En Reynosa: el pueblo paga y los corruptos cobran
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Sin Filtros; por Brenda Ramos
En Reynosa, la ley no es pareja. Mientras el Congreso de Tamaulipas ajustó las tarifas para que los comerciantes ambulantes paguen lo justo, el Cabildo, con Carlos Peña Ortiz a la cabeza, se puso creativo: buscan tumbar la ley que beneficia a los vendedores y, de paso, exprimir a los que trabajan. ¿Cómo? Cobros exagerados a los tianguistas, inventos regulatorios para los talleres mecánicos y, en general, un manoseo descarado de la Ley de Ingresos. Todo con un solo propósito: llenar la alcancía, porque en el horizonte se asoma la gubernatura y Maki Ortiz, la senadora-madre, necesita mantener su reino en pie.
Pero si usted cree que la ley se aplica con rigor en Reynosa, piense otra vez. Mientras los comerciantes son exprimidos hasta la última moneda, la regidora Karla Paola Luna González se da la gran vida en Texas, sin pisar el Ayuntamiento, cobrando puntualmente su sueldo y manejando a distancia el presupuesto de Comunicación Social. Van 408,790 pesos en dos meses por no hacer nada, más un jugoso presupuesto de cinco millones para medios de comunicación. Nadie la toca. Ni el Cabildo, ni el alcalde, ni la autoridad moral de la 4T, que en teoría debería promover la austeridad, pero en la práctica protege a los suyos como si fueran especie en peligro de extinción.
Como si fuera poco, al nuevo jefe de Comunicación Social, Set Rojas, ya lo besó el diablo. Calladito y complaciente, no ha tocado el cochinero de contratos de Karla Luna. Que triste fue ver, que a un profesional de la comunicación lo traigan como a un títere de trapo, recibiendo órdenes de silenciar medios de comunicación críticos y protegiendo a toda costa a Karla Luna, pues a su llegada, se esperaba que pidiera una auditoría, con números y documentos en mano para limpiar el desorden de la regidora fantasma.
Aquí, la consigna es clara: protegerse entre ellos y que el pueblo pague la cuenta y la boda. Reynosa se convirtió en el feudo de una élite política que se cuida la espalda mientras exprime a los ciudadanos. El abuso a los comerciantes, la impunidad de la regidora fantasma y la complacencia del Cabildo no son errores administrativos: son una estrategia para asegurar el control de la plaza, porque en la política tamaulipeca, todo se vale… menos tocar a los intocables.
Y así, en Reynosa, la justicia se convierte en chiste y el erario en botín. La pregunta no es si esto va a cambiar, sino cuánto más van a saquear antes de que alguien les ponga un alto.