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Desestabilizar la llegada de Américo, estrategias de Cabeza de Vaca

Por: Mauricio Fernández Díaz

Inicia PAN Tamaulipas lucha contra ´molinos de viento´ en tribunales

Ciudad Victoria.- Para los tamaulipecos, el de 5 de junio de 2022 representaba el momento de cambiar al titular del Poder Ejecutivo y tratar de rehacer su futuro como estado. Pero los acontecimientos han escalado a alturas impensadas y ahora se habla en los círculos de la política nacional del “caso Tamaulipas”. Al parecer, medio mundo está atento a los conflictos postelectorales que ha dejado el triunfo del doctor Américo Villarreal, candidato de Morena.

Infelizmente, el Partido Acción Nacional se niega a reconocer el resultado, y eso que acusaba a López Obrador de “reventar” los procesos al descalificar a los ganadores de comicios pasados. Bueno, ahora es el PAN quien pretende entorpecer el proceso electoral en Tamaulipas, y podemos ver tras el tema a opinadores, periodistas y líderes de la Ciudad de México incendiando el humor social con toda clase de teorías conspirativas.

Figuras destacadas del panismo como Javier Lozano, Santiago Creel, Roberto Gil Zuarth y el propio dirigente Marko Cortés han abandonado sus polémicas con el gobierno de López Obrador para centrarse en la elección de Tamaulipas. La alianza Va por México, a la que pertenece Acción Nacional, perdió también en Oaxaca, Quintana Roo e Hidalgo, pero ha puesto todo su interés en Tamaulipas.

Por su actividad aduanal y su industria energética, Tamaulipas es un estado estratégico en la economía nacional. Pero en el terreno electoral, si medimos su aportación de votos en elecciones presidenciales o del Congreso de la Unión, su importancia no es tan relevante. Y, en cambio, los estados del sur, aunque más pobres, tiene un papel esencial en este rubro.

¿Por qué el PAN arma tanto jaleo cuando debió preocuparse de plazas con mayor influencia electoral? Por Francisco García Cabeza de Vaca. ¿Por qué más? Tienen, al parecer, intereses personales con el reynosense, incluso muchos sostienen que negocios (se cita reiteradamente a Gil Zuarth y a varios chilangos enviados por Marko a cobrar a Tamaulipas), y a eso se debe la acción orquestada para envenenar el ambiente estatal. De agenda social, transparencia y combate a la corrupción, nada; no les importa o cierran los ojos pues esas son las acusaciones, justamente, contra Cabeza de Vaca.

El panismo nacional se ha unido en un solo propósito: anular la elección de Tamaulipas y convocar a nuevos comicios. Para ello, ha preparado una batería de ataque con otros personajes del centro del país.

El más notorio de ellos es el exconsejero electoral del IFE Marco Antonio Baños, quién ha aceptado dirigir la estrategia para impugnar la victoria de Américo Villarreal el pasado 5 de junio.

El argumento principal para cancelar la elección es tan conocido como sensacional: la intervención del crimen organizado el día de la votación.

Esas historias han corrido siempre alrededor de la elecciones en México, y en varios estados se han documentado actos con todas las características de los grupos criminales. Pero de ahí a que algún tribunal califique eso y anule el resultado, nadie ha dado ese paso.

Es poco prometedora la estrategia del PAN y su afamado asesor cuando, de acuerdo con cables informativos, el 65 por ciento de las pruebas presentadas sobre esa intervención son recortes periodísticos. Esas no son pruebas ni aquí ni en un jardín de niños.

Quizás es necesario preguntarnos si el PAN y Francisco García Cabeza de Vaca no tienen otra finalidad: desestabilizar la llegada de Américo Villarreal, alentar la desconfianza hacia su gobierno y Morena, generar un clima de confrontación y divisionismo en los tamaulipecos. La ganancia sería distinta, fuera del poder, pero con un adversario políticamente debilitado.

De hecho, esa ha sido la tarea emprendida por el líder nacional panista, Marko Cortés, en su vano intento de fortalecer a Acción Nacional y desgastar a la Cuarta Transformación. Ha fracasado deshonrosamente en ello hasta el punto de perder dos estados que antes gobernaba, Quintana Roo y Tamaulipas.

Pero el panismo está en declive en todo el país. Antes de 2018, ejercía el poder en 12 estados de la república; después de los comicios de 2022, solo tiene cuatro de manera independiente, y dos en alianza con el PRI y el PRD.

Si esa el la “fuerza” panista que amenaza la victoria de Américo Villarreal, el doctor no tiene de qué preocuparse. Es más trueno que rayo. Le faltan cerebros, talentos, personas de genio político. Y del PAN Tamaulipas, mejor ni hablemos.

Consecuencia natural de esos fracasos son los reclamos de la militancia para que renuncie Marko Cortés. Silenciosamente, en Tamaulipas piden lo mismo, pero ya no será necesario insistir porque en octubre vence la presidencia de Luis Cantú, alias el “Cachorro”.

Aunque Acción Nacional no pueda demostrar la intervención del crimen organizado en la elección estatal, no cejará en su campaña de odio, violencia y fango contra el doctor. Circularán nuevas historias de supuesta corrupción y quizás hasta nuevas grabaciones telefónicas. Buscará, al menos, salir triunfador de esa lucha.

Y saldrá triunfador, es cierto, pero con molinos de viento.

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