Migrantes prefieren regresar a su país
Ante el temor que han sembrado las autoridades de Estados Unidos, prefieren rechazar la audiencia y regresar a su país
Por Martha Martínez
El temor que sienten los migrantes no llegó solo, fue “sembrado” por las autoridades estadounidenses y por las condiciones en las que permanecen durante días en los centros de detención.
“Nos dijeron que aquí (en la frontera de México) está muy feo; tenemos miedo de lo que nos pueda pasar. Todos venimos con ese mismo pensamiento”, dijo Mario Rolando, de 31 años, originario de Guatemala.
Los trabajadores de intendencia que prestan servicio a la dependencia, hacen su agosto con los migrantes, al cobrarles desde 30 hasta 50 pesos por cargar la batería del celular durante una hora. Dedicando mayor tiempo a obtener ingresos extras, que realizar las labores para las que fueron contratados.
Los retornados llegan diariamente, el recinto federal luce sucio y con mal olor, pues no cuenta con las condiciones para retener por más de 24 horas a los migrantes, que en su mayoría llegan sin asearse durante más de cinco días.
Además, hay quienes llegan con algunos padecimientos, principalmente de enfermedades respiratorias y son notorios pues llegan con cubrebocas y una bolsa de medicamentos, además de los documentos.
“Vienen enfermos por estar tanto tiempo en los cuartos fríos, hasta los niños se enferman, todos. Por eso traen la boca tapada”, afirmó Elvia.
La mayoría de los migrantes son centroamericanos y ante el temor que han sembrado las autoridades de Estados Unidos, prefieren rechazar la audiencia y regresar a su país.
Muy pocos son aquellos que lucharán por conseguir la visa humanitaria, como José Antonio Ayala, originario de Honduras.
Él salió de su país en febrero, rumbo a Estados Unidos, donde se reuniría con su abuela y una tía, pero su sueño se frustró.
“Pues esperaré mi audiencia, me toca en octubre. De Monterrey me voy a Guadalajara ahí tengo familia, esperaré para irme con mi abuela a Houston”, expresó el joven de apenas 19 años.
Sus padres murieron, su mamá de cáncer y a su papá lo mataron, ahora su futuro depende de la decisión que tome el gobierno estadounidense, si le aprueban o rechazan el asilo.
Fuente: El Mañana de Nuevo Laredo