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EGIDIO TORRE LOPEZ…»EL CHICLE»

FLASH…..FLASH……FLASH……..
Por Carlos F. Salinas González
LA MALADICENCIA Y EL CHACOTEO.
( Al doctor Egidio Torre López, ahora le
dicen «El Chicle» y que devuelva las tijeras )
Lo que es la condición humana. Lo que es la gente de Ciudad Victoria, vibra en maledicencia, le encanta el chacoteo y es muy oportunista. Me explico.

Durante seis años el doctor Egidio Torre López, padre del actual gobernador Egidio junior, y del asesinado médico Rodolfo, en todos los ambientes y en todos los lugares se le dio trato de gran respeto, se le hizo pasar como «el gran guru» de la política y de todo el saber humano.

No había evento, fiesta o mitote en que no estuviera, siempre en primer plano, siempre los periodistas y los «lambe güevos», solicitando su opinión, lo mismo si el queso panela estaba en su punto o que aconsejaba para acabar con los problemas de Tamaulipas.

El doctor Egidio Torre López, antes de ser el «primer papá de Tamaulipas», llevaba una vida normal, fué un médico, digámoslo, suavecito: muy mediano, del montón. Eso sí, con un trato amable, tuvo siempre la pretensión de querer ser presidente municipal de Ciudad Victoria, al no serlo se conformó con ser su Cronista.

El destino y con la llegada de la democracia electoral en el año 2000 y el triunfo de Vicente Fox, hizo que los gobernadores priistas quedaran sueltos, sin la «rienda presidencial», lo que permitió que designaran a sus sucesores, Yarrington designó a Hernández y éste a Rodolfo, que al ser asesinado lo sustituyó por el actual Egidio Jr., de otra manera ni Hernández ni los Torre Cantú hubiesen lladado a gobernadores y en el caso de Rodolfo a candidato asesinado.

Ese destino y la coyuntura de de la democracia electoral que dio poder a los gobernadores se posó en la humanidad del doctor Egidio Torre López, que en mucho, pienso, lo liberó de la gran pena de perder un hijo en forma tan trágica y violenta. Así se convirtió en la figura presente en todos los actos públicos e invitado de honor en los privados de Tamaulipas. Y en su mismidad, lo intuyo, sí se creyó que era merecedor de todos los respetos, halagos y homenajes que le hicieron imponiendo su nombre a distintos eventos e inmuebles.
Y ahora, a unos días en que su hijo entregue el poder y el gobierno de Tamaulipas, con gran crueldad, y, muy mala leche, en los corrillos políticos, mentideros en que se reúnen los victorenses a ejercer la maledicencia, de la que han hecho un arte, todo es burla y chacoteo, le dicen «El Chicle» por aquello que siempre anda pegado con su hijo, se ha publicado, en columnas, que en la entrega de la administración debe devolver las muchas tijeras que utilizó para cortar listones en todos los eventos que lo invitaron como «gran guru» y sabio, conocedor de la vida y de la condición humana.
Y concluyo, así es esto de los trabajos que hacen del «cultivo» los lambiscones de siempre. Ahora seguirán con los papás de Cabeza de Vaca, sus hijas, su esposa y hermanos. Así se hace política en Ciudad Victoria y Tamaulipas. Y lo firmo con safo.
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