tampoco se puede tocar de oído. El electorado reynosense ha demostrado ser crítico y selectivo, y no se deja encantar por una simple serenata de promesas.

En Reynosa, la partitura aún está por definirse y los ciudadanos esperan una composición que hable de seguridad, transparencia y liderazgo efectivo. El asesinato del abogado Garza Pérez no es solo un trágico acorde en la obra, sino un recordatorio de que la orquesta requiere de un director comprometido y presente. A esto, el asesinato se dio a conocer antes de mediodía, y el concierto fue en horas de la tarde noche, su aparente decisión fue darle goce al cuerpo que estar al pendiente de su ciudad en momentos de crisis.

Por ahora, el alcalde Peña parece más enfocado en afinar su imagen a la distancia cantando a todo pulmón las canciones de la reconocida cantante tan apreciada por la comunidad LGBT que en resolver la cacofonía en su municipio. Y en ese desfase entre la percepción y la realidad, entre el deber ser y el ser, se juega el futuro no solo de una candidatura, sino de una ciudad entera.

El telón aún no cae sobre este acto político, pero el público ya ha comenzado a murmurar su veredicto. Y en la política, como en la música, el público es el que al final decide si aplaude o abuchea.

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