Por: Mauricio Fernandez Díaz
Ciudad Victoria.-No será brillante, ni popular, ni influyente como político, pero José Ramón Gómez Leal ha hecho lo suficiente para apoderarse de las candidaturas que se jugarán en el estado en los próximos años. Esto provocará todo un armagedón en Morena, un cataclismo político que desde ahora preocupa a consejeros y militantes pertenecientes verdaderamente a la izquierda (¿o la 4T ya no lo es?). Porque el único ganón con el empoderamiento de JR es la familia García Cabeza de Vaca-Gómez.
Nadie sabe para quién trabaja, así podría titularse la victoria de Morena sobre el PAN en 2022. Desafuero, orden de aprehensión, cargos por delincuencia organizada, de todo le arrojaron a Francisco Javier García Cabeza de Vaca para sacarlo de la gubernatura. Y lo lograron; Morena ejerce ahora el Poder Ejecutivo y pronto dominará el Legislativo. Sin embargo, nadie anticipó que el panista enviaría a su cuñado como Caballo de Troya a las entrañas de la 4T para recuperar el poder dentro de seis años, aunque de forma indirecta.
Este es el temor, casi la fobia que inquieta a los morenistas por la candidatura de Gómez Leal, un aventurero político por dónde quiera que se lo vea, ayer candidato del PAN a puestos de elección en Reynosa, hoy candidato de Morena a la senaduría extraordinaria en Tamaulipas. Esta inclinación pasa por virtud a los ojos de ciertos personajes, pero choca de frente con los principios de Morena y su concepto de política de “hacer el bien al prójimo”, que es casi religioso. Claramente, la idea de JR es hacerse el bien a sí mismo y a nadie más.
Y bajo esa idea, Gómez Leal ha preparado todo para gozar su senaduría hasta la última gota, pero no para terminar en 2024, como creen otros aspirantes en Morena, cuando se vuelva a elegir al Congreso de la Unión. En absoluto. JR va por la reelección en 2024 y sería, de facto, senador de 8 años.
Con esto le damos una mala noticia a los auténticos líderes de la 4T que trabajan, resisten grillas e impulsan al partido con su desempeño, personas como Mario López la “Borrega”, Adrián Oseguera o José Braña, por citar algunos. Al parecer, sus esfuerzos para ser tomados en cuenta en 2024, cuando deba jugarse nuevamente el escaño, serán en vano. Allegados a JR afirman que ya tiene asegurado el derecho a reelegirse, pase lo que pase.
Para ser sinceros, no nos sorprende este descubrimiento. Desde su entrada a la Cuarta Transformación, cundió la especie de que el cuñado de García Cabeza de Vaca había comprado su “cargo” en la administración federal. Para ser recibido con los brazos abiertos y haber sido el súper delegado de los programas sociales en Tamaulipas, nada más poner un pie, solo podría lograrlo pagando. Esta idea se ha reforzado con el tiempo después de oír que en otros estados también acusan a Mario Delgado, el líder de Morena, de vender candidaturas.
Pero si esto es malo, la segunda fase del proyecto de JR es aún peor: ser el candidato a la gubernatura en 2028, le guste o no a los militantes morenistas, igual que ahora.
Gómez Leal parece avanzar en un Fórmula Uno en la política. Vaya, no ha pasado ni un semestre del gobierno de Américo Villarreal y ya quiere tomarse una fotografía como candidato a la gubernatura. Sobra decir que tampoco respetará al doctor para hacer esto. De ese tamaño es el engreimiento del cuñado cabecista. A ver si este piloto correlón no termina estrellado.
Por lo pronto, Mario Delgado ya la cumplió el primer capricho que hubiera merecido más otro militante: ser el candidato a la senaduría vacante. De hecho, es el segundo capricho, pues antes le concedieron la superdelegación.
Solo Dios sabe la magnitud del “favor” o del “precio” pagado por JR a la 4T para recibir tantos beneficios, viniendo del PAN y de la familia García Cabeza de Vaca-Gómez.
Y de este modo, como el titeretero que mueve los hilos fuera del escenario pero domina la historia, Francisco García Cabeza de Vaca volverá a plantar sus reales en Tamaulipas, a través de personeros, en el 2028, pues no se ve quién le pueda quitar las preferencias a Morena en la entidad, al menos en este momento.
Este exagerado futurismo político tiene el inconveniente de mostrar, en los hechos, que el señor Gómez Leal es impulsado por alguien para escalar rápido en la política estatal con los colores de Morena. Como si, en efecto, hiciera válidas algunas garantías que la gente desconoce.
Pero el futuro no está escrito en piedra, ni los planes suceden con la misma facilidad con que llueve de arriba para abajo. El camino es aún muy largo para este velocista, y todo puede pasar. De momento, es preocupante que le concedan todo lo que pide, sabiendo que la sangre llama, y que pudiera haber impunidad para los corruptos del periodo 2016-2022.