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Alejandro Guevara y el reto que viene

Escenario Político

Marco A. Torres de León

Tiempos de cambio, de cataclismos, de remoción de elementos, y hasta de remoción de las placas tectónicas del globo terráqueo se generan; pues terremotos antes inimaginables asolan hoy al sur de Tamaulipas, como nunca antes ocurría.

Hoy se registró un terremoto en El Mante de unos 3. 5 grados en escala de Richter, y aunque eso y cosquillas sea lo mismo, como quiera que sea es señal evidente de que los ciclos se renuevan y que nada es inmutable, tampoco inamovible.

Y que todo cambia, se transmuta. Vamos, por lo menos se transforma.

Y aunque el PRI, el PAN y su cacaraqueada honestidad sean solo patrañas en vista de que no les importan ni muertos ni los 43 desaparecidos, sino obtener el poder por el poder mismo, damos por hecho que la política sigue sin detenerse.

Y que tomará su rumbo natural, como las agua de un río.

Así que lo que tiene que llegar, llegará.

Tenemos entonces que en política también se gestan movimientos telúricos, y que los tiempos electorales se modifican en vista de los coletazos que produce la reforma política puesta en marcha desde el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa.

El asunto de empatar las elecciones municipales y estatales con la elección presidencial, es tema inconcluso. Máxime en Tamaulipas, estado que por razones de tiempo, no había logrado emparejarse con más de 18 estados que ya celebran elecciones recurrentes, entre ellos Jalisco, Tabasco y San Luis Potosí por citar tres ejemplos.

Esto modifica todo, hasta las ansias de torero de unos, quienes deben frenar sus deseos.

La reforma electoral por un lado acorta los sueños de los aspirantes y por otro alarga la desesperación de muchos; pues por una u otra razón, deberán esperar. Y sopesar si se meten de lleno a buscar alcaldías, gubernaturas o diputaciones.

Así pues tenemos que en El Mante -y en los restantes 42 municipios- los próximos alcaldes que lleguen a gobernar, solo podrán hacerlo por 1 año 9 meses, no por tres años, como habitualmente era.

Este es un caso excepcional, repetimos, es un caso único y excepcional.

Es decir, no habría trienio completo que se cumpla, sino un mini-gobierno de apenas 1 año y 9 meses. Nada más, pero tampoco nada menos

El sexenio que viene tampoco será de seis años, sino un simple mini-mandato de 2 años, el cual por corto ningún partido político debe desechar ni menospreciar.

Pues el partido que gane, sentaría las bases del triunfo en el siguiente sexenio total, mismo que comenzaría en el año 2018, justo cuando arranque su gobierno el próximo presidente de la república, es decir, quien resulte ser el sucesor de Enrique Peña Nieto.

En el plano municipal sin embargo, de entre todas las malas noticias hay una buena y tiene que ver con la figura de la reelección.

La reelección -solo avalada en gobiernos municipales- renacerá justo en el año 2018 luego que el general Francisco I. Madero quiso aniquilarla -hace casi 90 años- con razón, tras casi 30 años de maximato del general Porfirio Diaz.

La frase que Madero instituyó ‘Sufragio efectivo, no reelección’ tuvo su razón de ser, pero aparentemente quedó inerte, derrotada por el tiempo.

Tenemos pues que con la modificación a las nuevas leyes electorales, rebrota un peligro que en muchos momentos históricos del país generó espanto, terror y miedo social, la existencia de los caciques y caudillos.

Estos caciques poseían tanto poder a nivel local que llegó a causar desórdenes y desequilibrios.

Aun existe en mente de muchos lectores nombres como el de Carlos Jonguitud Barrios, líder nacional del SNTE y años más atrás, en la década de los 50 del siglo pasado, ell del cacique potosino Gonzálo N. Santos, quien hizo y deshizo a sus anchas en toda su comarca.

En resumen, remitidos a nivel municipal, tenemos claro que en el caso del Mante, el sucesor del alcalde Pablo González León, solamente gobernará 1 año y 9 meses, hasta que se vaya el presidente Enrique Peña Nieto.

La ventaja es que podrá reelegirse por un periodo de gobierno más.

Alejandro Guevara Cobos por su parte supera obstáculos y este mediodía se presentó en el PRI para tramitar su credencial de priista.

Lo acompañó el anfitrión y líder local del PRI, RIGOBERTO RODRÍGUEZ RANGEL y LUPITA ACEVEDO.

Alejandro Guevara Cobos dejó enemigos sembrados en el camino, principalmente al ex alcalde Javier Villarreal Terán, segundo en la siembra de todos los aspirantes, quien vio cómo el coordinador de giras de Enrique Peña Nieto le arrebataba en un tris la candidatura en el último tramo.

Aunque se diga que no se hace leña del árbol caído, aclaramos aquí que no se trata de eso.

No tenemos necesidad.

Y por ello es pertinente enlistar algunos errores cometidos por Javo en su lucha por la candidatura, donde quedó out.

Presuntamente Javier Villarreal era más popular que Alejandro Guevara Cobos en los meses más importantes. Se cree que llegó a situarse como líder de encuestas. Lo cuál dejaba pasmados e impresionados a todos en el CEN del PRI, así como en el PRI estatal.

Más sus errores de altivez y soberbia serían su tumba.

También lo condenó su omisión, su desapego del terruño, su desprecio por la clase priista más marginada (la gente de la zona temporalera). Estos fueron tres elementos que jugaron en su contra.

Había empezado bien sorprendiendo a todos, pero erró el camino.

Había empezado correctamente mostrándose como opción viable, sana.

Pero a las pocas semanas empezó a gritonerar amenazante a las bases del PRI, cuando iba a pedirles el voto, diciendo palabras como: ‘No se equivoquen, el candidato voy a ser yo’. Mientras señalaba a sus interlocutores con índice de fuego.

Esa mala actitud encendió las luces de alerta en la gente.

Javier Villarreal sembró terror y miedo en el priismo, quien harto de ser vista como juguete de ocasión, acabó dándole la espalda.

El priismo de la comarca venía de ver algunos políticos déspotas, indefinidos y trogloditas, e iban a caer en manos iguales.

En realidad las bases priistas buscaban alternativas mejores, querían ver un candidato aspirante a diputado federal humilde, humanista, apegado a los más sanos cánones de decencia y cabalidad, y que aparte de eso, fuera honesto y sincero.

Pero Javier no cubría esa expectativa. Quizás cubría algunos requisitos, no todos.

¿Por qué? Quien sabe.

Quizás no era su tiempo. O quizás su tren había partido ya, alejándose para siempre de la estación que había que tomar.

Ahora corresponde a Alejandro Guevara Cobos sacar la casta, ofertar su tinglado de opciones al vasto electorado, compuesto por unos 230 mil electores, todos localizables en el sexto distrito.

Sería la segunda vez que salga a recorrer territorio. Y sería la tercera vez que afronte el sueño de buscar ser diputado federal.

La primera vez logró serlo enlistandose como opción plurinominal, ganando para su buena suerte.

Ciertamente Alejandro Guevara Cobos es polémico, cortante como navajita de rasurar. Quizás por su juventud y su galopante espíritu inquieto, mismo que va de aquí para allá haciendo trastabillar a terceros caminando entre arenas movedizas; por eso o por la razón que sea, Alejandro sigue con vida.

Políticamente más vivo que nunca.

Pese a sus errores y a las deficiencias de imagen mediática descuidada que encara, Alejandro se encuentra a solamente un paso de conquistar la diputación federal por tercera ocasión.

El 1 de febrero arrancaría trabajos de precampaña.

Pero hoy a diferencia de antes, se encuentra frente a la irresistible opción de buscar ser gobernador de Tamaulipas, un sueño que hace 4 años ni siquiera abrigaba; mucho menos imaginaba.

El sabe que la política es de tiempos, de oportunidades y de coyunturas.

Y que si para de aquí a 3 años su capital no le alcanza para ser gobernador, quizás le alcance para convertirse en senador de Tamaulipas, mínimo.

Y es que frente al vacío de poder que hoy tiene Tamaulipas, el mantense emerge como una opción.

Esperemos.

Bien, hasta aquí por ahora, nos leeremos en breve.

Mientras tanto, el sexto distrito está bien cuidado gracias a la estupenda tarea en su territorio hecha por el alcalde Pablo González León, quien ha sabido limpiar la pradera de lobos, animales salvajes y coyotes, dejando así el terreno listo para el tiempo de cosecha.

Haciendo mancuerna con Rigoberto Rodríguez Rangel, desde la presidencia del PRI, quien hace trabajo de operación fina a favor del anteproyecto de ganar las elecciones del 7 de junio próximo, Pablo González León va con todo para ofrecer excelentes números el día de las votaciones.

Bien, ahora sí, nos vemos pronto.

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