Mauricio Fernández Díaz
Por Brenda Ramos
En la fría noche oscura, cuando el viento comenzó a hablar, Mauricio se alzaba, con su pluma lista para reportear. Fernández Díaz, valiente sin cesar, Desveló a los corruptos, con audacia sin parar.
«¡Ay! Mauricio», gritaban los de traje con afán, «En vida nos señalaste, con ese rigor sin igual. Mas ahora que estás en sombras, ¿no podrías descansar ya? ¡Es el Día de Muertos, y tu presencia nos quiere asustar!»
Sin embargo, Mauricio, con sonrisa en su faz, Respondió: «Desde el más allá, mi misión no se va a desvanecer jamás. Este 2 de noviembre, vengo a recordar y a vigilar, A jalarles las patas a quienes olvidaron la moral.»
La calaca divertida, a Mauricio abrazó, «Tu tenacidad y valentía, a todos nos maravilló. Aunque los malos tiemblen, hay quienes te quieren con pasión, Familia y amigos te extrañan, y en su corazón te llevan con emoción.»
Y en esa noche mágica, entre cempasúchil y copal, Familiares y amigos a Mauricio quisieron evocar. Con lágrimas y risas, su memoria vino a bailar, Porque en este Día de Muertos, con cariño lo queremos recordar.