La Comuna
El triunfo de MORENA en el Congreso tamaulipeco
José Ángel Solorio Martínez
Triunfal jornada de la IV T en Tamaulipas. Se agenció la mayoría en el Congreso local, y con ello tomó el control de sus órganos de gobierno. En suma: el Poder legislativo, regresó a manos de MORENA. Y para coronar ese regreso victorioso, el Poder ejecutivo –a cuya cabeza está Américo Villarreal Anaya– atestiguó los cambios en un turbulento espacio parlamentario, que ha estado en disputa al menos los últimos siete meses.
El pendular movimiento al interior del Poder legislativo, hace pensar al menos en las siguientes circunstancias:
1.- La mayoría hoy en manos de MORENA, es viscosa y bivalente. Varios diputados, ayer se decían del PAN y ahora votan a favor del partido guindo; y lo mismo: algunos diputados de MORENA que en el pasado se habían pronunciado con su voto para apuntalar las iniciativas del PAN, regresaron al redil y ahora se declaran químicamente puros seguidores de López Obrador.
De otra forma: la mayoría guinda, es tan endeble como lo fue la del PAN y la inicial de MORENA.
Esa mayoría, sólo podrá presumirse, cuando esos aliados o compañeros de viaje, avalen las reformas constitucionales que la entidad requiere: Reforma al Poder Judicial, Reforma Electoral, Reforma a la Ley Orgánica de la Administración Pública y otras de igual importancia.
2.- La resistencia del PAN a abandonar las posiciones en el Congreso local, tiene una explicación: el ex gobernador, Francisco García Cabeza de Vaca, sigue manteniendo el control en el grupo parlamentario azul. El empecinamiento –una negación absurda de la nueva realidad política en el estado– del grupo encabezado por el Moyo García, no es de buscar una solución mediante el debate interno; de ninguna manera: ante el descalabro sufrido, ahora pretende ir a tribunales para dirimir una cuestión que la aritmética resuelve con simpleza.
3.- El escurrimiento de varias diputadas panistas a las posturas de MORENA en las mecánicas congresales, es una evidencia clara: existe –y actúa– un panismo que se cansó del liderazgo ejercido por Cabeza de Vaca al interior del PAN. Se nota, que algunas corrientes albiazules en Tamaulipas, decidieron deslindarse del reynosense ante el colapso de sus formas de conducir el partido y el gobierno en sus días de gobernador.
Ambas expresiones, tienen la vista puesta en el 2024.
Los dos afluentes, están ponderando el cómo actuar en estos meses previos a la elección presidencial que desatará en cascada otras candidaturas.
Es de esperarse: ningún bando, se llevará todo; a menos que se busque dinamitar lo que resta del PAN, luego de la derrota de su candidato, Truco Verástegui.
4.- No todo es belleza y aplauso para MORENA en este paisaje sociopolítico que les lanzó un guiño de alegría.
No.
El evento, hizo notar, la falta de mano izquierda del morenismo.
¿Acaso no fue una jornada ganadora para los guindos?
En general: sí.
En lo particular: la IV T, exhibió sus frágiles herramientas para suavizar ese vuelco.
No se puede actuar, como los panistas.
La política, –se sabe– es acuerdo, negociación, concertación.
El operativo de recuperación, debió ser acompañado de pactos –instrumentos sobran– para que la mayoría de los panistas, aceptaran el arribo de los lopezobradoristas a la mayoría del parlamento.
Dejar al PAN, llevar querellas a instancias impartidoras de justicia, es correr riesgos gratuitos; sobre todo, porque los azules, de eso piden su limosna: saben –su gabinete jurídico que opera desde la CDMX, es muchas veces más eficaz que el comandado por Atanasia Contreras y Cía.– que en ese terreno tienen ventaja.
Sólo hay que confiar, en que la alegre sonrisa de MORENA, no se transforme en una bofetada para la gobernabilidad de Tamaulipas.