Alonso Lujambio
Reinterpretar la historia y cambiar la narrativa que explica la esencia, los valores, los héroes y los anhelos de un pueblo, debe ser parte de las tareas de un grupo que llega al poder, que asume el mando, que sustituye a los desplazados por la fuerza de las armas o por la contundencia de los votos.
Ese nuevo enfoque de la historia, con la necesaria jubilación de algunos héroes y el encumbramiento de otros, debe ser una tarea sistemática, consciente, pensada, precedida de una reflexión para desacreditar o dejar en el olvido a los “iconos” del pasado, como ocurrió en el caso de Porfirio Díaz, relegado al olvido por los políticos revolucionarios, y actualmente en proceso de reivindicación por los políticos de “derechas”, que no solo están en el PRI y el PAN.
Si el grupo de panistas que desplazaron a los priistas en el mando del gobierno estatal de Tamaulipas ofrecieran realmente una alternativa, algo diferente, otro modo de organizarse y de gobernar, otra propuesta de arreglo social, ya se hubieran aplicado en esto de “vender” otro discurso, proponer otra narrativa, plantear otros valores y ponderar o “crear” otros héroes.
En ese sentido de “encumbrar” otros héroes, de crear otros mitos y reinterpretaciones del pasado, es frecuente que se asignen los nombres de los próceres a los edificios públicos, calles, plazas y a las instituciones.
Esa acción de bautizar con el nombre de tus “muertos” a los recintos públicos es la más sencilla y de fácil e inmediata aplicación… pero eso es posible realizar solo si se cuenta con un sentido de la historia, si hay un bagaje cultural, si se tiene un mínimo de lecturas y conocimientos.
A manera de ejemplo, y en forma “oficiosa”, porque nadie me lo ha solicitado, menciono que a la secundaria 13 de Reynosa, -sin nombre a pesar de que ya transcurrieron varios años desde su fundación-, se le podría asignar el nombre del difunto Senador y ex Secretario de Educación Alonso Lujambio Irazabal.
Si el nombre del intelectual que también fue Consejero del IFE no le dice nada, es precisamente porque a los panistas les ha fallado homenajear y difundir la vida y obra de uno de los personajes que más contribuciones hizo a la vida pública de nuestro país, a pesar de que fue breve su existencia.
¿Le pido peras al olmo?