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Se esfuma el miedo a Cabeza de Vaca y se queda el PAN sin gente

Por:Mauricio Fernández Díaz

Ciudad Victoria.- En las últimas horas han ocurrido tremendos sucesos en el ámbito político que ponen a cualquiera a reflexionar sobre lo efímero del poder: un presidente destituido y encarcelado, un gobernador fallecido un día antes de presentar su informe, un aspirante favorito del régimen que pierde la candidatura. De esos eventos un tanto lejanos pasamos a Tamaulipas y nos sorprenden otras novedades: tres diputadas locales del PAN eliminan el blindaje a las Comapas ordenado por Francisco García Cabeza de Vaca. Pensábamos que nunca llegaría este momento, pero se acabó el poder real del reynosense.

El sexenio de García Cabeza de Vaca como gobernador de Tamaulipas se caracterizó por su estilo dogmático y unipersonal, desplazando tanto a morenistas como a panistas con el mismo desprecio, ya que desconfiaba de todos, sobre todo de los panistas, aunque parezca increíble.

Él sabía que la auténtica militancia no lo quería, que se había impuesto en Tamaulipas por negociaciones con la cúpula nacional del partido. Apenas juró como gobernante hizo una “limpia” del comité directivo y, principalmente, del consejo estatal, a manera de los soviets rusos, para tener incondicionales a sus órdenes. Luego tomó una decisión que provocó el odio de los verdaderos panistas: puso el partido a disposición de su hermano, Ismael García Cabeza de Vaca, actual senador, quien anda por la vida como sombra de Francisco.

De ahí en adelante, la vida política de Tamaulipas dependió de su humor y sus gustos, nunca de la razón, menos aún de los principios de Acción Nacional, que lo obligaban a ser demócrata y a privilegiar el diálogo. García Cabeza de Vaca exilió de su propio partido a figuras como José Julián Sacramento, Carlos Canturosas y Lety Salazar, a pesar de su lealtad y trayectoria panista. En cambio, se empeñó en apoyar a Gerardo Peña, Pilar Gómez y Jesús María Moreno, incorregibles perdedores de elecciones. Lo hacía, simplemente, como una demostración de poder.

El exilio o la fiscalía, tal era el destino para el panista que lo encarara o se rebelara. Al periodo político de 2016 a 2022 se le designó cabecismo por el gobierno egocéntrico que debieron sufrir los tamaulipecos, incluidos los albiazules. La diputación local del PAN fue seleccionada personalmente por él con el fin de asegurar su obediencia y que despacharan leyes a su favor, pero algo salió mal, y su control se ha debilitado.

La sesión del 12 de diciembre en el Congreso del Estado fue casi un milagro guadalupano para Morena y sus aliados. Necesitaban dos votos para derogar las leyes aprobadas para beneficio de García Cabeza de Vaca, ya que el PAN y sus aliados imponían su mayoría. Pero, ¿como lograrlo con 17 votos? La respuesta fue sorprendente: tres diputadas panistas apoyaron la propuesta de la izquierda y se consumó la hazaña: rompieron el candado cabecista de la Ley de Aguas de Tamaulipas, que regula las Comapas u organismos de agua potable; les devolvían su condición de entes municipales y reconocían la facultad del gobernador de nombrar al gerente general.

Antes de dejar el poder, el panista conspiró para que no sustituyeran al gerente general de Comapa Tampico sin la aprobación de la mayoría Legislativa, confiado de controlarla con ayuda del PRI. Parecía un plan genial, el crimen perfecto, pero tres mujeres panistas le dieron la espalda.

Ellas fueron Sandra Luz García Guajardo, Linda Mireya González Zúñiga y Nora Gómez González. Mujeres, lo que aumenta su significado. Cabeza de Vaca ya no las intimida. Eso no impidió que reclamara a Sandra Luz García Guajardo su desobediencia. “Esta señora ya sufre de demencia política”, publicó el reynosense en su cuenta de Twitter, que reposteó de una cuenta anónima.

En otro momento, hace un año o menos, sus palabras habrían conmocionado al destinatario, quien entendería lo dicho como una amenaza. Pero algo ha cambiado, algo se ha movido.

Y tan rápida como la luz, la Comisión Estatal del Agua, horas después de derogada la reforma, destituyó a Gabriel Guerra de la gerencia general de Comapa Tampico, y nombró a Francisco José González Casanova como nuevo titular. Guerra había llegado con apoyo del PAN y, por su parentesco con Cabeza de Vacas, se
le consideró un usurpador, cuyo único propósito era desviar recursos para el exmandatario, para su campaña a la senaduría y para sus ataques contra la 4T y el gobernador Américo Villarreal, de acuerdo con una denuncia de la legisladora Úrsula Mojica.

En las últimas horas del miércoles 14, la 65 Legislatura votó por la integración de la Comisión Permanente, y Morena recuperó esta posición. Lo hizo con 19 votos a favor y 16 en contra, todos del PAN, es decir, un panista apoyó otra vez a la 4T, pero lo hizo por cédula y la identidad se resguardó.

De este modo, se apaga la fuerza de Francisco García Cabeza de Vaca dentro del PAN y dentro de Tamaulipas. Se la hizo a mucha gente y el karma pisa sus talones. Sin embargo, aún no hemos visto todo. Viene ahora la elección extraordinaria de senador. Por desgracia, habrá polarización para rato.

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