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Salinas Pliego y su ejército rumbo al 2030

Por Brenda Ramos e Isaias Alvarez

Parte Final | Falsos inmaculados

El 12 de septiembre cayó en Paraguay uno de los hombres más buscados de México: Hernán Bermúdez Requena, alias El Abuelo, presunto líder del grupo criminal La Barredora. La noticia fue confirmada por Omar García Harfuch, y apenas cinco días después, el 17 de septiembre, fue extraditado a México para enfrentar acusaciones de extorsión, secuestro, narcomenudeo y delincuencia organizada.

Bermúdez no era un desconocido. Fue secretario de Seguridad en Tabasco durante el gobierno del senador Adán Augusto López. Su captura no es un hecho aislado, con su llegada al penal del Altiplano, se abre la expectativa de que mucha información saldrá a la luz, información que podría no solo confirmar complicidades del pasado, sino exhibir las conexiones incómodas entre la política, los negocios y el crimen organizado.

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El cuñado incómodo

En el artículo anterior hablamos de la estrategia de “purificación”, esa narrativa en la que los actores políticos pertenecientes al gupo de Cabeza de Vaca-Maki Ortiz buscan mostrarse como inmaculados, libres de toda mancha, mientras ensucian el terreno a sus adversarios para despejase el camino rumbo al 2028 y con el fin de impulsar de candidato a Salinas Pliego. Pues bien, este fin de semana esa estrategia recibió un golpe inesperado.

El 20 de septiembre, LATINUS dio a conocer que el senador de Morena por Tamaulipas, José Ramón Gómez Leal —cuñado del exgobernador Francisco García Cabeza de Vaca— fue acusado de participar en el despojo de un terreno de 10 mil metros cuadrados en Reynosa, en favor de empresas vinculadas a su propia familia.

El denunciante, José Rolando Arredondo Aragón, asegura ser propietario legítimo desde 2008 y exhibe escrituras que lo acreditan. Pero sostiene que desde 2010, una red de compañías controladas por los Gómez Leal han buscado arrebatarle la superficie mediante operaciones de compra-venta en cadena. Entre esas empresas se mencionan Consorcio Gómez, manejada por familiares directos del senador; Bienes e Inmuebles Tres Picos, que en 2021 lo denunció por “invasión” de predio; y finalmente Argotam, donde el propio legislador y su madre son accionistas.

Si bien este caso no está ligado directamente al huachicol, sí es un indicio revelador, pues en el grupo que se presume “santificado” comienzan a aparecer grietas. El terreno en disputa —junto a la carretera San Fernando-Reynosa— es estratégico para proyectos inmobiliarios, y precisamente ese apetito económico es el que alimenta el conflicto.

El artículo mencionaba además que, en diciembre de 2024, Arredondo llevó la queja hasta la dirigencia nacional de Morena, encabezada por Luisa María Alcalde, pero hasta hoy no habría recibido respuesta.

¿El resultado? La estrategia de la purificación empieza a resquebrajarse, lo que parecía un frente unido y limpio ahora muestra fisuras internas. Esto ya se está poniendo color de hormiga, y ni siquiera hemos comenzado a mencionar la cercanía con acusados de huachicoleros de los protagonistas centrales de esta trama.


Grupo Burgos: el nuevo epicentro del huachicol político

En medio de la guerra de narrativas sobre quién está limpio de huachicol y quién no, surge el nombre de una empresa que se repite una y otra vez, Grupo Burgos, propiedad del empresario Jorge Alberto García Velasco, originario de Reynosa. Su sombra aparece tanto en investigaciones periodísticas como en acusaciones políticas y hasta en informes internacionales.

El miércoles 3 de septiembre de 2025, el periodista Luis Carriles publicó en El Sol de México su columna Aguas Profundas, donde colocó a Grupo Burgos y a Petrolíferos Lobo en el centro de una línea de investigación por huachicol fiscal. Señaló que Grupo Burgos, principal proveedor de diésel y gasolina durante la gubernatura de Francisco García Cabeza de Vaca, habría operado esquemas de evasión fiscal con IVA fronterizo y hasta adulteración de combustibles. Además, recordó que en 2019 impulsó las llamadas “Estaciones Tam”, gasolineras blindadas por la Policía Estatal para evitar inspecciones de Profeco.

Días después, el 11 de septiembre de 2025, el escritor Fabrizio Mejía Madrid retomó el tema en su columna El huachicol del PRIAN, publicada en SinEmbargo. Ahí reiteró que Grupo Burgos está directamente ligado a Cabeza de Vaca y que su nombre aparece una y otra vez cuando se habla del financiamiento político a través del contrabando de combustibles.

Pero las menciones no se quedan en 2025. El 25 de noviembre de 2023, el periodista Salvador García Soto publicó en El Universal su columna Serpientes y escaleras, donde señaló que Jorge Alberto García —dueño del Grupo Burgos— había tenido relación cercana y de negocios con Cabeza de Vaca, y que incluso en 2019 el entonces gobernador lo acompañó a homenajear a su padre en Reynosa. En esa misma columna se recordó que García fue detenido en 1998 en Arkansas, con más de 3.2 millones de dólares en efectivo ligados al tráfico de drogas, lo que lo llevó a ser condenado a 12 años de prisión en Estados Unidos, aunque redujo su sentencia tras testificar para la DEA.

Ese mismo dia, José Díaz Machuca (@JJDiazMachuca) compartió en su cuenta de X una nota de Mèxico código rojo, señalando directamente a Grupo Burgos con la misma narrativa.

Es decir, tanto en 2023 como en 2025, desde medios de diferentes líneas se ha señalado a Grupo Burgos y a su dueño, Jorge Alberto García Velasco, como pieza central en tramas de huachicol fiscal, financiamiento político y operaciones turbias con hidrocarburos.

Al final, no importa si los señalamientos vienen de medios más cercanos a la izquierda o a la derecha, todos coinciden en algo. Grupo Burgos aparece una y otra vez cuando se habla del negocio del huachicol y de los nexos entre el dinero del combustible y el poder político.


¿Están limpios quienes se proclaman inmaculados?

En capítulos anteriores expusimos la estrategia de la “purificación política” Maki Ortiz enarbolando la bandera de la honestidad y Cabeza de Vaca embarrando a todos para despejarle el camino a la senadora del Partido Verde y a su cuñado el senador José Ramón Gómez Leal.

¿Pero están realmente limpios? Si Omar García Harfuch pusiera el ojo en Grupo Burgos ¿Cómo justificaría Carlos Peña su cercanía con el empresario?

Porque la relación entre el ayuntamiento y Grupo Burgos no es cualquier cosa, por ejemplo, el 28 de octubre de 2024, Peña Ortiz participó en la carrera “Kilómetros de Esperanza” organizada por el propio presidente de Grupo Burgos, Jorge García Velazco, en el marco de la lucha contra el cáncer de mama. Ahí, no sólo compartió escenario con el empresario, sino que recibió un reconocimiento por parte del grupo por su impulso a las causas sociales.

Meses después, el 5 de marzo de 2025, el mismo alcalde anunció la rehabilitación del histórico parque Adolfo López Mateos para el regreso del béisbol profesional a Reynosa, nuevamente acompañado por directivos de Grupo Burgos, que invirtieron sumas millonarias en el proyecto. El evento fue presentado como un símbolo de unión entre gobierno municipal e iniciativa privada.

Esto por mencionar dos ejemplos y ante ellos, la duda es inevitable, mientras se construye la narrativa de que ciertos personajes encarnan la “limpieza” política, ¿no son estos mismos quienes mantienen relaciones públicas y alianzas visibles con un grupo empresarial que ha sido señalado en columnas, reportajes y hasta informes internacionales como parte del entramado del huachicol fiscal?

Así cierra esta serie, pero no el tema, lo que parecía un relato de “purificación política” se resquebraja cuando vemos capturas, acusaciones de despojo, pasados judiciales y alcaldes posando junto a empresarios señalados por huachicol fiscal.

La pregunta queda abierta: ¿hasta cuándo podrán sostener la narrativa de estar limpios quienes aparecen una y otra vez en la sombra del combustible ilegal?

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