«Lo que no se nombra no existe»
Sin Filtros; por Brenda Ramos
En un país donde el lenguaje ha reflejado desigualdades estructurales y durante décadas el machismo ha dictado quién merece ser nombrado, haber llevado a la presidenta a la constitución fue un acto histórico. Por eso, cuando la senadora Olga Sosa propuso incluir términos como «Presidenta», «Gobernadora» y «Presidenta Municipal» en nuestra Carta Magna, no hablaba de gramática, sino de dignidad. Como dijo Claudia Sheinbaum: “Solo lo que se nombra existe”. Pues, es innegable que, lo que no se menciona no se reconoce y lo que no se reconoce, no se protege.
Pero, esta reforma es apenas una de las 20 iniciativas y 4 puntos de acuerdo ingresados por Olga Sosa, cuyo trabajo legislativo muestra un compromiso amplio con temas esenciales para el desarrollo social y económico de México. Su agenda combina propuestas que van desde la igualdad de género hasta la soberanía energética, pasando por reformas laborales, derechos humanos y seguridad social.
El ejemplo más emblemático es su propuesta de crear un Sistema Nacional de Cuidados. En un país donde el trabajo doméstico y de cuidado recae principalmente en las mujeres, reconocer legalmente el derecho a cuidar y ser cuidado es un acto de justicia histórica. La iniciativa incluye la redistribución equitativa de las tareas de cuidado, priorizando a personas con enfermedades, discapacidades y en etapas vulnerables como la infancia y la vejez. Es una respuesta necesaria para muchas mujeres que son madres solteras en Tamaulipas, con vidas duras, cansadas y que muchas veces, sostienen a sus hijos con jornadas dobles de trabajo y llegan cansadas a sus casas, para maternar y cuidar a otros familiares a su cargo.
De igual manera, en el ámbito de la justicia, Sosa presentó reformas trascendentales para proteger a las mujeres frente a la violencia de género. Propuso hacer imprescriptible el feminicidio y tipificarlo cuando el crimen se cometa contra una mujer embarazada para apropiarse de su bebé, cerrando vacíos legales que hoy permiten que algunos crímenes queden impunes.
Otra iniciativa clave es la reforma a la Ley Federal del Trabajo para proteger a las mujeres que denuncian violencia de género. Propone garantizar que quienes presenten una denuncia o reciban terapia psicológica no pierdan su empleo ni sufran descuentos salariales. En un contexto donde denunciar sigue siendo un acto de valentía, esta medida es un escudo contra la revictimización laboral.
Así mismo, la agenda de Sosa también incluye propuestas para fortalecer la participación política de las mujeres, como elevar del 3% al 8% el financiamiento destinado a su desarrollo y liderazgo dentro de los partidos políticos. La idea es clara: sin recursos, la paridad de género queda en un discurso vacío.
Ahora bien, en el Senado, su propuesta de inscribir en letras de oro el nombre de Ifigenia Martínez como “Mujer de Estado”, que ya fue aprobada, es un acto simbólico que muestra que las mujeres también construyen la historia política del país.
Y en materia de derechos económicos y tecnológicos, Sosa presentó iniciativas que parecen adelantarse al futuro. Su reforma para fomentar el turismo espacial y otorgar estímulos fiscales de hasta 20 millones de pesos a Pymes de la industria aeroespacial es una apuesta audaz que podría consolidar a México como un líder tecnológico en América Latina. Actualmente, más de 350 empresas de este sector operan en 19 estados, incluyendo Tamaulipas.
Sin embargo, su visión de desarrollo no se limita a lo económico. Presentó una reforma para declarar la energía eléctrica como un derecho humano, asegurando que servicios como salud, educación y vivienda sean accesibles para todos. En el mismo sentido, su reforma para sancionar la sustracción ilegal de agua potable con penas de hasta 7 años de prisión es un paso crucial para proteger un recurso vital y combatir la corrupción en la gestión hídrica.
En materia de salud, propuso la creación de un Expediente Clínico Electrónico para el IMSS Bienestar, que ya gestiona uno de los sistemas de datos médicos más grandes del mundo, con 53.7 millones de registros. Esta medida modernizaría la atención médica y aseguraría un mejor seguimiento de los pacientes en todo el país.
Su compromiso con los derechos humanos también se refleja en su propuesta de crear fiscalías especializadas en delitos de trata de personas, asignándoles presupuesto y personal capacitado con perspectiva de género.
Asimismo, en una medida para proteger la privacidad ciudadana, presentó una reforma que exige el consentimiento informado para el tratamiento de datos personales, asegurando que ninguna empresa pueda procesarlos sin una autorización explícita.
Por su parte, en el plano simbólico y cultural, propuso la creación de la “Medalla al Mérito Hermila Galindo”, destinada a reconocer a mujeres que se hayan distinguido en la vida pública, profesional y académica. También sugirió izar la bandera nacional cada 8 de marzo en honor a Catarino Garza de Matamoros, vinculando la lucha histórica por los derechos a una causa profundamente mexicana.
En definitiva, resulta evidente que, las palabras crean realidades. Pero legislar es ir más allá: es convertir esas palabras en derechos y esas ideas en justicia. Las reformas propuestas no solo corrigen el lenguaje, también enfrentan desigualdades históricas y proyectan un México más equitativo. Porque, como dijo Claudia Sheinbaum: “Solo lo que se nombra existe”.