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El sismo y los bulldozer asesinos

Una percepcion de odio social -si, llamado así, odio- universalizado contra la clase politica es el que se siente en el ambiente de México.
Hoy más que nunca la neo generacion ha salido a las calles del país dispuesta a volverse factor a cambio, parte activa para lograr que está nefasta horda de políticos corruptos se vayan.
Enrique Peña Nieto es un personaje odiado en grado superlativo.
Su habilidad operativa sin embargo, lo mantiene a flote en esta epoca donde si la justicia se resolviera a balas, no quedaría ni un politico multimillonario vivo.
La generación millenial, los nacidos en este nuevo siglo, han visto la rampante corrupción inmoral y cínica de los políticos mexicanos.
Y están dispuestos a todo. A todo, lo repetimos.
El terremoto ocurrido el 19 de septiembre ha sido parteaguas para lo que vendrá en el país.
Es línea que marca un antes y un después.
La desvergonzada corrupción del PRI, sus chapucerías, su cínica colusión con el PAN para impedir democracia plena y respeto a la voluntad ciudadana, son tres factores que tienen al país al borde de la locura.
México está en punto de quiebre.
La esquizofrenia masiva está a punto de salirse de control.
El país entero sufre dolores de parto por culpa de una generación política insaciable, que no se tienta el corazón aunque ve que 48 millones de mexicanos viven con menos de 50 pesos al día, en pobreza extrema.
Enrique Peña Nieto a fuerza quiere que al obrero mexicano se le trate peor que a esclavo tras no mover un dedo para que su salario paupérrimo se incremente.
Si a esto añadimos que en los territorios afectados por el terremoto del 19 de septiembre están registrándose increíbles historias de dolor, injusticia y muerte, el espíritu de odio aumenta más.
En la Ciudad de México el ejército ha reemplazado a los civiles (Topos, socorristas, colonos, estudiantes, jóvenes, mujeres y hasta ancianos) que con el corazón en la mano hacían -el primer día- mano cadena removiendo escombros intentando salvar así a personas bajo los edificios; y en vez de trabajar unidos, el ejército ha rivalizado flagrantemente con la población, poniéndole contra la pared.
El ejército comienza a criminalizar a Topos y a socorristas, ordenándoles insolentemente que no metan mano en las labores de rescate.
Un testimonial publicado en Facebook a través de Multimedia afirma que los bulldozer están a punto de remover escombros, a sabiendas de que hay personas vivas abajo luchando por salir con vida. Familias de los sepultados vivos bajo escombros lanzan un SOS urgente y piden al gobierno federal que se detengan los asesinatos.
Las personas vivas bajo los escombros esperan sus rescates.
Pero tal parece que el gobierno de Enrique Peña Nieto quiere sepultarlos vivos.
«(El gobierno) no quiere que ésto huela a muerto», afirman contundentemente los familiares de los caídos.
«A toda costa quieren borrar todo indicio de esperanza de vida. Y esto amenaza con convertirse en una gran masacre», esgrimen testigos cercanos al lugar de los hechos.
Otra cosa, si el terremoto del 19 de septiembre de 2017 hubiera ocurrido a pocos días antes de Junio (día de las elecciones presidenciales) del año 2018, el PRI, júrelo usted, estaría diciéndole adiós a Los Pinos.
El odio contra todo lo que huele a PRI en este momento, no se puede disimular.
Es factor visible desde los cuatro costados.
Las redes sociales se han inundado de comentarios donde a Enrique Peña Nieto lo tachan de «asesino», por permitir masacres.
Si a esto se añade la chapucería y oportunismo electoral del odiado y defenestrado presidente nacional del PRI, ENRIQUE OCHOA REZA, quien usa su nefanda alquimia verbal al sugerir que su partido político done un 25 por ciento de su presupuesto autorizado por el INE para las elecciones del año 2018 destinado a restablecer ciudades afectadas por el terremoto, la cosa empeora.
El país entero parece estar ya no bajo el castigo de un terremoto, sino dentro de un volcán en erupción.
El caso de los bulldozer frenados, pero que quieren acabar de matar a los heridos bajo los escombros, armó desde anoche una revolución en Facebook y Twitter.
Una mujer angustiada aparece en primer cuadro, lanzando un SOS pidiendo frenar la masacre.
Se trata de una familia, la familia Lance, compuesta por cuatro personas, ambos padres de dos hijos, uno de ellos de 40 años.
Quedaron sepultados tras el derrumbe del edificio donde vivían.
Se han oído sus voces bajo los escombros, pero la maquinaria pesada insiste en acallarlos.
Pasemos a otra cosa.
Un tráiler lleno al 75 por ciento de su capacidad es el fruto de la copiosa colecta de víveres que el Gobierno de El Mante puso en marcha desde anteayer.
El alcalde Juan Francisco Leal Guerra asumió el mando de esta colecta, ordenando a sus colaboradores que levantaran un Centro de Acopio; y la respuesta ha sido increíble, positiva.
El Mante ha sido solidario con los afectados por el terremoto en el centro de la República.
El presidente municipal pivotea y capitanea estas labores de acopio de víveres.
Las mujeres del DIF Mante por su parte dan su tiempo extra, apoyando en el Centro de Acopio, situado frente al Palacio municipal.
El tráiler partiría hoy viernes a temprana hora rumbo a la Ciudad de México, o bien, a alguno de los cuatro estados afectados por el terremoto.
Bien por el munícipe, que a pesar de su pesada agenda, no olvida su carácter humanista y actúa con altruismo.
La Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT) por su parte también coopera altruista con los afectados por el sismo en cinco estados de la República.
La confirmación de la gran respuesta de la juventud estudiantil y sociedad civil ante tal devastación por el terremoto la dieron cientos de protagonistas ayer, sobre el boulevard Enrique Cárdenas donde decenas de ciudadanos se detenían a donar víveres y productos comestibles no perecederos en especie.
La labor de acopio se prolongó hasta muy entrada la noche.
Decenas de toneladas de víveres y hasta cobijas se enviarán en breve a las ciudades afectadas, dijeron autoridades de la Unidad Académica Multidisciplinaria Mante (UAMM).
Un gran detalle fue ver al estudiantado de la UAT borrar con plumón y crayolas el código de barras de cada pieza donada, detalle que nosotros llamamos, el sello anticorrupción.
Esto es motivante pues confirma el corazón auténtico de los universitarios por impedir fraude o mal uso de los alimentos enviados.

Marco Antonio Torres de León

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