Humillación y chantaje, la estrategia de Calderón para hacer candidata a su esposa
El expresidente panista Felipe Calderón no se resigna a alejarse del poder pese a su sexenio de corrupción y muerte. Obsesionado con la idea de que su esposa tiene que ser la presidenta de la República en 2018, se autohabilitó como pendenciero manager de ella. Ahora sus muertos son distintos: los actores políticos, de su partido y de otros, a los que aplasta, a los que chantajea y humilla…
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Con un activismo cada vez más desafiante y pendenciero e “instalado en la ruta del rencor”, como definió Juan Molinar Horcasitas la conducta de Felipe Calderón, el exmandatario presiona al Partido Acción Nacional (PAN) para materializar su objetivo personal: Que desde ahora su esposa, Margarita Zavala, sea la candidata a la Presidencia de la República.
“La pregunta que tiene que resolver el PAN es si vale la pena desgastarse cuando Margarita Zavala es la que derrota a (Andrés Manuel) López Obrador, y no otro”, escribió Calderón en su cuenta de Twitter, el miércoles 5, en una línea de presión que inició desde que, en junio de 2015, Zavala renunció a presidir su partido para buscar encabezar el país.
Omiso de que hubiera sido Santiago Creel, y no él, el candidato en 2006 si el método de selección del PAN hubiese sido por encuestas y no por elección de los militantes, Calderón ha sido el principal consejero y propagandista de su mujer, chantajeando inclusive con renunciar a su militancia para consolidar ese proyecto presidencial por la vía “independiente”.
“Yo la apoyaré, ojalá sea como candidata del PAN, pero si eso no es y si le hacen trampa, si ella decidiera ir por una vía independiente, también la apoyaría y creo que muchísima gente. Yo lo que digo es que hay mucha gente que prefiere apoyarla como candidata independiente que como candidata de partido”, declaró, en octubre de 2015, al diario El Financiero.
“Ella es una mujer de partido y también lo soy, pero ojalá el PAN se mejore, yo tengo la esperanza de que eso pueda ocurrir (…) y se nos está yendo el tiempo y la oportunidad se puede ir”, advirtió y, desde entonces, ha insistido en que nadie más, sólo su esposa, puede vencer a López Obrador.
Pero no sólo ha chocado con la dirigencia del PAN que preside Ricardo Anaya, quien le disputa a Zavala la candidatura presidencial, sino con políticos del Partido Revolucionario Institucional (PRI) que ya no tienen poder –a los que atribuye crímenes que él en los hechos solapó– y, sobre todo, con López Obrador y con sus simpatizantes.
Un episodio de esta conducta bravucona fue sobre Delfina Gómez Álvarez, la candidata de Morena a gobernadora del Estado de México, de quien hizo burla de su nombre, así como de su capacidad e independencia ante López Obrador, presidente de ese partido.
“¿Delfina es nombre propio? ¿O así le dicen por cómo la trata quien la nombró y es su jefe?”, preguntó en su cuenta de Twitter, el martes 4, un mensaje que eliminó poco después ante los numerosos reclamos por su contenido misógino, semejante al que él atribuye a las críticas de capacidad de su esposa y de autonomía respecto a él.
Zavala Gómez del Campo, tan asidua también al Twitter y a capitalizar toda alusión misógina, guardó silencio sobre la conducta de su marido, que cada vez cobra más protagonismo que ella misma como aspirante presidencial.
Un patán: Gael
Otro episodio fue al día siguiente, miércoles 5, cuando difundió también en Twitter –su red favorita para sus reyertas– la encuesta de El Financiero que colocó a Zavala como puntera en la carrera presidencial, desplazando a López Obrador al segundo lugar y con un crecimiento insólito de Miguel Ángel Osorio Chong, el secretario de Gobernación.
“Ya serénense #Pejechairos, están leyendo muchas encuestas. Están nerviosos y agresivos, más que de costumbre”, escribió Calderón usando la expresión que usan panistas y priistas para referirse a los simpatizantes de López Obrador y parafraseando a este mismo.
Este tuit de Calderón entusiasmó a sus simpatizantes que, hasta el viernes 7, fue replicado 2 mil 516 veces y obtuvo 4 mil 972 “me gusta”, con 3 ml 700 respuestas de apoyo y de repulsa.
La más contundente de estas respuestas a Calderón se produjo media hora después de emitido el tuit y fue de Gael García Bernal, actor mexicano de renombre mundial: “Esa patanería (de persona tan corta e insegura) borra de inmediato el horizonte noble de un estadista. Qué lástima, expresidente”.
La respuesta al mensaje de Gael García sobre Calderón fue superior al de éste: 3 mil 551 réplicas y más de 6 mil “me gusta”, con más de 500 insultos desde cuentas anónimas de adictos al panista que rehuyó la crítica del actor.
En las elecciones de 2012, Gael García declaró al diario El País que el actual presidente de Morena “es un trabajador social con poca autocrítica (que) cuando se relaja es cuando florece su humanidad”, y reveló que lo respaldaría en esa elección: “Voy a votar por López Obrador para ser su más acérrimo crítico”.
No es la primera ocasión que el actor critica a Calderón y también a su antecesor, Vicente Fox. En ese mismo diario, la entrevistadora Raquel Seco le pidió completar la frase “en los últimos 12 años de gobierno me hubiera gustado que”, y respondió: “se haya acabado con la profunda y lacerante desigualdad que existe en México. Basta de tanta impunidad y tanta muerte”.
Omisiones y justificaciones
La muerte fue, en efecto, característica del gobierno de Calderón con su estrategia de “guerra” contra la delincuencia organizada –que arrojó 125 mil homicidios dolosos, según el Inegi–, y también la impunidad con gobernadores que, según él, cometieron conductas criminales y que él no hizo nada para proceder en su contra.
Hace dos semanas, el 26 de marzo, Calderón fue a Coahuila para apoyar la candidatura de Guillermo Anaya, su compadre, al gobierno del estado y ahí afirmó que el del exgobernador Humberto Moreira, que coincidió con su sexenio, protegió a Los Zetas, catalogados como criminales violentos.
“Todos los cabecillas de Los Zetas, como El Z-40, El Coss, El Z-42, todos vivían en Coahuila y vivían muy a gusto”, recordó y afirmó que cuando él envió a la Marina y al Ejército para combatirlos Moreira se opuso.
“¿Saben qué me dijo el gobernador Humberto Moreira? Me habló muy indignado, que retirara a los marinos de Coahuila, que no tenían que estar aquí, que Coahuila no tenía mar, que sacara a los marinos”, reveló en el mitin, en el que apareció con el pelo descuidado y subido de peso.
Calderón, quien también aseguró que el procurador estatal no había acreditado los exámenes de control de confianza, no explicó por qué no procedió contra quienes daban protección a los criminales, como el propio gobernador Moreira, siendo que él era jefe de gobierno y jefe de Estado.
La respuesta de Moreira fue que Calderón, como Victoriano Huerta, era “igual de borracho, igual de ratero, porque se robó la Presidencia; igual de usurpador, igual de hocicón, igual de represor, igual de asesino”.
“Una característica que tiene Felipe Calderón con Victoriano Huerta es la de usurpador. Llegó a donde no tenía que llegar, porque él no ganó y lo sabe. Había una presión política en el país; estaba a punto de estallar un movimiento, una inconformidad y tuvo la genial idea de inventar una guerra (…) Que no se haga tarugo, Calderón se robó la Presidencia, se la robó a Andrés Manuel López Obrador en 2006.”
Moreira, quien fue presidente del PRI, afirmó los nexos del panista Guillermo Anaya con el narcotráfico y que fue Calderón quien le recomendó a generales del Ejército para hacerse cargo de la seguridad de Coahuila:
“Felipe Calderón es un mentiroso, tendría que investigarse a él. Yo le advertí a tiempo de su relación de su compadre con Sergio Villarreal El Grande y se hizo tarugo, (se) hizo ojo de hormiga. Se le olvida que sus generales fueron mis directores de policía”, expresó.
En otro episodio de crimen al más alto nivel, que también lo involucra, Calderón admitió, en mayo de 2016, que su gobierno documentó operaciones financieras irregulares de Javier Duarte, el exgobernador de Veracruz, luego de que empleados de ese gobierno fueron detenidos en el aeropuerto de Toluca, Estado de México, en posesión de 25 millones de pesos en efectivo.
El 29 de mayo de 2016, al asistir al cierre de campaña del expriista Miguel Ángel Yunes, en Boca del Río, Calderón reveló que, a raíz del decomiso, se hizo una investigación que identificó retiros en efectivo por más de 3 mil millones de pesos.
“La investigación que hicimos no había parado ahí; llegó hasta la cuenta de un banco en Xalapa, en la capital del estado, una cuenta del gobierno de Veracruz. Esa cuenta, todos los depósitos que diariamente llegaban, diariamente eran retirados en efectivo, en billetes, de los cuales, nadie sabía absolutamente nada, a dónde iban. ¡Claro que todos sabíamos a dónde iban, pero los podían retirar como si fuera suyo!”
Calderón justificó su inacción: “Y cuando fuimos a detener ese dinero y a investigar el peculado y a castigarlo, fuimos detenidos por la maquinaria judicial, de justicia, que nos prohibió seguir adelante y hasta nos obligó a seguir ese dinero con intereses”.
“Ruta del rencor”
En el PAN es conocido el carácter colérico de Calderón, con quien Juan Molinar sostuvo un duro debate, en enero de 2015, luego de que aquél amenazó con renunciar a su militancia para formar una nueva “opción política”.
Molinar, secretario de Comunicaciones y Transportes y director del IMSS, afirmó en una carta pública que Calderón amenazó con renunciar al PAN desde 2010, cuando no pudo imponer a Roberto Gil Zuarth como presidente de ese partido, denunció que intentó “derrocar” a Gustavo Madero y sólo acumuló derrotas, porque escogió “la ruta del aislamiento y el rencor”.
En esa carta, que fue refutada por Calderón, Molinar recordó que Calderón impuso como presidentes del PAN a Germán Martínez y César Nava, y que “en esa etapa de intensa cercanía presidente-partido él participaba directamente en los procesos de designación de candidatos y en otras decisiones importantes del partido”, y “cuando no pudo imponer un tercer presidente incondicional, dividió al partido y amenazó con irse del PAN”.
Y trató de derrocar a Madero: “Calderón se empecinó en combatir a la dirigencia formal y legítima del PAN. En algún momento de esa etapa alguien recordó una expresión atribuida a Felipe Calderón que describe su actitud: ‘El PAN es mi casa y en mi casa mando yo’”.
También, recordó, Calderón fracasó al tratar de imponer como candidato presidencial a Ernesto Cordero, cuando volvió a amagar con renunciar al PAN, y su costumbre de maltratar a las personas explica su aislamiento.
“Es cosa de ver cuántos de quienes lo llevaron a la Presidencia de la República ya no están con él. Y que no se diga que todos se alejaron porque perdieron el interés cuando dejó de ser presidente. Hay que recordar que entre los separados hay personas que en su momento tomamos grandes riesgos políticos para hacerlo presidente cuando él no tenía puesto público, ni empleo, ni dinero y se encontraba en el sótano de todas las encuestas. Muchas de esas personas no están ya con él porque Felipe las lastimó y las alejó.”
Añadió: “Fueron muchos los episodios en los que Felipe Calderón trató de manera irrespetuosa o incluso abusiva a los líderes partidarios que se reunían con él. Estas constantes fricciones no se hicieron públicas por prudencia política y, paradójicamente, por respeto a la investidura presidencial”.
Pero en su activismo político para que su esposa sea candidata presidencial –“es una candidatura muy fresca”, dice–, Calderón se declara inocente de la descomposición del PAN que Molinar describió.
–¿Qué responsabilidad tiene usted en esto?
–¡Preguntas tuyas no contestaré!
Este reportaje se publicó en la edición 2110 de la revista Proceso del 9 de abril de 2017.