Política

La Comuna

Reforma al Poder judicial, el centro de la transición

José Ángel Solorio Martínez

La Directora Jurídica de la administración estatal que encabeza, Américo Villarreal Anaya, licenciada Atanasia Contreras, lejos de agarrar a la vaca por los cuernos, la está tomando por la cola; es decir: inició sus asignaciones al revés.
Sí.
Resulta que hace unas horas, levantó diferentes comentarios –unos elogiosos, otros escépticos y algunos más burlones– por el anuncio que hizo: va por el ex gobernador, Francisco García Cabeza de Vaca.
En otras palabras: la valiente dama, dio a conocer que hará ver su suerte al ex gobernador, por las investigaciones penales que ella coordina.
Ni más ni menos: amagó con meter en chirona al reynosense.
Protagónica como lo es, ambiciosa como lo sigue siendo, aspira a colgarse esa medalla que a todo abogado proporcionaría irrefutables medallas para su carrera político-judicial. Sobre todo, cuando insiste en llevar a un personero suyo –de ella– al frente del Poder judicial tamaulipeco.
¿Porqué se afirma, que comenzó a contracorriente su tarea de indagadora de los estropicios con los fondeos públicos a Cabeza de Vaca?
Por una razón sencilla: ¿qué Magistrado –o juez– del Supremo Tribunal de Justicia local, se atrevería a llevar a la silla de los acusados a CdeV?
Otra: ¿Qué juez, le negaría un amparo al ex gobernador?
Y el más enredado dato: ¿cómo se lo traerían –aseguran que allá reside– de USA, –como se sabe, es american citizen– en el remoto caso de que los cargos resulten en delitos a probar?
Lo más correcto; lo más sensato; lo más prudente, –es decir: empezar por donde se debe, para obtener lo que se quiere– hubiera sido crear las condiciones jurídicas para juzgarlo: una profunda y progresista reforma al entramado jurídico sobre el cual se mueve el Poder judicial, que lo ha convertido en un ente faccioso y distribuidor de inequidad y de injusticia en los tribunales de la región.
¿Impartir Justicia, con una red de juzgadores venales?
¿Se puede dar a cada quien lo que le corresponde, desde leyes –y sus aplicadores– hechas para beneficio de las élites?
(La creación de la Súper Fiscalía, es una prueba de ello).
La abogada Atanasia, no sólo pretende poner la carreta delante de los bueyes; también, es una soñadora que piensa llevar ante los jueces a CdeV y socios, para que paguen por sus excesos.
¿Porqué no, generar las condiciones para que el Poder judicial se reforme y cambiando, pueda operar con justicia, imparcialidad, ética, certeza y expedita tersura?
¿Se puede enfrentar a los ladrones que saquearon el estado, con la Fiscalía anticorrupción en manos de personal con una moral del árbol del Alazán Tostado?
En la emoción del cargo, la licenciada, Contreras, no se ha percatado que la premisa para avanzar en el obligado desmantelamiento del viejo régimen, primero se tienen que construir las dentaduras necesarias y apropiadas para ello.
De otra forma: la reforma al Poder judicial, sería el inicio real de la transición tamaulipeca.
Valdría la pena, convocar a un foro de jurisconsultos para dar comienzo a uno de los vuelcos constitucionales más apremiantes para la sociedad tamaulipeca: la del pútrido y fétido, Poder judicial tamaulipeco.
Sin la revocación de los aparatos que generaron la cultura jurídica –del cochupo, del huizacheo, de la transa, del nepotismo– que ahora caracteriza a uno de los Poderes más sucios en la comarca, será imposible que veamos escenarios amables en la administración de la justicia.
Con los colmillos que ahora muestra Atanasia, sólo hará –esperaríamos miles que no– el ridículo con los rateros de cuello blanco –como el referido–. Y provocará, algo que la mayoría, deseamos no ocurra: extenuar aún más, el gobierno de la IV T en Tamaulipas.

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