Makito firmó su ruptura con Claudia

Carlos Peña cruzó la línea y mostró que siempre ha estado alineado con los adversarios de la presidenta. Ya no es solo un alcalde incómodo de MORENA, es enemigo declarado del movimiento.
Fuentes fidedignas. Por Isaias Álvarez
Carlos Peña Ortiz ya no disimula. Este fin de semana, se quitó la máscara: no es un alcalde rebelde ni un aliado incómodo; es, de facto, enemigo político de la presidenta Claudia Sheinbaum.
El punto de quiebre llegó cuando se dejó ver en una cena de gala —reservada para la élite política y empresarial— organizada por la American Society of Mexico y patrocinada por Grupo Salinas. Allí, Peña Ortiz compartió mesa con magnates, diplomáticos y viejos lobos de la derecha mexicana. Con esa sola foto que el medio de comunicación City Reynosa expuso en redes, Makito se quitó el disfraz guinda y se colocó, sin rubor, en la trinchera opositora de la Presidenta.
Cinco días después de la gala, llegó la respuesta desde Palacio Nacional. No fue solo para el abogado, fue también un mensaje dirigido a sus simpatizantes, a los asistentes de esa gala y a los adversarios políticos que, desde el lujo y la simulación, celebran su cercanía con los enemigos del obradorismo. «No voy a dialogar con el abogado de un narcotraficante. No se puede dejar pasar» dijo la presidenta al referirse al defensor legal de Ovidio Guzmán y a la campaña de difamación que, desde su perspectiva, representa una agresión directa al gobierno que encabeza.
Claudia Sheinbaum advirtió que su gobierno demandará al abogado de Ovidio Guzmán por difamación. Y eso deben esperar también sus adversarios políticos: que ninguna embestida será ignorada. La presidenta no dejará pasar los ataques, ni los disfrazados ni los abiertos.
Como el de Larry Rubin, presidente de la American Society of Mexico, quien no es cualquier anfitrión: es un operador de alto nivel con línea directa al Partido Republicano y simpatías abiertas por Donald Trump. Por eso sus declaraciones de que “El 30% de arancel (…) es consecuencia directa de la falta de acción efectiva en temas que impactan la salud y seguridad de EE.UU. y México.” fueron verdaderos misiles contra Sheinbaum.
Y Carlos Peña, ahí, sentado, sonriente para las fotos, sin ni una mínima señal de molestia. No defendió a su presidenta, no defendió a su país, estuvo cómodo entre quienes atacan a Sheinbaum y no estaba solo. Lo acompañaba la diputada Gabriela Jiménez Godoy, vicecoordinadora de la bancada morenista, conocida por la asistencia de Felipe Calderón a su boda, también figuraba Jorge Romero, Luis Armando Melgar, ex TV Azteca y hoy senador verde; Juanita Guerra, cercana a Cienfuegos y operadores de viejo cuño como Ricardo Anaya y Lorenzo Córdova.
Al ver este panorama, hasta un niño se da cuenta que Carlos Peña no acudió como un simple alcalde o representante institucional, sino como miembro activo de una red política que hoy busca posicionarse como alternativa al gobierno federal. Una red conformada, en buena parte, por los enemigos más activos de la presidenta Claudia Sheinbaum.
Esto no debe sorprendernos, Carlos toma el ejemplo de traiciones de su madre y mentora política Maki Ortiz, con quien la presidenta no ha querido ni siquiera tomarse una foto. Ambos nacieron en el PAN, donde construyeron una base política sólida, y aunque más tarde navegaron en Morena, nunca alteraron su ADN ideológico, tanto que a veces a Carlos lo traiciona el subconsciente como cuando en enero de este año, pidió públicamente que Trump interviniera en México y cuando lo expusimos, reculó, pero su asistencia al evento descubre que, en efecto, las intenciones de sus declaraciones siempre fueron apoyar a Estados Unidos.
Esa estrategia no nació de la noche a la mañana. Como en MORENA Maki no pudo ser Senadora, ella y su hijo buscaron refugio en el Partido Verde, un partido que han venido derechizando en Tamaulipas para convertirlo en el nuevo PAN. Lo hacen al servicio de viejos aliados como Felipe Calderón, Ricardo Anaya, Margarita Zavala, entre otros. Lo hacen con una intención clara: socavar a la presidenta desde dentro, disfrazando de ecologismo lo que no es más que oportunismo conservador. Este grupo, que ahora viste de verde, es en realidad el rostro camuflado de los enemigos más activos de Claudia Sheinbaum.
En cuanto a la diputada Gabriela Jiménez que aparece al lado de Makito en la foto, ella es otra de los caballos de Troya que introdujeron en MORENA. Ya en otras ocasiones se le ha visto junto a Carlos, como cuando las redes sociales los ubicaron en una fiesta privada del grupo Firme. Su lealtad al calderonismo los unió, recordemos que el expresidente Felipe fue a la boda de Gabriela y también fue padrino político de Maki, a quien hizo subsecretaria de Salud.
Pero lo que ahora los mantiene unidos es la creación del partido “Que Siga la Democracia”, una agrupación surgida originalmente como asociación civil pero actualmente en proceso de convertirse en partido político independiente, manejada por Édgar Garza Ancira, esposo de la diputada. Lo que muestra que estos cuadros, jamás han abandonado la derecha. En Reynosa basta con saber que tienen en la nómina “por concepto de publicidad” a «Tumbaburros», operador digital del calderonismo.
Y si Carlos se ha posicionado como enemigo, lo más interesante es saber: ¿quiénes seguirán con él? Porque estar cerca de Makito es estar en contra de la inquilina de Palacio Nacional, que está muy pendiente de toda la clase política, a quienes constantemente envía mensajes, se está con la presidenta, o contra ella.