Opinión con sentido

La Comuna

José Ángel Solorio Martínez

A una semana de que finalicen las campañas en Tamaulipas, a los ciudadanos, nos pasó de noche las propuestas y los proyectos que proponen los diferentes partidos y los múltiples candidatos que pasearon por nuestras narices.

Anduvieron por ahí, candidatos de izquierda, que nunca externaron su postura neoliberal y aspirantes de derecha, que avergonzados, no se atrevieron a decir que defienden el libre mercado –y pretenden vender los bienes públicos– para vulnerar aún más a los jodidos.

En MORENA, Olga Sosa y José Ramón Gómez Leal, se dedicaron a surfear sobre las olas de la narrativa del presidente, Andrés Manuel López Obrador y mostraron su poca sustancia y su mucha frivolidad y oportunismo. Ni por asomo, confrontaron con un panismo que está de pechito para hacerlo trizas en cualquier enfrentamiento programático.

Sosa y JR, se acogieron a la sonriente postura de llamarse lopezobradoristas y aplaudidores de Claudia Sheinbaum, para sostenerse en el primer lugar de preferencias electorales en el estado.

Los candidatos a diputados federales guindos, es lo mismo; pero empeorado.

Muchos ciudadanos, desconocemos hasta los nombres de esos osados ciudadanos.

Sin nada en el morral, confían en el efecto tsunami de Sheinbaum, más que en sus propias trayectorias.

A nivel municipal, es similar el escenario. Los candidatos a diputados locales, se han puesto a la sombra de los aspirantes a las presidencias municipales. Han holgazaneado toda la campaña, esperando que el magnetismo –y los recursos monetarios– de su compañero de partido que busca la alcaldía, los saque a flote. Que se sepa, ninguno de los pretendientes a legislador local, ha enseñado una mínima agenda parlamentaria; eso, a pesar que muchos están buscando la reelección.

Los panistas, están en igual o peor situación que los morenistas.

Los candidatos al senado, son prácticamente desconocidos. Su retórica es realmente grotesca: repiten fielmente el discurso de la candidata residencial, Xóchitl Gálvez que es realmente patético y ocurrente. No es exagerado, decir que esa fórmula, desconoce lo más elemental de la problemática regional; y no sólo eso: se aferra a un pasado tamaulipeco, que resultó desastroso y un tanto repugnante.

Así es: como parte de su agenda política, ambos, presumen logros de la administración estatal panista, que no se ven por ninguna parte.

Los candidatos azules a las diputaciones, se les vio casi nada, en sus propuestas programáticas. Quizá por pudor, quizá por sensatez, ningún aspirante al Congreso de la Unión y menos al Congreso local, sumaron a su discurso los deseos de Xóchitl de desaparecer la refinería de ciudad Madero. Y mucho menos, hicieron eco del anhelo de su candidata presidencial de eliminar los apoyos a los adultos mayores.

Y se hicieron que la virgen les hablaba, para no replicar la frase foxiana y xóchitliana:
“¡A trabajar guevones!”
A decir verdad, no sólo los partidos y candidatos son responsables de ese ambiente desdeñoso.
Hay más responsables.
Sin duda: la autoridad electoral, tiene buena parte de las culpas.
El INE y el IETAM, no sólo tienen la obligación de organizar, vigilar y calificar los comicios; son también, instituciones encargadas de promover la cultura cívica de los ciudadanos.
¿Por qué no organizaron debates en la entidad?
¿Por qué dejaron a los partidos y a los candidatos, hacer y dejar hacer?
¿Por qué han permitido que algunos aspirantes -como en Reynosa- conculquen la ley?
No sólo son ineficientes los burócratas del IETAM; también son cínicos: solicitaron un inmoral aumento de presupuesto para seguir cumpliendo con su cuestionada labor.

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