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Entre la Vigilancia Escolar y la Sombra de la Auditoría: Dos Caras del Liderazgo Municipal en Tamaulipas

Repor-T-Ando
La columna

Por: N.Gea M.]

*:- Mientras algunos alcaldes en Tamaulipas se consolidan como referentes de organización y compromiso comunitario, otros enfrentan el peso de su pasado administrativo, marcados por señalamientos financieros que los colocan directamente en el radar de la Auditoría Superior del Estado (ASE). Dos nombres destacan hoy en el escenario público: Beto Granados y Carlos Rafael Ulivarri López, polos opuestos en una misma entidad.

Beto Granados: Una Estrategia Preventiva que Marca Diferencia

El alcalde Beto Granados ha vuelto a posicionarse como un referente en gobernanza preventiva y cercana a la ciudadanía. Con la integración formal de Comités de Seguridad Escolar, compuestos por directivos y padres de familia, su administración ha dado un paso firme hacia la protección del patrimonio educativo durante el próximo periodo vacacional.

No se trata solo de vigilancia física, sino de un modelo de corresponsabilidad ciudadana, donde los propios actores escolares se convierten en enlaces activos con las corporaciones de Seguridad Pública y Protección Civil. En un estado donde la inseguridad ha trastocado todos los niveles sociales, iniciativas como esta reconstruyen la confianza entre gobierno y sociedad civil.

La estrategia es clara: anticiparse a los problemas, no reaccionar ante ellos.

Granados entiende que una buena administración no se mide solo en obras públicas, sino en generar paz social desde las aulas. Su visión lo convierte, sin duda, en uno de los perfiles más sólidos del presente político tamaulipeco.

Carlos Ulivarri: El Silencio como Estrategia Bajo Sospecha

En el lado opuesto de esta narrativa se encuentra el ex alcalde de Río Bravo, Carlos Rafael Ulivarri López, quien se mantiene en un inquietante silencio mientras la Auditoría Superior del Estado lo señala como uno de los ex funcionarios con cuentas pendientes millonarias por solventar.

El reclamo no viene de rumores de pasillo, sino directamente del Ayuntamiento y Cabildo de Río Bravo, quienes han denunciado irregularidades fiscales por un monto cercano a los 37 millones de pesos. A pesar de la presión pública y del llamado implícito de la ASE, Ulivarri ha optado por el mutismo, estrategia que muchos interpretan como una admisión tácita de responsabilidad.

Lo más grave es que el ex edil, hoy presidente de la Cámara de Comercio local, podría arrastrar su actual función representativa a una crisis de legitimidad, si se confirma que su administración incurrió en desvíos o irregularidades graves.

Su falta de respuesta solo alimenta las sospechas y le resta argumentos frente a una ciudadanía que exige transparencia.

Contrastes que Hablan: Liderazgo o Laxitud

Los casos de Granados y Ulivarri reflejan dos posturas totalmente opuestas dentro de la política municipal: uno que asume el liderazgo con acciones concretas y preventivas, y otro que evade su responsabilidad con un silencio cómplice. Mientras uno fortalece la estructura social desde la raíz «la escuela», el otro socava la credibilidad institucional desde las alturas del poder económico.

Tamaulipas necesita liderazgos limpios, activos y responsables. Porque lo que hoy está en juego no es solo la imagen de un político, sino la credibilidad de nuestras instituciones.

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Quejas Dudas y sugerencias al correo electrónico noe.gea64@gmail.com.

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