Por: Mauricio Fernández Díaz
‘Infestan ratas priístas Ayuntamiento victorense’, claman en redes sociales
Ciudad Victoria.- Si alguien tenía alguna duda sobre el poder de las redes sociales para presionar al poder político, si alguien creía intocable la imagen de personajes públicos o altos funcionarios para imponer decisiones odiosas, que vea cómo acabó el plan de cobrar la licencia de funcionamiento en Ciudad Victoria, repudiada por comerciantes y pequeños emprendedores. Aquel que se sienta omnipotente o que lo puede todo, le convendría poner sus barbas a remojar.
Asesores del tercer mundo, ondeando la vieja bandera “el poder se ejerce” como si estuviéramos en 1968, casi arrojan al precipicio a la administración municipal. La capital tamaulipeca recibió un bombardeo de reproches en redes sociales por su deseo de aumentar los ingresos vía impuestos y tarifas. Mal aconsejado, el municipio los ignoró por unas semanas, hasta que alguien de más arriba les dijo “Basta”.
Esa voz de las alturas fue la única que los hizo entrar en razón, pero fue una reacción al descontento social causado por los aumentos. Es decir, las protestas virtuales en internet sí funcionan.
La cúpula de Morena Tamaulipas, alineada con la Comité Ejecutivo Nacional, llamó al Ayuntamiento a retirar dicho de la Ley de Ingresos enviada al Congreso del Estado debido a la agitación que levantaba a alrededor. Se acerca la elección extraordinaria de senador en la entidad, y el peor inicio para una campaña es cargar con el encono ciudadano. Morena no puede aceptar la etiqueta de ser un partido contra la población o que desoiga a las personas, y esa era la imagen que estaba causando la iniciativa de Ciudad Victoria. Fue necesario pedirle de manera directa que cancelara el cobro.
Subestimar el impacto de las redes sociales puede costarle demasiado a un gobierno, y es de sabios aceptar esta nueva realidad, pues no está reñido el papel de la autoridad con la democracia directa que tutela el internet. Se publica lo que se siente y lo que se piensa sin importar a quién le duela.
Solo entran en conflicto estos valores cuando un funcionario, precisamente, minimiza las nuevas plataformas digitales. Eso le sucedió a Francisco García Cabeza de Vaca al año y medio de gobierno, en 2017. Había recortado drásticamente el gasto de difusión con el argumento de que ya “nadie sigue los medios de comunicación”. Pero los medios estaban ahí, adaptados ahora a las nuevas tecnologías y acercándose a las audiencias globales. El reynosense pagó carísimo su incredulidad y a partir de 2018 su imagen fue decayendo; solo resistió la prueba de 2019, cuando el PAN ganó 21 de 22 distritos que forman el Congreso del Estado. Después de esa fecha, todo fue derrotas, escándalos, investigaciones judiciales y hasta desafuero. Y no hubo quien metiera un dedo por él, salvo sus secuaces.
El plan de cobrar la licencia de funcionamiento a los negocios de Ciudad Victoria nació con mala estrella desde el primer día. “Impagable, no tenemos ventas”, expresó el sector empresarial. Formaron una barrera contra el impuesto los señores Mario Flores Pedraza, Eduardo Salman Orozco, Rodolfo Martín Terán y David Canales, dirigentes de Coparmex, Canaco, CMIC, y CANIRAC, respectivamente. Nunca se mostraron hostiles ni lanzaron declaraciones histéricas contra el Ayuntamiento; más bien, presentaron argumentos razonados, análisis de mercado y estudios económicos. No desconocían el problema de la falta de recursos del municipio, pero necesitaban explicar el problema económico suyo.
Prudentemente, el alcalde Lalo Gattás Báez se reunió con ellos, dialogaron y se comprometieron a buscar una salida justa. Esta fue, en verdad, la puerta que abrió la solución al conflicto, y el cobro se desechó.
La nueva bola de nieve que se precipita sobre Ciudad Victoria la empujan los cambios de funcionarios municipales que se han aprobado. Antaño, quienes cuestionaban estas designaciones eran los partidos políticos y algunos sectores de la prensa escrita y, aunque pudieran sacudir a la sociedad, pasado un corto tiempo, se olvidaban. Pero a las redes sociales no hay poder humano que las frene y se han volcado a exhibir a los personajes invitados a gobernar.
Marchan a puestos de primer nivel en Ciudad Victoria Jorge Vela, Jorge Tinajero, Eliseo Castillo, Hugo Reséndez Silva, Roberto Huerta Ramos, todos del PRI perdedor o saqueador de Egidio Torre y Eugenio Hernández. Como la política es la actividad profesional y social más importante de esta capital, el victorense tiene buena memoria de la gente que ha ocupado cargos altos, y no olvida las ofensas y abusos que cometieron o, bien, reconocen a quienes sirvieron con integridad. Ninguno de los mencionados arriba ha merecido el menor reconocimiento de parte del ciudadano, porque justamente creyeron en una nueva forma de gobernar, en una transformación, pero les dieron chatarra por joyas.
Casas, viajes, propiedades, fotos de amantes y confidencias de perversiones sexuales, son historias que se comparte de ellos en grupos de whatsApp y otros. Las revelaciones íntimas salen sobrando; lo que está por publicarse son los testimonios de la corrupción que cometieron.
Ahora bien, no habiéndose empachado con los designados, el gobierno municipal acaba de invitar a los también priistas José Hernández Cuesta y Ricardo Gómez Piña a la administración, otra bofetada a los victorenses que votaron por la transformación, no por la regresión.
Este elenco de exfuncionarios del PRI será una carga pesada para un gobierno municipal que aún cuenta con respaldo ciudadano, ya que Lalo Gattas se identifica plenamente con la cultura victorense a diferencia de Pilar Gómez, la alcaldesa precedente, a quien no bajaban de usurpadora.
Las redes sociales, la comunicación móvil, la experiencia digital, estas nuevas tecnologías ya se echaron encima del municipio por refugiar a esta plaga. Los llaman “ratas”, pero es injusto comparar a los roedores con ellos.
Esta decisión traerá consecuencias en 2023 y, sobre todo, en 2024.