Primero el ciclón “Hilda” después el huracán “Barry”: hoy el recorrido de la presidenta Claudia Sheinbaum

Por: Vicente Hernández
“No podemos detener los desastres naturales, pero podemos armarnos de conocimiento: no se perderían tantas vidas si existiera suficiente preparación contra los desastres.”
«Petra Nemcova»
La madrugada del 19 de septiembre de 1955, el ciclón Hilda tocó tierra en la ciudad de Tampico, dejando una estela de devastación y destrucción en su paso, la tormenta trajo consigo lluvias torrenciales y vientos fuertes que causaron inundaciones en gran parte de la ciudad, afectando a miles de familias y negocios, devastación que me tocó ver a mis escasos cinco años de edad, cuando mi madre me llevo a un curioso recorrido por las calles aledañas a la casa que habitábamos sobre la calle Carlos Canseco en la zona centro de Tampico.
Las lluvias intensas que trajo este ciclón, y la crecida del río Pánuco, provocaron la inundación de barrios y colonias enteras en Tampico, como fueron los barrios del Cascajal, Nacional, Pescadores, La Unión, Tamaulipas, Guadalupe Mainero, Guadalupe Victoria, Tinaco, Ferrocarrilera, Galeana así como algunas otras más colonias, ya que las aguas llegaron a alcanzar niveles de hasta 2 metros en algunas zonas, obligando a los residentes a buscar refugio en lugares seguros, de tal suerte que la ciudad quedó paralizada, con calles intransitables y servicios básicos suspendidos.
Esta inundación causó daños significativos en viviendas, negocios e infraestructura pública, muchas familias perdieron sus hogares y pertenencias, mientras que los negocios sufrieron pérdidas económicas importantes, pero también afecto la infraestructura pública, así como carreteras y puentes que también resultaron dañados, lo que complicó los esfuerzos de rescate y ayuda que los gobiernos de los tres niveles implementaron.
Las autoridades locales y estatales, respondieron rápidamente a la emergencia, desplegando equipos de rescate y ayuda humanitaria (con los inconvenientes renglones arriba descritos), de igual forma se establecieron centros de acopio para recibir donaciones, y se distribuyeron alimentos y agua a los afectados, que en una gran mayoría acudieron a los refugios habilitados en dependencias oficiales, escuelas y construcciones techadas, pero enmedio de este caos, la solidaridad de la población también se hizo presente, con muchos ciudadanos ofreciendo su ayuda y apoyo a los damnificados.
Al pasar de los días, la reconstrucción de Tampico significo un proceso largo y desafiante, por lo que las autoridades y la población debieron trabajar juntos para poder restaurar la ciudad y sus servicios básicos, y de alguna manera, la experiencia del ciclón Hilda ha servido como una lección para mejorar la preparación, y la respuesta ante desastres naturales en nuestros días, como lo fue en el reciente caso del huracán Barry, que dejo graves daños y amenaza de inundaciones en la zona conurbada de Tampico, Madero y Altamira.
La inundación en Tampico en él 55, nos viene a recordar la importancia de la solidaridad entre el gobierno y la ciudadanía, así como la cooperación de ambos en momentos de crisis, comprobando que la solidaridad y la generosidad, tanto de la población como de las autoridades, son fundamentales para ayudar a los afectados por estos fenómenos meteorológicos, y de esta manera se pueda restaurar en algo los daños causados a la ciudad, y esta citada solidaridad, se ve reflejada con la visita que este día realiza la presidenta de México Claudia Sheinbaum por la zona conurbada del sur de Tamaulipas, y por los hermanos estados de Veracruz y San Luis Potosí, con la finalidad de recorrer las zonas afectadas por las fuertes tormentas que dejo a su paso el huracán Barry.