En las lecciones de Barry

Fuentes fidedignas. Por Isaías Álvarez
* Supervisión presidencial en el sur: cuando el gobierno sí llega a tiempo
* Barry pone a prueba a los municipios conurbados; Sheinbaum no deja espacio para omisiones
* Del sur eficiente al norte abandonado: lo que Reynosa aún espera
Hay fenómenos naturales que llegan sin aviso… y hay gobiernos que actúan como si nada hubiera pasado.
Lo que ocurrió en Reynosa a finales de marzo no fue sólo una tromba, fue el retrato del abandono institucional: viviendas destruidas, familias sin apoyo, y una autoridad municipal ausente o, peor aún, concentrada en justificar su ineficiencia en lugar de remediarla. A la fecha, muchas de esas afectaciones siguen sin solución. Carlos Peña Ortiz, lejos de reconstruir, decidió esconderse entre comunicados y respuestas estúpidas.
Hoy, con el paso de la tormenta tropical Barry por la zona sur de Tamaulipas, la historia parece escribirse de otro modo. Por instrucciones de la presidenta Claudia Sheinbaum, la coordinadora nacional de Protección Civil, Laura Velázquez Alzúa, llegó a Tampico desde la noche del martes, y no vino a tomarse la foto: vino a coordinar acciones reales.
El mensaje no es menor. La presencia federal no sólo busca apoyar a la población afectada, sino también evitar repetir el desastre administrativo que dejó en evidencia al ayuntamiento de Reynosa. Esta vez, Sheinbaum no quiere improvisaciones. Tampico, Madero y Altamira están bajo escrutinio, pero también bajo respaldo.
Velázquez ha identificado junto con el gobernador Américo Villarreal Anaya las zonas que requieren atención prioritaria. A partir de este miércoles, el Ejecutivo estatal encabeza en territorio la atención a damnificados. Y este viernes, la presidenta llegará personalmente a supervisar. No a preguntar, sino a constatar.
La zona conurbada sur de Tamaulipas ha sido, históricamente, una muestra de que los municipios pueden coordinarse, planear y responder. Tampico —durante años, una de las mejores ciudades para vivir del país— tiene una vara alta que mantener, y hoy más que nunca, ojos nacionales encima.
Altamira ha dado señales de buen gobierno. Su alcalde ha sido reconocido a nivel nacional por su eficiencia, y esta emergencia puede ser una oportunidad para reafirmar ese liderazgo. Madero, con su vocación turística y su ubicación costera, enfrenta otro tipo de retos. El compromiso debe reflejarse no en discursos, sino en resultados tangibles.
Y mientras tanto, Reynosa aún sigue esperando que pase la basura -como le indicó la presidenta a Makito que hiciera-. No la lluvia, que ya cayó con fuerza; sino la atención que su población merece. La administración de Carlos Peña Ortiz se convirtió en un caso de estudio de lo que no debe ocurrir: un gobierno más preocupado por redes sociales que por drenajes colapsados, más ocupado en construir candidaturas que en salvar patrimonios.
La política se mide también en los días grises. Y hoy el sur de Tamaulipas tiene la oportunidad de brillar justo donde el norte falló.