«El Chapulín Blanquiazul y su diputado suplente»
MÉXICO BRAVO
Por Alberto Ídem.
¿Quién es el «Juanito» tampiqueño? ¿y quién «el chapulín blanquiazul»? Resulta, señores, que es la misma persona. Y algo más: como lo hizo Héctor Villarreal en Altamira cuando Javier Gil Ortiz «largó» para siempre la presidencia municipal, antes de cumplir siquiera un año, para irse en pos de la diputación federal, o Mario Neri en Madero, cuando Esdras Romero Vega mandó a volar su curul en el Congreso Local con tal de buscar la alcaldía y, habiéndola logrado, abandonó enseguida ésta a fin de contender por el cargo de representante en la cámara baja, en Tampico Pedro Romero saldrá «al quite» del rey de los «chapulines» tampiqueños y se convertirá en legislador estatal, sin que por él haya votado absolutamente nadie, cuando el propietario de ese cargo de elección popular, de esa curul recién estrenada, la haga a un lado para irse por «otro hueso más grande», como ya lo ha hecho otras ¡cuatro veces! Sí, porque el principal personaje del que se habla esta vez en la columna ha tenido ya, en 3 años, ¡5 cargos públicos! Y por el único que ha sido electo él, sin ir trepado en uno de esos paquetes a los que políticamente llaman «fórmula» o «planilla», es el que ahora ostenta. Ah, pero como ya se anotó aquí mismo: los 4 trabajos que tuvo anteriormente como servidor público los abandonó, si importarle dejar la tarea inconclusa, con tal de perseguir su muy particular y personal conveniencia, su interés individual en un puesto mejor, aunque eso sí, dentro de la función pública y a cuenta del erario.
Pero, ¿quién es ese Chapulín? ¡no es Cri-Cri! ¡sí es «grillín»! ¿quién es, pues, ese señor? El buen Mon Marón. El diputado local por la zona norte de Tampico era, en el verano del año 2016, o sea: hace exactamente 3 años, regidor electo del ayuntamiento porteño, pero ese cargo ni siquiera se presentó a ocuparlo, dado que un día antes de que él lo asumiera ya había sido presentado, también en territorio tampiqueño, como nuevo titular del área de la juventud a nivel estatal por el mismo Francisco Javier García Cabeza de Vaca, en aquellas horas todavía gobernador electo. De modo que, dejando la regiduría en manos de su suplente, Mon Marón ocupó ese otro puesto público más elevado, pero de confianza, por algo así como año y medio cuando mucho, porque en la primavera del 2018 renunció a tal función en el gobierno del estado para lanzarse a la campaña del Partido Acción Nacional como suplente del candidato a senador, Ismael García Cabeza de Vaca. Año muy difícil para su instituto político: el partido MORENA, del actual presidente Andrés Manuel López Obrador (en toda la extensión de la palabra) no les dejó nada de lo que se jugaba en Tamaulipas, y lo que obtuvieron los panistas en el Senado de la República fue por vías de la representación proporcional. Los legisladores federales asumieron hace precisamente un año, y para el mes siguiente Mon Marón ya tenía otro trabajo, ahora a nivel municipal: el de delegado municipal de la zona norte. Los comicios de 2018, recordemos, fueron concurrentes, y por primera vez se juntaron las elecciones federales transexenales con por lo menos una elección local en territorio tamaulipeco: la de presidentes municipales. Fue así como Chucho Nader, el alcalde porteño, le dio empleo al joven político que para esas alturas llevaba ya una meteórica carrera de 4 cargos en el servicio público, aunque sin haber ocupado 2 de ellos. Llegó la primavera de 2019 y Mon lo volvió a hacer: hizo a un lado su responsabilidad como funcionario público para brincar otra vez a una candidatura, sólo que en esta ocasión como abanderado propietario a la diputación local, investidura que este mes Edmundo estrena.
Por corta que sea la trayectoria política de Marón, son ya 5 las posiciones que, aunque sea virtualmente, ha ocupado en el servicio público, y la estadística refiere, sin embargo, que jamás ha terminado la tarea: su responsabilidad y las funciones asignadas, ya sea por nombramiento o en una votación, las ha dejado siempre inconclusas. ¿Qué nos puede hacer pensar que esta vez sea distinto? Al contrario: una persona que ocupa la suplencia de otro de los nuevos legisladores estatales, también de tonalidad blanquiazul, le ha hecho saber al autor de MÉXICO BRAVO que la siguiente jugada dentro del panismo local, en Tampico, estará así: Pedro Romero, suplente de Mon Marón y recién electo dirigente del comité municipal del PAN, deja su cargo como Secretario de Protección Civil en el ayuntamiento porteño para, justamente, irse a ocupar el liderazgo de su partido (más chapulineo), pero ello sería por un relativo corto tiempo, ya que, para dentro de año y medio, a más tardar, tendría que asumir el cargo de diputado local por la zona norte de esta ciudad y puerto. ¿Y eso…? Porque ese es precisamente el tiempo que se estima estaría Marón en el Congreso del Estado, teniendo en cuenta que apenas llegar el 2021, año de las elecciones federales intermedias, el joven político de ascendencia árabe se separaría del cargo, mediante petición de licencia, para brincar otra vez a una candidatura para un «huesito» mayor: el de diputado federal. La fuente del columnista, como se ha dicho aquí, obtuvo también la diputación, sólo que en calidad de suplente, y es del mismo partido que Mon Marón, y de la misma región… de la misma ciudad, no hay que buscarle tanto. Con todo lo anteriormente expuesto, diga usted si no Mon se gana a cabalidad el título de Chapulín Blanquiazul, o lo que es lo mismo: el rey de todos los chapulines.