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Verde y PT; de aliados a enemigos de MORENA


Cuidado, Tamaulipas: Mario Delgado detesta al PVEM
Sentido Común
Mauricio Fernández Díaz

Ciudad Victoria.- A la llegada de Américo Villarreal a la gubernatura de Tamaulipas, impulsado por Morena, se ha presentado una insólita colaboración entre el morenismo local y el llamado Partido Verde (PVEM). Por un lado, es normal esa cercanía porque fueron aliados en la elección de 2022, que se ganó. Por el otro, pudiera ser un error que lamenten todo el sexenio, ya que los liderazgos nacionales de ambos partidos están confrontados. Esto destruiría los planes de los aliados a nivel estatal.

Américo Villarreal Santiago parece estar salado en los proyectos políticos que maneja personalmente. A él se debe el dúo Morena-PVEM en Tamaulipas; fue el responsable de meter a Marco Batarse como secretario Organización del Verde con la finalidad apropiarse de las candidaturas que pudiera pedir la militancia ecologista.

Américo junior presiente que la cúpula de la 4T tomará muchas decisiones sin consultar a los morenistas locales. Por eso apuesta a que, en el reparto con el Partido Verde, él y sus cercanos reciban algunas candidaturas a través de este segundo partido.

Visto así, el plan de Villarreal Santiago resulta coherente y adecuado a sus fines. Pero tiene mala estrella como político, y la suerte está dividiendo a estos partidos hasta el punto de que Mario Delgado ya se asquea de los verdes.

De ser amigos, el PT y el PVEM se han convertido en la pesadilla del Comité Ejecutivo Nacional de Morena; ambos se adelantaron a registrar candidatos propios en Coahuila para no formar coalición con la 4T, a pesar de no tener ninguna posibilidad de ganar la elección en ese estado. Claramente, hay trampa.

La consecuencia de esta atomización es el fortalecimiento del PRI, el partido que siempre ha gobernado Coahuila.

Muchos se preguntan cuáles son las razones del PT y el PVEM para dispersar el voto opositor cuando saben por anticipado que perderán la elección cohauilense. Casi puede oírse la caja registradora al momento de cuestionar el asunto.

El pasado 9 de mayo, Mario Delgado lamentó “las traiciones del PT y el PVEM”.

El partido del presidente López Obrador va abajo en las preferencias ciudadanas en Coahuila. Sin embargo, es el líder en el Estado de México, una entidad federativa considerada fundamental para los comicios presidenciales. Quizás debería pensar con sentido práctico y ceder el noreste al priismo, pero la 4T no quiere dar señales de debilidad y busca ganar hasta lo imposible.

Quien tiene que cargar con el fardo de la elección de Coahuila es Mario Delgado, pues ha recibido la orden de López Obrador de convencer al PT y al PVEM de renunciar a sus proyectos para sumarse a Armando Guadiana, el candidato de Morena y amigo del tabasqueño.

Pero Mario Delgado ha fracasado en su intento de convencer a Ricardo Mejía, exsubsecretario de Seguridad de López Obrador y abanderado petista, y a Karen Castrejón, la candidata del Partido Verde.

La orden de Palacio era que todas las figuras morenistas de estados cercanos fueran a apoyar al desahuciado Guadiana. Para ello comisionaron al senador José Ramón Gómez Leal, delegado de Morena en Coahuila. Incluso allá lo conocen como “el cuñado de Cabeza de Vaca”. A pesar de sus ofrecimientos, ni JR pudo cambiar de parecer a Mejía; este último insiste en que Guadiana es el verdadero candidato de Riquelme y los Moreira.

“Donde hay asperezas es con los dirigentes (del PT y PVEM) en Coahuila, porque están haciéndole el favor al PRI, están de paleros para evitar que se consolide el voto del cambio en favor de Morena y de nuestro candidato Armando Guadiana”, dijo Mario Delgado, harto del travestismo político de esas organizaciones partidistas.

Según Salvador García Soto, columnista de El Universal, los emisarios de Morena primero le propusieron puestos y canonjías a Mejía Berdeja a cambio de su declinación en favor de Guadiana. Pero, ante el rechazo de todas sus ofertas, pasaron a las amenazas veladas y a la insinuación de sacar expedientes indecorosos en su contra.

En tanto, las dirigencias del PT y el PVEM tampoco cambian de decisión y siguen adelante con sus campañas, sin la más mínima posibilidad de ganar, pero dividiendo el voto.

El resultado lógico de esta derrota cantada es el rencor de Mario Delgado hacia ambos partidos, porque sabe que el presidente se lo va a recriminar a él, no a Ricardo Mejía ni a Karen Castrejón.

Mario quisiera disciplina, cooperación, unidad, pero en Coahuila le ganaron la partida, sencillamente porque el PRI lo madrugó y arregló lo que tenía que arreglar.

Si Americo Villarreal Santiago y Marco Batarse creen que le verán la cara y que también lo manipularán, se van a equivocar rotundamente.

Pronto, la AVANZADA podría cambiar de nombre a RETROCESO.

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