Sin Filtros; por Brenda Ramos
En un intento de aprovechar su popularidad, MORENA decidió postular como candidato al «muy conocido» José Ramón, quien se presentaba como el “favorito” para ganar la contienda electoral según “sus datos”. Sin embargo, los resultados de la elección dejaron en evidencia que el candidato ni era popular ni mucho menos competitivo.
Y es que, con un triunfo paupérrimo, José Ramón se quedó «rabón» a la hora de que el pueblo respaldara su candidatura; ahí tienen a su “más conocido y popular candidato” que resultó ser una farsa al igual que la encuesta que lo ungió y que, aunque celebre que después de cuatro derrotas por fin ve la luz de una elección ganada, no significa que su victoria sea digna, al contrario, fue de pena y no de gloria, conformista y con sabor a mediocridad.
Ya que con un candidato que pintaban casi de oro, conocido, amado y querido por todo Tamaulipas y sin el exgobernador Francisco García Cabeza de Vaca amenazando con levantar, golpear, desaparecer y encarcelar morenos, era para que la votación superara a la del gobernador Américo Villarreal sin embargo no logró que ni siquiera el 15 % del padrón electoral le diera su voto de confianza.
Lo cual una vez más es una clara evidencia de que la metodología utilizada por MORENA para seleccionar candidatos, la famosa “encuesta”, no es clara, honesta ni veraz sino una rotunda farsa, por lo cual ha sido objeto de críticas y rompimientos entre la militancia por todo México.
En el caso de Tamaulipas, la encuesta supuestamente seleccionó a José Ramón como el candidato más conocido. Sin embargo, los resultados de las elecciones indican que esto no es suficiente para ganar una elección. MORENA argumenta que su método de selección elige al candidato más conocido, pero no toma en cuenta la necesidad de elegir a un candidato competitivo. En el caso de JR, su personalidad gris y su antipática conducta lo hicieron poco atractivo para los votantes.
La elección en Tamaulipas fue desinteresada y con un alto índice de abstencionismo. Probablemente será la elección más baja en la historia de Tamaulipas, y José Ramón se convertirá en el senador con menos votación en la historia del estado y/o del país. Este resultado es una consecuencia de la pobre imagen que tiene ante la sociedad, a pesar de haber estado al frente de los programas sociales.
Esto debido a que la gente primero que nada lo identifica como cuñado del exgobernador Francisco García Cabeza de Vaca y no como un militante de MORENA. Además, José Ramón nunca fue un político carismático que transmitiera poder con su presencia, por el contrario, su personalidad además de ser gris es tibia y débil, no apto para representar un estado en una cámara alta con tantas necesidades como el nuestro.
Tampoco se le conoce por su labor humanitaria y de servicio, ya que su actitud siempre fue desinteresada por los beneficiarios de los programas sociales. Parecía que los baños de pueblo le daban alergia en su muy costosa piel.
Su odio hacia la prensa también ha sido un problema. No soporta las críticas ni que se exponga como fue beneficiado durante el sexenio de su cuñado hasta amasar la enorme fortuna de hoy en día. Los medios lo han expuesto ante el presidente por señalarlo por presunto tráfico de hidrocarburos. Todo esto ha contribuido a su imagen negativa ante la sociedad y a la falta de confianza de los votantes.
La lección que queda después de esta elección es clara: la popularidad no es garantía de éxito en la política. La ciudadanía está cada vez más exigente y busca candidatos que no solo sean conocidos, sino que también cuenten con una trayectoria sólida y propuestas concretas para resolver los problemas de la región. Además de que los votantes están conscientes de que el parentesco y la cobardía le impedirán al nuevo legislador, exigir en el senado que se encarcele a Cabeza de Vaca y a sus cómplices, pues él sigue perteneciendo a ese grupo político.
Por lo que con estos resultados ni en sueños le alcanza para la reelección como senador, y a duras penas se posiciona para alcalde de Reynosa, con la gran incógnita de si lograría la victoria en la ciudad que les pertenece a los Makiavélicos.
