Sin Filtros; por Brenda Ramos
La Reunión Nacional Municipal convocada por la presidenta Claudia Sheinbaum, que se efectuó el día de hoy en el World Trade Center de la Ciudad de México, fue el escenario perfecto para que el gobernador Américo Villarreal mostrara su músculo político: logró que los 43 alcaldes tamaulipecos, incluidos los más tercos y rebeldes, no solo asistieran, sino que lo hicieran marcando el paso y alineados bajo su liderazgo.
Este evento congregó a más de 2,400 alcaldesas y alcaldes de todo el país, además de todos los gobernadores, consolidándose como una muestra de unidad en un momento clave para la política nacional. En el lugar, se discutieron temas urgentes como la seguridad, el agua y los servicios públicos, pero más allá de la agenda, Claudia Sheinbaum demostró un liderazgo pocas veces visto, ganándose incluso el reconocimiento de gobernadores de oposición, quienes coincidieron en que es tiempo de unidad para llevar a México al siguiente nivel en el escenario mundial.
En el caso de Tamaulipas, el logro fue doble. No solo se trató de una muestra de respaldo absoluto al proyecto de transformación encabezado por Sheinbaum, sino también de un ejemplo claro de cómo el gobernador Américo Villarreal ha consolidado su liderazgo estatal. Por primera vez, los cuatro niveles de gobierno —Federación, estado, municipios y ciudadanía— están alineados para trabajar juntos. Villarreal patentizó este respaldo al destacar que Tamaulipas está comprometido con la visión nacional de transformación.
Ahora bien, regresemos al tema de lograr que los 43 alcaldes tamaulipecos caminen al ritmo de un mismo tambor, pues esto no es tarea sencilla, sobre todo cuando algunos son conocidos más por sus excesos que por sus resultados. Los que antes criticaban, jugaban a ser oposición o simplemente buscaban beneficiarse del poder ahora tuvieron que sentarse en la misma mesa. Villarreal no solo los “metió en cintura”, sino que dejó claro que en el estado no se juega con la transformación. El que no colabore, se queda fuera; y el que se quede fuera, que lo padezca.
Esto lo decimos porque, en los últimos meses, algunos alcaldes se dedicaron a buscar protagonismo, pensando que podían avanzar solos o retar al gobernador. Pero esta reunión dejó claro que el liderazgo estatal no se discute. Más allá de la disciplina impuesta, los alcaldes tamaulipecos reconocieron el liderazgo del gobernador y, al menos en lo público, se comprometieron a trabajar en una sola dirección por el bienestar de las y los tamaulipecos.
Sin embargo, no se trata de darles esperanza a quienes, en sus municipios, han demostrado poco o nada. Más bien, se trata de enviar un mensaje: o trabajan en equipo o se quedan en el olvido político. Bajo este liderazgo, no hay espacio para alcaldes que solo buscan lucirse o para quienes pretenden sacar ventaja sin dar resultados.
El gobernador Américo Villarreal no es de los que imponen su autoridad con discursos vacíos ni con gritos o amenazas, pero tampoco tolera la simulación. Y esta reunión fue una prueba de fuego para varios presidentes municipales que ahora saben que, bajo este proyecto, o se alinean o no avanzan.
Por su parte, Claudia Sheinbaum consolidó su liderazgo no solo al convocar a este evento masivo, sino al posicionarse como una figura capaz de promover la unidad en un escenario político polarizado. Su mensaje de trabajar juntos para resolver problemas nacionales no solo resonó a nivel interno, sino que proyectó a México como un país listo para enfrentar retos globales desde una postura más unida y fuerte.
Al final, lo relevante es que Tamaulipas tiene un rumbo claro y un liderazgo firme. Seguridad, agua, servicios públicos: esos son los verdaderos retos. Es en lo que los alcaldes deben centrarse en lugar del golpeteo político, el desorden y las agendas personales.
Y si bien, en la política, como en la vida, no todos los jugadores están al mismo nivel (y eso Villarreal lo sabe bien), el barco tiene un capitán y un destino. El que no reme, que se prepare para que su embarcación junto con sus aspiraciones políticas se hundan.
