Reynosa: en la ingobernabilidad con su Cabildo de suplentes
- El Makito se burla y pisotea la voluntad popular; esos regidores, no los eligió el pueblo.
Sin Filtros; por Brenda Ramos
Reynosa se ha convertido en escenario de una crisis política que refleja la falta de compromiso de quien encabeza la administración, el edil Carlos Peña Ortiz y la de quienes fueron elegidos para representar a la ciudadanía. Siete regidores de la planilla del Makito han abandonado sus puestos en el cabildo, dejando sus responsabilidades para asumir otros cargos en la administración municipal. Esta salida masiva ha puesto en evidencia que la familia Peña Ortiz no respeta y se burla de la representación popular, así como la improvisación con la que se maneja el gobierno local que ha hecho que Reynosa esté en la ingobernabilidad absoluta.
Carlos Peña Ortiz, el alcalde, ha llenado los espacios vacíos con suplentes que él mismo eligió, para mantener el control del negocio familiar cuidando las entradas y salidas de dinero del ayuntamiento a su conveniencia. El cabildo, que debería ser el espacio donde se toman las decisiones más importantes para la ciudad, ahora está compuesto en su mayoría por personas que no fueron votadas por el pueblo. ¿Qué mensaje envía esto a los ciudadanos? Que sus votos no importan, que su representación puede ser cambiada a capricho de quien está en el poder.
La irresponsabilidad de los regidores que solicitaron licencia no puede pasar desapercibida. Dejaron a Reynosa sin sus representantes legítimos, sin los rostros que deberían estar ahí, al pie del cañón, resolviendo los problemas de la ciudad. Eduardo López Arias, Hildilberta Velázquez, Mario Soria y los demás regidores han preferido dar un paso al lado, dejándole el campo libre al alcalde para jugar con los hilos del poder.
El Congreso del Estado de Tamaulipas no puede quedarse de brazos cruzados ante este abuso. La Ley de Gobierno Municipal otorga a los regidores el derecho a solicitar licencias, pero no para vaciar el cabildo y dejarlo en manos de suplentes que no tienen el mismo respaldo de los votantes. El Congreso tiene la obligación de intervenir, de exigir cuentas, y de revisar los mecanismos que permiten que esto suceda. No se trata solo de hacer reformas para evitar que estos vacíos de poder se repitan, sino de garantizar que los ciudadanos de Reynosa tengan a quienes verdaderamente eligieron al frente de sus decisiones.
Este no es un asunto menor. La salida masiva de regidores ha dejado un vacío en la representación política de la ciudad y un cabildo que no opera con la legitimidad que debería tener. Mientras Carlos Peña Ortiz sigue moviendo sus piezas y asegurando el control con suplentes, Reynosa se queda sin el liderazgo que realmente necesita, para quedarse con lacayos al servicio de Carlos. El Congreso debe actuar antes de que esta situación se convierta en un precedente peligroso para otros municipios de Tamaulipas.
El abuso de licencias es una señal clara de desprecio hacia los ciudadanos, que merecen ser representados por quienes votaron, no por suplentes elegidos a conveniencia. Si el Congreso no toma cartas en el asunto, lo que está sucediendo en Reynosa podría volverse la norma, y no la excepción.
Si los regidores no cumplen con su mandato, el Congreso debe recordarles que su responsabilidad es con el pueblo, no con los intereses políticos de unos cuantos.