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Abrir el abanico, exigencia de panistas

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Raúl Hernández Moreno

Agosto 28

Ni Ernesto Ferrara ni Enrique Rivas han logrado levantar el vuelo en los dos últimos meses en que, cada uno por su lado, buscan posicionarse entre la ciudadanía, para que el PAN los nomine candidatos a la presidencia municipal.

Y si ninguno de los dos despega, ¿por qué no abrir el abanico y darle oportunidad a otros personajes de la propia administración municipal que también quieren participar?

Ahí están, por citar un par de nombres, Carlos de Anda y Jorge Salinas Falcón, el primero Secretario de Obras Públicas y el segundo, Secretario de Servicios Públicos Primarios, que están interesados en participar en el proceso electoral del 2016. Cada uno tiene sus propios fans y, por supuesto, sus propios críticos. Pero todo es cuestión de que no haya derecho de piso para nadie, que se deje participar a todos y que al final se escoja al candidato, en base a méritos como la militancia, la experiencia en la administración, la simpatía entre los militantes y la ciudadanía.

Si el PAN abre el abanico y permite que entren al juego político, otros personajes, puede motivar a que Ernesto Ferrara y Enrique Rivas terminen por sacudirse la modorra, se dediquen a hacer política en serio y que su imagen se mejore.

La elección del 2016 será diferente a la del 2013. En la del 2013, Carlos Canturosas fue un fenómeno que opacó al propio PAN. Fue también una sorpresa.

En el 2016, el PAN ya no tendrá a su favor el factor sorpresa. El PRI ya sabe qué se puede esperar del PAN. Además, la del 2016 es una elección en la que se juega todo: gobernador, diputados, alcalde. Se va a pelear con mayor intensidad que la del 2013.

En la reciente elección de junio de este año, el PAN se confió y pensó que por haber ganado en el 2012 y en el 2013, ganar por tercera ocasión, sería como arrebatarle un dulce a un niño. Tanta confianza derivó en una derrota, haiga sido como haiga sido, como bien dijo Felipe Calderón.

En la más reciente elección, el PAN perdió el Distrito y ganó en Nuevo Laredo, pero con una diferencia de menos de 1,400 votos, cuando en el 2013 la diferencia había sido de más de 37 mil votos.

Mil 400 votos de diferencia son muy pocos, cuando faltan nueve meses para la elección. Si la elección fuese la próxima semana, el PRI y el PAN llegarían a las urnas con un empate técnico. Todo esto puede cambiar en nueve meses, en función de la forma en que trabajen el PAN y el PRI.

Esta competencia entre el PRI y el PAN, es sana, porque obliga a los partidos a hacer mejor su trabajo. Ahora corresponde a los ciudadanos ser más exigentes con los gobernantes, exigirles mejores resultados, pero ahí si fallamos como sociedad. Aquel viejo concepto del arquitecto Cristobal Enriquez, que decía que somos “Agachón City”, sigue vigente.

Y mientras que en el asunto de la nominación a la alcaldía, los panistas andan hechos bola, Carlos Canturosas busca amarres con grupos panistas de todo el Estado, que le permitan alcanzar la nominación a la gubernatura, carrera en la que hasta ahora va de puntero el senador Francisco García Cabeza de Vaca. La nominación no está decidida, eso lo saben los dos y por eso cada uno teje sus propias alianzas que les permitan alcanzar la nominación.

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