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El oscurantismo y la escasa inversión educativa

Tintero

29 de Marzo de 2016

El Estado mexicano no le invierte a la educación, con el consiguiente rezago que existe entre la población activa escolar y que da pauta para que el país ocupe los últimos lugares a escala mundial.

El candidato a la presidencia municipal del Partido Acción Nacional, Enrique Rivas Cuéllar, en una entrevista con el columnista, reconoció que es preocupante el atraso de la educación en Tamaulipas y que trabajará intensamente en caso de que el voto popular lo favorezca con el triunfo, para impulsar la enseñanza básica, media y superior hasta lograr una excelencia entre los estudiantes de todos los niveles.

Vaya que es un gran tema la educación, por ser donde se nutren los futuros hombres del mañana, reconoció.

Tiene toda la razón Rivas Cuéllar pues el oscurantismo ha sido utilizado como arma de control político para evitar que las masas se capaciten y prosperen intelectualmente.

Por eso el gobierno mexicano no le invierte a la educación y como decía un padre de familia ´´es que esto no le deja nada´´. La expresión a secas trata de desentrañar las causas por las cuales el país cayó en los últimos lugares del ranking mundial de la enseñanza y el conocimiento universal.

Ni como rebatirle a Rivas y al paterfamilia, que hablan con conocimiento de causa de un problema toral que nos incumbe a todos.

Sin embargo, todos tenemos la libertad de manifestar nuestras dudas y desconfianzas acerca de la calidad de la enseñanza que reciben los niños y jóvenes en el sistema escolar mexicano.

El rezago es evidente nadie lo discute e intervienen varios factores, pero el principal – sin temor a dudas – es el hecho de haberla politizado.

Por obra y gracia de los gobiernos que durante los últimos 50 años han usado la educación como plataforma para amarrar sus conflictos de interés, se perdió la mística de la enseñanza que en su momento llegó a ostentar los primeros lugares del mundo en esa materia.

Fueron años de gracia, de riqueza y sabiduría los que elevaron el nivel educativo que amamantamos en las escuelas públicas del país.

La educación privada estaba ligada a los intereses del clero y era excelente y rigurosa pero la oficial no le pedía nada. De tal forma que los escolapios ejercían un dominio pleno de sus destrezas cognoscitivas desde cualquier ángulo que lo cuestionaran los especialistas en la materia.

Sobre esto nos viene nuevamente a la memoria el recuerdo de don Patricio Redondo, célebre pedagogo español e inventor de la técnica Freinet avecindado en San Andrés Tuxtla, Veracruz quien aportó los más avanzados métodos para pulir y formar brillantes estudiantes desde el inicio escolar.

´´El niño aprende haciendo…´´, era la observación de este genial educador que esgrimía la tesis de que al educando había que soltarlo para que solo y con su imaginación se fuera forjando apoyándose en las tijeras, el papel y el lápiz.

(Para el acervo de nuestros lectores Patricio Redondo emigró de España a México en la década de 1930, para darle la espalda a la dictadura franquista)

Así se hicieron y así crecieron aquellos infantes que adquirieron desde temprana edad la base sustantiva para ser mejores en todo.

Sin embargo esa esencia se perdió con el devenir del tiempo y la politización ganó terreno en donde nunca debió meterse: la educación.

Los gobiernos debieron impulsarla para bien, no para viciarla o sacar tajada política de ella.

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