¿El PRI se va doctorar en derrotas?

Tiempo de opinar
Raúl Hernández Moreno
¿De las derrotas electorales se aprende? Uff, entonces en el PRI se van a doctorar. Y es que en el 2012 en Nuevo Laredo se perdió la elección de presidente de la república, senadores y de diputado federal; en el 2013 la de presidente municipal; en el 2015 se perdió en Nuevo Laredo la elección de diputado federal, pero se repuso con los votos de la ribereña; y en el 2016 se volvió a perder la alcaldía.
Como etapa de aprendizaje ya fue demasiado. Perder cuatro elecciones seguidas no es cualquier cosa. El argumento que se empezó a escuchar después del 5 de junio, de que la derrota servirá como aprendizaje, no convence. ¿O es que acaso necesitan perder cuatro elecciones más, para terminar de aprender? Eso de que de la derrota se aprende es lo mismo que se escuchó en el 2012, en el 2013, en el 2015.
Hemos escuchado decir a militantes que para que el PRI de Nuevo Laredo vuelva a ser un partido triunfador debe dejar fuera a los ex alcaldes, porque en cada elección estos piden su cuota de poder, reduciendo la oportunidad a los demás ¿pero quién se atreverá a pedirles que se retiren? Ellos no se irán de manera voluntaria, pero además no tienen porque irse, pero sí quitarles protagonismo y poder de decisión.
Se dice que el PRI necesita nuevos liderazgos, ¿Quién los ubicará? ¿Quién los escogerá? ¿Quién los promoverá?
¿Qué el PRI debe reinventarse? ¿Cómo, cuándo, dónde?
Ahora que el PRI se convirtió en opositor a nivel municipal y estatal, los priistas tendrán que aprender a lidiar con eso. Y lo mejor que pueden hacer es reunirse y juntos tomar decisiones. Esta es una oportunidad para democratizarse. Pero no una democracia inducida, simulada, a medias.
Les preguntamos a los priistas, ¿a poco no les gustaría ser ellos mismos los que escojan a sus dirigentes, a sus candidatos? De esa manera, si se equivocan será una equivocación colegiada y no una equivocación impuesta desde la cúpula. A fin de cuentas, todos caminamos por la vida teniendo aciertos, pero también equivocaciones.
Para el PRI vienen tiempos difíciles. Al no tener ni la gubernatura ni la presidencia municipal, su poder de gestión se reduce drásticamente. Ya no van a poder usar las becas escolares, las despensas, los paquetes de materiales, las consultas médicas, como un medio de ganar y conservar adeptos.
¡Pero ojo!, no por eso el mundo se acaba. A fin de cuentas el PRI ahora estará en la posición que el PAN estuvo durante 87 años y donde está el resto de los partidos. Todo será cuestión de que aprendan a ser una oposición real que vaya desde la crítica responsable hacía el gobierno, que mantengan su presencia en el territorio y que las organizaciones les ofrezcan a sus militantes beneficios que los arraiguen.
Obviamente el PAN también hará lo suyo, desde dar resultados en el gobierno municipal y estatal y mantener activa su estructura partidista, lista para el siguiente proceso electoral.
El PRI necesita una sacudida en serio, pero no solo de meras intenciones, la sacudida tiene que verse y sentirse y son los priistas los que deben darle el visto bueno, de abajo hacia arriba.
© 2016 Microsoft Términos Privacidad y cookies Desarrolladores Español