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Un antes y un después para Morena en Reynosa

Sin Filtros;por Brenda Ramos

La asamblea Estatal de Morena, celebrada en Reynosa, marcó un hito. Dejó la impresión de que la militancia se alineó y que los liderazgos locales se mostraron en sintonía, como si hubieran entendido que no es momento para disputas internas. Hay un antes y un después de esta asamblea, las bases se portaron  más ordenadas, disciplinadas y receptivas. Y si bien Morena es un partido donde las emociones suelen desbordarse —porque es un partido de lucha, con sangre caliente y militantes inquietos por causas profundas—, ayer proclamaron unidad iniciando una nueva etapa en el morenismo de Reynosa.

En ese ambiente de cohesión, la senadora Olga Sosa Ruiz fue una de las figuras mejor recibidas. Su intervención fue clara, bien aceptada y oportuna, supo leer el momento, tomar la palabra con firmeza y aportar calma cuando se necesitaba. Fue el pegamento que unió las distintas expresiones de Morena en Reynosa. Tiene presencia, tiene escucha y tiene el respeto de una militancia que la reconoce como una figura confiable y estable dentro del movimiento.

Luego vino el momento incómodo, Carlos Peña Ortiz, alcalde de Reynosa, fue recibido con abucheos y gritos de “¡Fuera Makito!”. Y aunque parezca escandaloso, eso no fractura a Morena, lo fortalece porque deja claro que la militancia distingue entre quien forma parte del proyecto y quien solo busca colarse. Carlos Peña no es militante de Morena, lo ha dicho abiertamente, su grupo político —el mismo que ha encabezado cuatro administraciones en Reynosa— ha brincado del PAN a Morena y después al Partido Verde. Con los nuevos lineamientos de la presidenta Claudia Sheinbaum, que prohíben el nepotismo, el sectarismo y el divisionismo, es evidente que ciertas trayectorias ya no caben en el movimiento. Si mañana se pasan a Movimiento Ciudadano, nadie en Reynosa se va a sorprender.

Además, hay que decirlo: la militancia también es ciudadanía. Y la ciudadanía está cansada. El rechazo a Peña Ortiz no fue un asunto de tribus internas, sino una expresión de hartazgo por un mal gobierno que ya suma demasiados años al frente del municipio.

Casos como el de este grupo político hay por todo México, y en su mayoría son los liderazgos jóvenes como  Miguel Torruco Garza, fundador de Morena los que no se quedan callados. Torruco, publicó este mismo lunes una imagen criticando a los “chapulines” que buscan brincarse principios para mantenerse en el poder. El mensaje como anillo al dedo al makiato, tal vez se enteró que  justo un día antes, Reynosa había enviado su propia versión de esa advertencia: la base sabe quién es quién.

Pero, en medio de todo esto, surgió la duda sobre quién invitó al alcalde al evento. Algunas versiones apuntan a Valentina Cota como posible responsable, aunque oficialmente no se ha confirmado nada. Pero en política, la percepción también pesa. Y quien se muestra cerca de un personaje tan rechazado como Peña Ortiz, asume un costo.

También nos mencionaron a Rómulo Pérez, ya que durante el evento se notó una evidente cercanía y química entre él y Carlos Peña. Las versiones emanadas de los terrenos donde domina Carlos, nos manejaron es que pudo haber sido Rómulo quien extendió la invitación al alcalde, en consecuencia, de inmediato circulamos una imagen donde se hacía notar esa proximidad.

Y Tras una breve conversación con Rómulo , le preguntamos directamente si él lo había invitado. Su respuesta fue clara: no.

La aclaración se toma en cuenta, pero también deja en claro que hoy, más que nunca, cada gesto político está bajo escrutinio.

Y si hay dudas sobre los riesgos de asociarse con ese grupo político, basta recordar el caso de Jesús María “Chuma” Moreno. Lo grabaron recibiendo dinero, lo expusieron, y lo dejaron caer. Esa es la forma de operar de los Makitos quienes no conocen la lealtad política ni la congruencia.

Fue un evento que marcó un antes y un después , hubo de todo, unidad, liderazgo, abucheos para quienes no pertenecen al movimiento y muchos ojos, orejas y bocas que tomaron nota de cada gesto, cada aplauso y cada silencio. Se midieron fuerzas, se marcaron distancias y se definieron lealtades, sin duda una asamblea difícil de olvidar.

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