La Mirada de Yunes
Ese gesto de desesperación… ¿le recuerda a alguien?
Fuentes fidedignas. Por: Isaias Alvarez
Dicen que los ojos son el espejo del alma. Quizá en algunos casos, ese refrán nos permite ver hasta lo más recóndito de ciertos personajes públicos. Miguel Ángel Yunes es un ejemplo, y es que esa mirada no es cualquier cosa. Su rostro no oculta ese “no sé qué” que solo los políticos más experimentados desarrollan después de años de saborear el poder. Una mirada fija, intensa, que más que transmitir seguridad, parece un grito desesperado, una súplica por recuperar tiempos pasados, esos “años dorados” del panismo en los que, según se dice, el poder venía con ciertos… “beneficios adicionales”.
Es curiosa esta fijación de los Yunes –y que conste que hablamos de la familia como institución política, porque donde hay un Yunes, parece que hay todo un legado de aspiraciones insaciables– por aferrarse al poder de cualquier forma. La reciente “estrategia” de Yunes Márquez, cediendo su escaño de senador a su padre, bajo el pretexto de salud, dejó claro que el teatro político también es herencia familiar. No nos engañemos, ese “cambio de estafeta” no es por amor al arte, sino por una jugada fría y calculada para acomodarse donde se pueda y ayudar a Morena en la famosa reforma judicial. Una alianza que, ¡vaya ironía!, los aleja de aquel discurso de “dignidad” que tanto usaron en tiempos de campañas.
Y claro, no podemos dejar de lado los otros escándalos: ordenes de aprehensión, acusaciones de corrupción, investigaciones que uno ya pierde la cuenta de cuántas son. Y ahí es donde la famosa “mirada de Yunes” adopta otra perspectiva. ¿Qué hay detrás de esos ojos? Quizá una nostalgia por aquellos días en los que el poder y sus beneficios eran suyos sin restricciones. Es una expresión que hemos visto en más de un político veterano, esa mirada extraña que no se apaga ni con los años, ni con los escándalos, ni con las derrotas.
¿Será que en aquellos tiempos dorados se acostumbraron a algo que ahora no encuentran en la vida civil? Uno se pregunta, ¿qué tipo de “privilegios” o “accesos exclusivos” les dejó el panismo que ahora los mantiene tan desesperados por volver? Porque no se trata de un mero regreso al poder. No, es algo más profundo, algo que cualquier observador astuto nota en los gestos de los Yunes y de muchos otros políticos y políticas incluso de Tamaulipas que han probado ese elixir llamado “poder sin límites”.
No afirmamos nada, claro, no queremos herir susceptibilidades. Pero la pregunta queda flotando en el aire, como esos espectaculares que de repente aparecen en Veracruz. ¿Qué ansían tanto recuperar estos políticos emanados del PAN de las “viejas glorias”? Tal vez, solo tal vez, el lector podrá sacar sus propias conclusiones mientras observa esa “mirada de Yunes” en el rostro de otros que, por igual, se aferran a las delicias del poder que tenían en el pasado. Porque, como bien decía alguien, los ojos son el espejo del alma… y algunas almas, bien lo sabemos, están tan hambrientas que no basta un simple cargo para calmarlas.