Opinión con sentido

2 de octubre

MARCELA GÓMEZ ZALCE

Ciudad de México tiene una relevancia notable en el espectro nacional. Amalgama de diversidad, epicentro de acontecimientos políticos, sociales y económicos, la capital es termómetro nacional e internacional para análisis de prospectiva y como variable importante de varios espectros, entre ellos el de la sucesión. Hoy que se conmemoran los acontecimientos de 1968, hechos que marcaron un antes y un después en la vida integral de nuestro país, la capital es centro de manifestaciones y marchas en un ambiente volátil y adverso para las autoridades. En las últimas semanas, las calles citadinas han sido testigos de distintas protestas exhibiendo grupos de vándalos, perfectamente identificados, cuyas acciones de violencia han despertado la indignación, azoro y preocupación ciudadana. La impunidad encapuchada desafiando con éxito el monopolio del uso de la fuerza, el estado de derecho y la estrategia de un gobierno de izquierda —con memoria histórica de aquella represión estudiantil— cuya narrativa de tolerar el vandalismo por temor a ser etiquetado como traidor al criminalizar la protesta, encara y escribe hoy una página de su historia. En este contexto, donde priva la inseguridad y la violencia, llama la atención la utilización del concepto “cinturón de paz” para dar certidumbre en un escenario de incertidumbre en la marcha de este 2 de octubre. Hablar de paz implica un escenario de conflicto, de guerra. La paz es una necesidad imprescindible para México. Pero no es una paz cualquiera, sino una de carácter estructural que supere las secuelas producidas tanto por la violencia directa como por los efectos inherentes a otras formas de violencia encubiertas o indirectas. De manera que la ausencia de guerra o conflictos sea concomitante al goce efectivo de los derechos ciudadanos. Y esos pasan por la aplicación de la ley sin distingos ni frágiles justificaciones. Gobernar esta urbe implica contar con un gabinete eficaz para alcanzar negociaciones entre fuerzas políticas y organizaciones con propuestas, soluciones reales y duraderas de las causas que originan las diferencias y conflictos en escenarios de inestabilidad e ingobernabilidad. Hoy en el gobierno estos factores están ausentes. 

@GomezZalce

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