HISTORIAS DEL PODER
RODOLFO SALAZAR GONZALEZ
La política es la actividad en donde más se cultiva la anécdota, la traición, la corrupción, el nepotismo, el amiguismo y los crímenes de Estado. Hablar de la historia de la política a lo largo de la humanidad es francamente meterse en un drama de los que brillantemente heredó para la posteridad Esquilo.
Por esa razón haremos un tratado light sobre las innumerables anécdotas que en política se han construido, por ejemplo: En la época de Adolfo Luis Cortinez, uno de los aspirantes a la presidencia que dejaría don Adolfo el viejo, era don Gilberto Flores Muñoz, quién había gobernado su estado en forma eficiente y brillante y había hecho un papel espléndido en la Secretaría de Agricultura, por lo que se consideraba mano en la sucesión presidencial. Adolfo Luis Cortínez dicen sus biógrafos imitaba mucho a Venustiano Carranza, era socarrón, no miraba de frente y cuando hablaba en serio estaba diciendo una broma y cuando hablaba en broma está diciendo la verdad. Como todo político profesional sabía fingir, mentir, engañar y hacer creer a sus colaboradores que él se moría en la raya por ellos cuando era precisamente don Adolfo Ruíz Cortinez quien les cortaba la cabeza.
Es así como don Gilberto Flores Muñoz al enterarse de que el ungido por la Revolución Mexicana para suceder a don Adolfo el Viejo era ni más ni menos que Adolfo López Mateos, Adolfo el joven. Como loco don Gilberto corrió a las oficinas del presidente Luis Cortínez para contarle lo que aparecía en los periódicos y en la radio. Y don Adolfo, fingiendo estar formalmente sorprendido por lo que le estaba pasando le dijo a don Gilberto Flores Muñoz: «Ni modo pollo, nos ganaron».
El mismo trato que le dio Ruíz Cortínez al pollo Flores Muñoz se lo dio a don Gonzalo N. Santos quien insistía en ser Secretario de Gobernación de Adolfo López Mateos, es entonces cuando don Adolfo el Viejo, cita al «Alazán Tostado» en sus oficinas presidenciales y le dice con profundo respeto «Mira, Gonzalo, tú eres un hombre valioso, por eso te quiero tener cerca, porque puedes ayudar mucho a la Revolución Mexicana, te quiero tener cerca, pollo, muy cerca del poder». Gonzalo N. Santos pensó que se había hecho ya el asunto de la Secretaría de Gobernación y le dice al presidente Ruíz Cortínez: «¿Y cuándo tomo las oficinas de Bucareli»? A lo que el presidente le contesta: -No, pollo, te quiero más cerca, te quiero como embajador de México en Guatemala. Naturalmente que González N. Santos no aceptó y le dijo hasta la despedida al presidente Ruíz Cortinez.
Aquí a niveles locales existen también personajes cuyo comportamiento son verdaderas cátedras de cómo construir una anécdota para la posteridad. Por ejemplo, ese político tampiqueño que asistía al principio de su carrera a los cines de la localidad y ordenaba a sus ayudantes que a la mitad de la función lo vocearan para que el pudiera salir en medio de toda la admiración de los que estaban reunidos en la sala de cine.
A este mismo funcionario se le adjudica algo que no es cierto como es el hecho de que cuando alguien le va a pedir una recomendación él inmediatamente toma el teléfono e hipotéticamente se comunica con la persona indicada y sostiene un diálogo imaginario e inexistente delante de quien solicite el favor porque antes de llamar el político de marras desenchufa el cable telefónico. Y digo que no es cierto, porque he logrado mediante investigaciones llegar a la conclusión de que el autor de esta estrategia de engañar a la gente hablando por un teléfono desconectado, la inventó y la practicó durante mucho tiempo el «Negro» Carlos Sansores quien fue presidente del PRI nacional y gobernador de Campeche.
Pero remontémonos un poco a la historia del imperio romano, Plutarco asegura en sus textos que maldoso y pernicioso como fue Nerón reunía en un salón a los miembros del senado que no estaban de acuerdo con su política, que previamente había invadido de flatulencias propias y de sus colaboradores cercanos, para que sus enemigos pasaran un mal rato. Algo cercano a nuestro tiempo es el hecho de que un ex gobernador desbarataba las concentraciones en su contra ordenándole a un político a quien apodaban el Chícharo a que distribuyera entre los opositores varios kilos de «picapica».
Con esto que le he contado pudiera decirse que ya no hay un espacio para el asombro en materia de conductas patológicas en la política nacional. Sin embargo, hace años leí en este importante periódico sendas felicitaciones de un congreso y un gobernador norteamericano que nombraban a un alcalde de la zona conurbada como el mejor de todos los tiempos. Poco después este político municipal se presentó en un canal de televisión y argumentó que no tenía la menor idea de por qué razón los políticos norteamericanos lo habían distinguido con tan elevadas preseas. Surrealismo puro. Kafka en Tampico, bueno este tipo de jugadas de pared ni al propio expresidente italiano Berlusconi se le hubiera ocurrido. No obstante me queda la impresión de que la ofensa de la inteligencia de más de un tampiqueño es agraviada con este tipo de comportamientos públicos.
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