Erasmo Manos de Tijera
Sin Filtros; por Brenda Ramos
La aprobación del Presupuesto de Egresos 2024, bajo la batuta del diputado Erasmo González Robledo, dejó un mal sabor de boca a todo el país, al conocerse que la comisión de presupuesto de la que él es el presidente, aprobó el recorte de 6 mil MDP a los municipios, sin embargo, en Tamaulipas, no nos sorprendió su decisión.
Desde que «Erasmo Manos de Tijera», pertenece a la izquierda mexicana por haberse infiltrado en MORENA, ha tratado de convencer de que comparte y aplica las ideologías de “primero los pobres” y “amor con amor se paga”.
También, ha intentado que aquella declaración sobre que AMLO era un peligro para México, que dio en su momento de mejor posicionamiento en el PRI, fuera olvidado, sin embargo, en su actuar, pareciera que pertenecer a la izquierda o una simpatía con el presidente, “no es lo suyo”.
Esto, luego de que durante el mandato del exgobernador prófugo de la justicia CDV, no aclarara públicamente que Francisco mentía al asegurar que a Tamaulipas la federación le debía dinero, por lo que en consecuencia fue el mismo mandatario nacional quien en una mañanera en la ciudad de Reynosa enfrentara al exgobernador preguntando si se le debía algo a Tamaulipas, obteniendo como respuesta del entonces mandatario estatal que no se debía nada, quedando expuesto a nivel nacional como mentiroso.
Pero la responsabilidad de esta aclaración, inicialmente recaía en el diputado y por partida doble, primero por ser tamaulipeco y pertenecer a MORENA y segundo, porque era el presidente de la comisión presupuestal, justamente la que se encarga de partir y repartir el dinero.
Esos y otros desatinos habían sido la trayectoria del diputado al frente de la comisión de presupuesto, desde la cual, ha olvidado a su estado y su gente, pues no hemos conocido desempeño en el que vele por los tamaulipecos, vaya ¡ni siquiera para sus representados en el distrito de Ciudad Madero!, en dónde vende sus verduras “como apoyo” a los más necesitados.
Pero estos señalamientos, serían nada comparados con la noticia que cayó como agua helada para los tamaulipecos, cuando para últimos de septiembre se dio a conocer, que los acueductos Pánuco y el de la segunda línea del Guadalupe Victoria no tenían presupuesto etiquetado para el ejercicio del 2024 y se tendrían que buscar los más de 41,000 millones de pesos a través de Hacienda, Conagua y parte del Estado.
Es por eso que no nos sorprendimos al saber de todos los recortes y rasuradas que se le darán al presupuesto de egresos 2024, en el que, por cierto, no se destinó un solo peso para la reconstrucción de Guerrero tras el paso del huracán Otis.
Con 32 votos a favor y 24 en contra la comisión aprobó el proyecto que contempla un gasto neto total de 9 billones 60 mil millones de pesos, lo que representa un incremento real de apenas el 4.12% comparado con 2023, con un recorte de más de 6mil millones de pesos, para los municipios del país.
En este golpe al tejido social y económico de los gobiernos locales, el mayor recorte será en las Aportaciones Federales para Entidades Federativas y Municipios por mil 492 millones de pesos y otro más, de 4 mil 807 millones de pesos en las Participaciones a Entidades Federativas y Municipios.
Este presupuesto, ahora sancionado por la voluntad legislativa, supone una disminución sustancial en las aportaciones federales y en las participaciones a entidades federativas y municipios, elementos vitales para el mantenimiento de la infraestructura básica y para la ejecución de proyectos que son esenciales para el bienestar ciudadano.
Con esto, la fama de «Erasmo Manos de Tijera» y su ausencia del amor al pueblo, ha trascendido al ojo público nacional, dejando tras de sí una serie de interrogantes sobre la mesa: ¿Cómo se equilibrarán las prioridades fiscales con las necesidades básicas de la población? ¿Qué estrategias adoptarán los municipios para sobrellevar estas restricciones presupuestales? Y más crucial aún, ¿cómo influirán estas decisiones en la confianza de la ciudadanía hacia sus representantes?
La pregunta más perturbadora, sin embargo, se cierne sobre el destino final de los recursos sustraídos del bien común: ¿En qué se convertirán esos millones que se han escurrido entre los dedos de las localidades necesitadas? Todo México estará a la expectativa pues temen que la máxima popular «el que parte y reparte, se lleva la mejor parte» adquiera una resonancia amarga y realista, en la que los miembros de la comisión de presupuesto se conviertan en los nuevos poderosos y millonarios de la política nacional.