Sin Filtros; por Brenda Ramos
El esposo de la diputada Úrsula Patricia Salazar Mojica deja entrever que la legisladora se encuentra peleando por la JUCOPO con los diputados de su bancada. Además de proyectar las ganas y hambre de poder que tiene este matrimonio por lo que sería su pase a que la sobrina no reconocida de López Obrador fuera la alcaldesa de Tampico y él su primer damo.
En sentido figurado, Juan Dionisio fue el sapo del cuento que tuvo la suerte de contraer nupcias con aquella de sangre real, pues fue gracias a la familia de su esposa que avanzó un poco en política, ya que dentro del PRI su partido de toda la vida, no destacó y nada logró más que mala fama, la cual heredó a su mujer: pedir moches y por un escándalo en Tampico en donde fue acusado de influenciar para frenar “la investigación en contra de Raúl Ángel “N”, presunto abusador de menores y colaborador del Instituto Politécnico Nacional (IPN), dónde yace la amistad con su “compadre” Juan Dionisio” (SIC).
Una servidora supone que fue el nerviosismo de que Úrsula no fuera elegida el día de mañana como la nueva presidenta de la JUCOPO lo que motivó a Dionisio a expresar la frase de mal gusto “La pelea por la JUCOPO…ha comenzado” en chat público y sobre todo en horas de oficina en las que él debía estar despachando como rector en la Universidad Tecnológica de Altamira en lugar de estar mirando su whatsapp.
Lo que llama mi atención es que el comentario fue deribado de un artículo compartido en donde se narra como en redes sociales y distintos medios informativos se señala a Úrsula de rasurarle 5 mil pesos a cada uno de los diputados por concepto de “apoyo” para el partido, puntualizando que la legisladora no había salido a desmentir dichos señalamientos.
Durante el mes de noviembre, en este espacio externamos los amargos tragos que se encontraban viviendo los legisladores que no estaban bajo la protección de Úrsula, ya que ella tiene sus favoritos, resaltando los nombres de Beto Granados el exguchopo del panista expresidiario Alfredo Biasi y Gaby Regalado, de quien cuentan me cuentan sus propios excompañeros de cabildo, no se arrastraba más porque había piso delante del expresidente otro panista Enrique Rivas.
También dijimos que el liderazgo de la “morenista por conveniencia” era inexistente pues solo veía por ella, su marido y unas cuantas migajas para sus allegados. Y aunque no lo hubiéramos escrito, es algo que se notaba, pues a la legisladora plurinominal se le dio la oportunidad por el apellido, pero resultó que al ser desconocida por el presidente AMLO, ni eso le queda ya.
Por otra parte, fue bueno ver la reacción de Dionisio, ya que algunas de mis fuentes en el sur aún recuerdan como en su juventud, la legisladora no tenía esas manías de andar en escándalos o pedir moches, en todo caso pudo haber sido la influencia de su esposo la que la fue orillando a andar por el mal camino, tipo Andrade con la Trevi.
Por lo pronto, Mañana veremos quien ganó la pelea por la JUCOPO y le agradecemos al rector de la Universidad de Altamira, que haya estado chateando en horario de trabajo y que haya mandado ese mensaje que confirma la desunión de la bancada morenista por el trato que Ursula les da, que ahora ya sabemos es por estar bajo su influencia.