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Los chismes de José Ramón

El cabecismo no se destruye, solo se transforma

Sin Filtros; por Brenda Ramos

La política en Tamaulipas tiene su propio guion de intrigas y chismes, y José Ramón Gómez Leal es uno de sus actores más astutos. Mientras pregona ser víctima de un supuesto bloqueo en el estado, por debajo de la mesa sigue operando como el guardián de los intereses del cabecismo. Y aunque la 4T rechaza rotundamente a figuras como Francisco García Cabeza de Vaca, quien sigue esquivando la justicia gracias a jugadas judiciales cuestionables, José Ramón parece estar reconstruyendo el poder de su grupo familiar bajo nuevas alianzas.

Cuando ayer Rosa Icela Rodríguez, Secretaria de Seguridad, expuso públicamente la protección judicial que se le otorgó a Cabeza de Vaca mediante un amparo que dejó sin efecto su orden de aprehensión, quedó claro que en la 4T no hay espacio para los corruptos. Sin embargo, mientras las palabras de Rosa Icela resuenan en la política nacional, José Ramón está tejiendo redes locales que contradicen ese discurso.

José Ramón ha sido maestro en el arte del «chisme político», usando su narrativa de víctima para distraer la atención. Pero la realidad es otra. A pesar de sus quejas, tiene el control de la COMAPA de Reynosa, gracias a su alianza con el alcalde Carlos Peña Ortiz, hijo de Maki Ortiz, una exsenadora que ahora navega en el Partido Verde, pero sigue siendo una ficha clave del cabecismo. Sofía, la hija de Cabeza de Vaca, es regidora en Reynosa y ha cooperado de manera efectiva con Carlos Peña Ortiz, alineándose en cada votación. Eliacib Leija Garza, suplente de Carlos, también está alineado con el cabecismo, siendo compadre de Cabeza de Vaca y otro peón en este tablero.

Un punto clave de este entramado fue la reciente iniciativa conjunta presentada por Maki Ortiz y José Ramón Gómez, su trasfondo es claro: Maki y José Ramón están más unidos que nunca. Esta colaboración demuestra que el cabecismo ha encontrado nuevas formas de operar bajo las siglas de Morena y el Partido Verde. El cabecismo no desaparece, se transforma, y ambos políticos han logrado mantenerse relevantes y poderosos bajo nuevas banderas.

Ahora bien, el verdadero conflicto en esta historia y de los “chismes que JR lleva al senado” surge cuando José Ramón intenta imponer a Jorge Villafranca Martínez como superdelegado de los programas sociales, un cargo que él mismo ocupó anteriormente.

Villafranca, es hijo de Jorge Villafranca Jasso, quien se reeligió tres veces como presidente de la Asociación Ganadera Local de Soto La Marina y que lo hizo con todo el respaldo de Francisco, son inclusos vecinos de ranchos en Soto la Marina, en donde ha habido quejas de que los ranchos de Villafranca Jasso son los únicos a los que se llevó beneficios (Como la luz eléctrica) en el sexenio de Cabeza de Vaca.

Sin embargo, en la otra esquina, hay otro contendiente, Marco Batarse Jr., respaldado por el rector de la UAT, Dámaso Anaya. Este conflicto ha llevado a José Ramón a difundir chismes en la cúpula de Morena, acusando a Anaya de sabotear su carrera política, cuando en realidad, lo que busca es proteger su red de poder en Tamaulipas.

Sin embargo, estos chismes no le afectan al rector, porque “Trabajo mata grilla” y Damaso no para. Recientemente encabezó el aniversario de las facultades de la UAT este fin de semana pasado. En este marco, se realizó una cabalgata conmemorativa que estuvo encabezada por el rector Dámaso Anaya, con la participación del secretario general del Gobierno de Tamaulipas, Héctor Joel Villegas González, así como otras autoridades invitadas al evento.

Mientras tanto, en otro lado del ring del Cabecismo, Ismael García Cabeza de Vaca ha regresado al Congreso de Tamaulipas y ha asumido un rol agresivo, golpeando al gobierno de Américo Villarreal en cada oportunidad, utilizando el supuesto secuestro de Vicente Verástegui como excusa para criticar la seguridad en el estado. Con José Ramón como operador clave, el cabecismo se rearma y reorganiza bajo nuevas caras y alianzas, pero con los mismos objetivos de poder.

Al final, los hechos nos dicen que el cabecismo no se ha extinguido; solo ha cambiado de forma, camuflado en las nuevas estrategias de José Ramón. Bajo su disfraz de morenista, sigue siendo el operador principal de un grupo que busca retomar el control, y cada chisme que suelta es una pieza más en el tablero de su regreso al poder.

El cabecismo no se destruye, solo se transforma, y José Ramón Gómez Leal es su mejor alquimista.

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