Por Oscar Díaz Salazar
En el legado del presidente Andrés Manuel López Obrador a los tamaulipecos, el que quizás se vuelva el más importante, es la difusión y el reconocimiento de Catarino Garza, lo que significa nada más, pero nada menos, que nos hereda un héroe, a la altura y con la valía de nuestros héroes más importantes.
Será tarea de todos los mexicanos, pero particularmente de los tamaulipecos, rescatar y difundir la biografía de ese periodista e internacionalista que fue precursor de la lucha y el movimiento revolucionario de 1910.
Catarino Garza es un personaje olvidado, poco apreciado, a pesar de contar con méritos suficientes y con una biografía bastante interesante. Por tratarse de un revolucionario, de un opositor, de un contestatario, de un personaje incómodo para los poderosos de su tiempo, es entendible que la hubieran condenado al olvido.
El presidente López Obrador, que de cierta forma es un alter ego de Catarino Garza, en cuanto a ser un opositor al gobierno, con la diferencia de que AMLO si pudo alcanzar la máxima posición de poder político en nuestro país, es un tipo interesado en la historia de nuestro país, que conoce y admira a los luchadores sociales que, como él, pugnaron por un cambio que beneficiara al pueblo e hiciera de México una patria más justa y democrática.
Corresponde a los tamaulipecos profundizar en el estudio de este personaje, difundir su biografía, valorar su legado, presumir sus batallas y su aporte al movimiento revolucionario, rescatar su obra escrita y rendirle los homenajes que lo ubiquen al mismo nivel que los grandes precursores de la revolución.
Cuando se realice el juicio sereno de la gestión de López Obrador, los tamaulipecos quizás valoremos este regalo que nos ofrece el presidente en las postrimerías de su mandato: la conciencia de que tenemos un gran héroe, un gran personaje que pone a la frontera de Tamaulipas, como escenario de la labor precursora del movimiento revolucionario, y a un tamaulipeco en las lucha de los pueblos latinoamericanos por su liberación.
