Andrea Becerril y Víctor Ballinas. «Parecen retrasados mentales», exclamó la senadora de Morena por Coahuila, Eva Eugenia Galaz, en referencia a los reporteros que cubrían una conferencia con el también senador Armando Guadiana.
El comentario lo soltó al terminar la participación de Guadiana, quien fue cuestionado por el presunto conflicto de interés en que incurrió al promover en la Comisión Federal de Electricidad (CFE) la compra de emergencia de 360 mil toneladas de carbón a productores de la región carbonífera de Coahuila, de donde es originario y propietario de minas de ese combustible.
Fue una conferencia accidentada, ya que el senador Guadiana tuvo que aclarar también por qué subió el miércoles pasado a su página electrónica, una foto con el director de la CFE, Manuel Bartlett, en la que da cuenta del acuerdo, para las compras anticipadas de carbón, que el funcionario desmintió.
A través de su página electrónica, Bartlett señaló que esa reunión nunca ocurrió. Ayer, Guadiana dijo que “fue un error” de su personal, porque la foto era de días anteriores y en el encuentro en que se acordaron las compras de carbón no estuvo el funcionario.
El senador Guadiana desmintió una y otra vez que se haya beneficiado con esa compra. Dijo que ninguna de sus empresas le va a facturar a la CFE y tampoco ningún familiar.
Pero evadió aclarar si una planta lavadora de carbón, de la que es propietario trabajará para los productores.
Se molestó mucho cuando se le preguntó si no debería renunciar a la presidencia de la Comisión de Energía, dadas las acusaciones de conflicto de interés y tráfico de influencias. “No. No. No voy a andar cumpliendo caprichos de nadie”
Tras su infortunado comentario, la legisladora publicó en sus redes sociales un mensaje ofreciendo disculpas tanto a peridistas como a personas con discapacidad.
En su publicación, Galaz Caletti reconoció la labor de los comunicadores y los medios de comunicación los cuales desempeñan una tarea difícil de cumplir.
Acá el mensaje de la legisladora publicado en sus redes sociales.
Fuente: La Jornada