«Aquí vive el presidente; el que gobierna… enfrente»…
Por: Vicente Hernández
“Quien al poder se acoja de un malvado, será, en vez de feliz, un desdichado”.
«Félix María de Samaniego.»
La frase del encabezado era común entre la clase política a finales de 1928, y se siguió pronunciando por algunos años más, sobre todo durante los breves mandatos de Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo L. Rodríguez, en una clara referencia a Plutarco Elías Calles, quien aun después de haber terminado su mandato en ese año, siguió manejando los hilos de la presidencia de la República, y muchos funcionarios seguían frecuentando a don Plutarco, al que aun después de haber dejado la silla presidencial, también muchos de los jefes militares, gobernadores, políticos destacados, los hombres del poder económico y demás hombres del poder político, le seguían haciendo reverencia y solicitando sus consejos, en una manifiesta demostración, que quien menos importaba era el presidente de la República en este caso Lázaro Cárdenas.
Solo que con el presidente Lázaro Cárdenas del Rio se toparon con pared, quien cansado de esa frase, y de ese intervencionismo, que frenaba su actuar para llevar a cabo su política y futuros cambios, como la expropiación petrolera, una noche mando a una partida de militares a casa del ex presidente Calles, y lo sacaron de su casa literalmente en ropa interior, lo llevaron al aeropuerto y lo expulsaron del país, pero no solamente a Calles, también a sus principales seguidores, y en una rápida acción, desaforó a gobernadores callistas, sustituyó a generales que eran afines al sonorense, y se preparó para dejar atrás el “Maximato” y asumir un verdadero liderazgo.
A 96 años de distancia, esta historia podría repetirse, ya que el presidente saliente Andrés Manuel López Obrador quiere regresar el “Maximato”, (que se refería a un “jefe máximo”) porque si nos ponemos a analizar como estará conformado el gabinete del nuevo gobierno, que habrá de regir los destinos de México por los próximos seis años, surgen varias interrogantes; ¿Cuántos y cuáles son los gobernadores propuestos por la próxima presidenta Claudia Sheinbaum?, ¿Qué papel jugó Sheinbaum en la designación del coordinador de los senadores en la Cámara?, ¿A cuántos de los que hoy son senadores impulsó para que triunfaran en la elección?, ¿Habrá en la cámara diputados federales leales, dispuestos a dar todas las luchas necesarias para sacar adelante propuestas legislativas a solicitud de Sheinbaum? Pero una última e importante pregunta ¿Acatarán ciegamente aquella instrucción de “que no se le cambie ni una coma a las iniciativas de presidencia” como cabal y ciegamente lo hicieron los diputados, (que no tanto los senadores donde no tenían la mayoría) durante el sexenio que está por terminar, y en clara obediencia a la “línea” que se marcaba desde el palacio nacional?
Con lo anterior, podemos especular que el gobierno que esta por encabezar a partir del primero de octubre Claudia Sheinbaum Pardo, va a quedar dividido a la mitad, con integrantes del nuevo gabinete presidencial, unos propuestos por López Obrador, el resto por Claudia, y lo mas importante ¿A quién obedecerán los secretarios de Economía, Semarnat, SHCP, Función Pública, Gobernación, Educación Pública, Relaciones Exteriores, y los de las fuerzas armadas? Digo, porque los que ocuparan estos cargos se dice, fueron propuestos por Andrés Manuel, esto nos llevaría a pensar que Claudia heredaría un gobierno donde la presidenta carezca de capacidad de decisión y de maniobra.
Y en este entramado político, digno de una página de libro Kafkiano, en este capítulo, la historia también podría repetirse, y que la mitad, o todo el gabinete recurran constantemente con el que realmente mandara, en busca de consejo, orientación y respaldo político, porque el proyecto de López Obrador es transexenal, contrario a lo que ha repetido durante todo su mandato de “Primero los pobres” cuando no es más que la búsqueda ambiciosa de cumplir los intereses personales, por encima del bienestar e interés público ¿Qué se va a su rancho? Es posible, pero eso no le impide que desde este tan impronunciable nombre del lugar, maneje la política y el gobierno, si es que Claudia no se rebela como en su momento lo hiciera Lázaro Cárdenas y si lo hiciera, ella tendrá la fortaleza necesaria para asumirse dignamente como presidenta de México, para dejar la frase que encabeza este texto, y quede simplemente en eso: “una frase” porque aunque López Obrador critique el nepotismo que dice existir en el poder judicial, no tiene la calidad moral para hacerlo, ya que aunque lo niegue impuso a su hijo Andrés “Andy” López Beltrán en su partido Morena como Secretario General, para un poco tiempo después, brincar a la presidencia de Morena, y de ahí, como candidato a la presidencia de la república, y ser el próximo presidente en el 2030.
En lo personal, y pienso que también en el pensamiento de millones de mexicanos, está presente el ferviente deseo, que a la presidenta Sheinbaum le vaya bien en su encomienda, y sepa cumplir cabal y patrióticamente el juramento que le hará a la Constitución y al pueblo el primero de octubre, cuando le coloquen la banda presidencial, y sea ungida como la verdadera presidenta de México.