Las cuentas mochas de Almaraz

Por Oscar Díaz Salazar
Por las visitas que con frecuencia hago a la hermana República del sorgo, conocida también como Río Bravo, Tamaulipas, puedo decirles que su presidente municipal, Miguel Ángel Almaraz Maldonado, goza del aprecio en amplios sectores de la cabecera municipal, que es en donde ha enfocado su trabajo y las inversiones y las obras de la administración municipal.
Desde la perspectiva de sus gobernados, el comerciante de hidrocarburos a medio refinar, (entiéndase guachicol), Miguel Ángel Almaraz, parece ser un buen alcalde. Desde un punto de vista más informado, no solo es malo, es pésimo, y lo digo porque al final le va a ir muy mal cuando entregue cuentas mochas en el ejercicio del erario municipal, que usa como si fuera la caja chica de uno de los múltiples changarros que le heredaron y que en su oportunidad llevó a la quiebra.
Es vox populi en Río Bravo que Almaraz no sigue los requisitos legales para ejecutar la obra pública, para realizar las compras, para contratar servicios y suministros, y que todos estos procedimientos que implican manejo de recursos públicos, se llevan a cabo en la modalidad de mano alzada, tin marin, dáselos a mi compadre, hazlo y luego viriguas o pa que mejor me entienda: al chilazo.
Al edil de Río Bravo lo han dejado que le jale a la hebra, que se mate solo, que solito se enrede, y todo le fue permitido en el primer año de gestión, pero llegado el momento de presentar las cuentas públicas y dar los pormenores del gasto, trasciende que ya le tomaron la medida, ya lo agarraron de los destos y ya aseguraron que entregue la plaza, llegado el momento, y por lo pronto su cuenta pública tiene más de doscientas observaciones.
Gastar bien el dinero público no es fácil, lo sencillo es robárselo o gastarlo de mala manera. Eso lo va a terminar de entender Almaraz Maldonado cuando le retachen su cuenta pública y no tenga forma de subsanar tantas omisiones.
Agarre sus palomitas y su chesko que eso se va a poner bueno, tan bueno que podría llevar al alcalde riobravense de regreso a la Jaíl Scul